"Madre e hijo" es un retrato simple, pero a la vez profundo y desencarnado, como ya su mismo título indica, sobre las simples relaciones humanas que a veces no son tan sencillas como podrían parecer en un simple vistazo. El director Calin Peter Netzer nos propone aquí un duelo a sólamente dos bandas, dónde ni siquiera amigos, o el padre entran en juego: la historia narra la condición neurótica de una madre controladora, que no entiende las relaciones fuera de la eterna lucha de poder, dónde uno tiene que quedar por encima y otro por debajo. El detonante es el homicidio involuntario de un niño pequeño a cargo de su hijo único, lo que desatará todas las armas de madre para defender a su retoño como ella cree que es la mejor manera. En el retrato, podemos ver su espejo en el hijo, que ha adquirido inevitablemente ciertos caracteres de su madre, y la impertérrita mirada del marido bloqueado, que asiste impotente ante este duelo de titanes.
El dibujo interpretativo de Luminita Gheorghiu es excelente, componiendo a una madre calculadora, absorbente e instigadora que quiere controlar todos los aspectos que se mueven a su alrededor, como una araña lo hace con su telaraña, bajo el pretexto del amor incondicional de un madre, y acrecentado esto por la ambientación de la clase social -alta- en la que se mueve. La narración se mueve lenta, cediéndole toda la importancia a esta actriz y al personaje, ya que el hijo a pesar de ser la otra parte del duelo, sólo funciona como espejo y motor de la acción. Los momentos de dolor son reales y bien trabajados, lo que denota una gran pericia por parte del guionista Razvan Radulescu, tan sencillos como potentes, utilizando unos movimientos de cámara sobrios, que descargan la intensidad a golpetazos desde la lentitud y el ritmo pausado. Mi puntuación: 6,5 sobre 10. "Madre e hijo" se estrenó en varias salas este miércoles 21 de mayo y en las restantes hoy 23 de mayo.
