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martes, 14 de octubre de 2014

TORTUGAS NINJA

La ciudad de Nueva York se encuentra bajo la amenaza de una organización conocida como el Clan del Pie, unos terroristas que se encontrarán con la respuesta de unos justicieros poco convencionales salidos de un experimento genético años atrás. La reportera April O’Neil (Megan Fox) se topa con estos héroes y se une a su cruzada.

El director Jonathan Liebesman se encarga de esta nueva versión de las Tortugas Ninja, una película llena de estereotipos y sin ninguna novedad respecto al género de superhéroes tan habitual en la época reciente. Especializado en superproducciones con gran peso de los efectos especiales generados por ordenador, la presencia de estos en “Ninja Turtles” es tan abusiva que por momentos parece estar viendo una película de animación más que una de acción real. Tanto las Tortugas, su maestro Splinter y el villano Shredder son íntegramente digitales en todo el metraje, viéndose poco trabajados para la inversión con la que cuenta el film y que se basa estrictamente en la acción de estos. El esquema básico de personajes con superpoderes que deben enfrentarse a un enemigo al que nunca acaban de derrotar del todo se repite aquí otra vez como ya hemos podido contemplar en demasiadas películas del subgénero. El equipo de justicieros cumple todas las características del nombre original, son tortugas, mutantes, ninjas y adolescentes pero en esta versión se les ha añadido un componente de aspecto que además las hace comportarse como afroamericanos cayendo en prejuicios absurdos. La infantilización de la cinta es muy clara, aunque los chistes y algunas situaciones humorísticas son lo que salvan al producto.

Las Tortugas Ninja surgieron en el mundo del cómic en el año 1984 creados por Kevin Eastman y Peter Laird como una parodia de Daredevil, desde entonces han visto toda una serie de adaptaciones a distintos medios. Unos personajes nombrados a partir de los cuatro grandes maestros del Renacimiento, Leonardo, Donatello, Michelangelo y Rafael combaten a los criminales con la técnica del ninjitsu impartida por su maestro. El gran éxito de esta línea se obtuvo gracias a la serie de animación surgida a finales de los años ochenta y que se mantuvo una década en pantalla, y a la triología de películas que se estrenaron entre 1990 y 1993. Tras cambiar los derechos de manos varias ocasiones, acompañados de intentos de relanzar al grupo en diferentes series de televisión y la versión cinematográfica de animación del año 2007, ahora nos llega este reboot con una clara idea de ser la primera de una serie de películas que expriman la franquicia. Mi puntuación: 5 sobre 10. “Ninja Turtles” llega a las salas el viernes día 17 de octubre.

martes, 7 de junio de 2011

"LA VUELTA DE ALEXANDER MAHONE"


El titular de esta entrada tiene cierta trampa. No. El personaje de la serie Prison Break no ha vuelto a aparecer en televisión ni en el cine, tal como hicieran con el personaje de Theodore Bagwell incorporándole en un capítulo de la serie “Breakout Kings” este mismo año, y del que ya se escribió una reseña en su momento. Sin embargo, se ha dado un caso curioso en el que William Fichtner ha desempeñado un papel con un espíritu muy similar al que desempeñara en dicha serie, pero con ciertas connotaciones que me han resultado sugestivamente curiosas.

Estoy hablando de la película “Furia ciega” (cuyo título original es “Drive angry 3D”, otro caso de la “originalidad” española para traducir títulos extranjeros), estrenada este 2011 y en el que el actor interpreta uno de los personajes protagonistas del film. William Fichtner da vida de nuevo magistralmente, siendo claramente uno de los puntos fuertes de la producción, a un inquietante, visceral y violento agente del FBI con muchísima clase, pero con una cierta peculiaridad que le diferenciaría de su Alexander Mahone de “Prison Break”: es un funcionario del infierno.

