jueves, 13 de enero de 2011

MORNING GLORY

Harrison Ford, Rachel McAdams y el director Roger Michell han presentaron este jueves 13 de enero en el hotel VillaMagna su nueva película, “Morning Glory”. Roger Michell cocina aquí un salpicón con elementos conocidos y resultones para preparar una buena comedia que funciona a momentos. Esto es parte tanto de un guión que en algunos momentos funciona de forma desternillante y agradable, pero que se vuelve inconsistente y sensibleramente facilón en otros tramos que le desvirtúan un poco, y de unas grandes interpretaciones, sobretodo en el caso de una gran Rachel McAdams, que en persona enamora todavía más que en pantalla.

“Morning glory” cuenta la historia de una productora de televisión (Rachel McAdams) que es despedida de forma repentina de su trabajo, cogiendo los informativos de la mañana de una cadena menor, tarea para la que contará con el reputado reportero Mike Pomeroy, que hará lo indecible para cobrar haciendo la vida imposible a sus compañeros. La narración bucea en el mundo de la televisión en general, y de la producción de informativos en particular, de una forma desenfadada y autocrítica, con algunas autoparodias y excesos que se consienten en parte gracias a unos diálogos en su mayor parte ágiles e inteligentes, y a las grandes interpretaciones de los actores que aparecen en la película. Rachel McAdams es el gran acierto de ésta, ganándose su papel de una forma que pudiera conseguir que veamos la película solo para deleitarnos con su interpretación, como da vida a un personaje vitalista, fresco, con su punto torpe entrañable y que derrocha alegría por los cuatro costados. Como contrapunto, tenemos a un Harrison Ford que sigue la estela del Jack Nicholson de “Mejor imposible” con un personaje repudiable, huraño y poco sociable. Diane Keaton ejerce de antítesis total a éste último, en uno de sus papeles más alocados y desenvueltos, soltando todos los complejos que podría tener una actriz de su edad y su reputación para regalarnos una interpretación demencialmente liberada.

Se me queda un poco pastelón el desenlace esperado y facilón, haciendo tambalear un poco el personaje de Harrison Ford, con un cambio de ruptura en su forma de ser menos gradual y justificado que el del personaje por ejemplo de Jack Nicholson. Como elementos reprochables se puede mencionar el elemento romántico, que despista a veces de la trama central y que contribuye intermitentemente a la emoción general, con el personaje de Patrick Wilson, que parece no encontrar su sitio justo en el film. Por otro lado, otro elemento negativo que señalar es el uso de una música bien elegida, pero en unos tonos demasiado elevados que chirrían en la narración y a veces de forma muy gratuita. Por lo tanto, buena comedia resultona a momentos que en su cómputo general deja un buen sabor de boca.

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