La película comienza de alguna forma en una clave medianamente realista dentro del género con el que nos encontramos (si pasamos por alto las espectaculares e imposibles persecuciones, peleas, luchas con disparos y escenas de acción inverosímiles y divertidas a partes iguales), pero desde el momento en que vemos al personaje de Fichtner salir de un coche que acaba de caer por un barranco sin un rasguño, y al personaje de Nicolas Cage sobrevivir a un disparo en su ojo izquierdo, se nos revela que en esa tierra que ha creado la narración se encuentran dos personajes venidos del inframundo: uno en busca de venganza por la muerte de su hija y otro como un simple y dotado funcionario que debe ocuparse de controlar a este primero y de algunos asuntos colaterales. Este es el personaje de William Fichtner: un hombre impoluto, de traje inmaculado y de apariencia tranquila, pero que es capaz de transformarse en un arma de matar con una sencillez y elegancia inusitada, haciendo gala de unos grandes reflejos tanto gestuales como cinéticos, que combinado con el estilo de su interpretación nos hace recodar a cualquiera de los protagonistas de Pulp Fiction (Samuel L.Jackson o John Travolta) pero con el elemento añadido de que acaba de salir del infierno y está de vueltas a todo. Un personaje para el que lo posible y lo imposible es fácil, es una rutina y se nos presenta de esta manera. Si no nos tomamos muy en serio de la película, ya que ni ella misma lo hace, podremos disfrutar de un Nicolas Cage con peluca interpretando las escenas de acción más inverosímiles, macarras y desenfadas que el film nos puede aportar; así como de la interpretación de William Fichtner, metiéndose en la piel de una versión mejorada e infernal de su Alexander Mahone de “Prison Break”. Dad una oportunidad a “Drive angry 3D”.


martes, 14 de octubre de 2008

PRISON BREAK

Después de este, aproximadamente, primer tercio de temporada se puede decir que la serie se ha reinventado por completo, algo que llevaba demandando desde la pasada temporada y que los productores parecían tener miedo de ejecutar. Esta visión radicalmente nueva de concebir la serie le ha dado nuevos aires al producto, a consta eso sí de varias elipsis tramposas y cogidas por los pelos como la fuga de T-Bag, Bellick y Sucre de la prisión de Sona (que hasta hace dos días era inexpugnable) o la 'resurrección' de Sarah sin una nimia explicación. Una víctima más de todo esto ha sido el personaje de Whistler (Chris Vance) del que poco se ha profundizado y fulminado en los primeros compases. Éste último ha dado el testigo a dos personajes carismáticos como son el agente Don Self (una grata sorpresa, ya que hasta ahora 'buenos y malos', defensores de la ley y violadores integrales o coyunturales de ésta, siempre habían tenido un marcado lado oscuro, y éste se nos presenta como alguien muy puro y casi cómico que se tiene que hacer cargo de una gran responsabilidad y unos riesgos enormes) y el asesino en serie Waytt (un personaje potente del que casi nada se sabe y que cada vez que aparece nada bueno parece augurar a nuestros protagonistas). La trama aún habiendo renovado completamente la serie se asemeja más a la segunda temporada (nunca podrá llegar al nivel de la primera, algo que a veces se vuelve en su contra y las audiencias parecen refrendarlo) y aunque ya estamos al tanto de las cualidades intelectuales de Scofield hay lugar para la sorpresa aunque de forma más comedida y fraccional. Ésto es, teniendo como referencia esta primera temporada en la que la misión era de aspecto global (escapar de Fox River), ésta se nos presenta como una sucesión de hazañas en las que las dificultades que se les presentan en su contra llegan en algunos casos al nivel de supuesta insalvabilidad de la primera campaña. Otro punto a favor en el desarrollo de la narración es ver otra vez a casi todos los protagonistas involucrados en una misma trama y que tendrán que aprender a convivir como ocurría en la excepcional 1ª temporada, un recurso de contraposición-interacción de personalidades que se había perdido en las dos anteriores. En torno a los personajes hay que resaltar la parca definición con la que se ha encasillado a alguno de los protagonistas como el informático (el graciosillo que está obligado y de vuelta), Scofield (el que tiene siempre la idea correcta en la ejecución del plan), Lincoln (el bruto, el brazo ejecutor), Sucre (el leal) o Bellick (el eternamente dudoso). Establecer por encima de todos el personaje de Mahone (William Fichtner), sin duda el más completo y que está adquiriendo una dimensión de protagonismo bien merecido por medio de sus características ya conocidas como personaje de la trama involucrado por la extorsión sobre su familia y por otro lado un ahondamiento en su lado más humano que resulta inusitadamente creible gracias a una excelente interpretación. Caso a parte es el de T-Bag (Robert Knepper). un personaje a la altura del anterior, muy bien dibujado y cariñosamente odiable, pero que desde la segunda mitad de la 2ª temporada parece no tener un sitio claro en el argumento global y los guionistas parecen hacer malabarismos para mentenerle de alguna forma en lo alto del reparto. Otro acierto me parece la exclusión completa del hijo de Lincoln (Marshall Allman), ya que ha dado todo lo que podía dar de sí y volver a incluirle supondría tener que volver a redundar en su ciclo narrativo (secuestro/situación de peligro), aún con el añadido de haberse llevado con él al personaje de Sofía Lugo.

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