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miércoles, 4 de septiembre de 2013

FINAL DE "FRÁGILES"



“Frágiles” llegó a su fin finalmente con el episodio octavo de esta segunda temporada, con Telecinco decidiendo días antes su no-renovación y apostando por emitir los dos últimos episodios seguidos la noche del lunes 2 de septiembre. La serie, llevaba tiempo dando muestras evidentes de su progresiva bajada de audiencia, pero también de la incapacidad de renovarse y de superar sus hándicaps en una supuesta tercera temporada.

Esta ha sido claramente una temporada más floja que la primera, perdiendo parte de su frescura y de su esencia. La clave de su bajada de calidad en mi opinión ha estribado en las relaciones sembradas entre sus protagonistas. En esta temporada, se optó por cambiar la estructura de los capítulos, que por un lado serían más largos que los de la primera. Empezábamos así con una elipsis temporal de casi un año, dejándonos unas piezas en el tablero que no sabíamos como habían quedado como habían quedado: a través de flashbacks, los guionistas nos irían desvelando qué causas y situaciones habían llevado a los personajes hasta el momento en el que estaban. Hablamos por un lado del triángulo entre Pablo, Ana y Teresa; pero también del embarazo de Lola cuando hasta hace un poco era incapaz de verse tocada. Esto, les permitía tener un universo más amplio que explorar, que ya no solo se limitaba al caso particular por capítulo y a sus dos pacientes estrella –Lola y Teresa-; sin embargo, no siempre era interesante lo que nos contaban.

En esta necesidad de alargar la duración, encontramos que el mayor error de la serie fue liar hasta lo indecible las relaciones entre los personajes protagonistas, introduciendo incluso más cabos en el nudo ya de por sí complejo, presentándonos desde el principio al personaje de Mario (Ginés García Millán) que estaría vinculado tanto con Pablo como con Teresa. En este nuevo cuadro, Pablo tenía tres pretendientas (Teresa, Ana y su hermana Pilar), pero ahora Mario se convertía en la pareja de Teresa, haciendo una suerte de quintángulo amoroso. Por si esto no fuera ya suficiente, a mitad de temporada se introducía otro nuevo personaje femenino vinculado en el pasado con los dos amigos, con una hija de regalo, que era resultado de un escarceo amoroso con Mario. Todo demasiado rocambolesco, demasiado embarrado, demasiado telenovelesco, demasiado rizar el rizo. Mario no nos importa tanto como los guionistas creen, pero quizás Pablo tampoco. Hay que crear un universo que te permita desarrollar tramas, pero no a costa de añadir capas y capas sin sentido.

Por último, uno de los elementos que también perdieron su fuerza fueron los casos clínicos como tal. Ya mencionamos que cada vez les costaba más justificar que ciertos pacientes fueran a ver a Pablo siendo fisioterapeuta y no psicólogo, algo que se notaba cada vez más y que mermaba la verosimilitud de sus argumentos, además de que las dotes del protagonista excedían las propias y pasaba a ser a la vez policía, consejero y amigo de casi todos sus pacientes: un truquito que se perdonaría de ser los casos interesantes. Sin embargo, los de esta temporada, a excepción de la pareja de ancianos y tal vez el del hombre que creía que su mujer la seguía esperando en una nave alienígena, han carecido prácticamente de interés y han sido mucho más llanos que lo que nos tenían acostumbrados. La lista de cameos ha sido igual de imponente que en la anterior temporada (Juanjo Artero, Patricia Vico, Antonio Molero, Cristina Castaño, Malena Alterio, Miguel Rellán…), sin embargo, la empatía con dichos casos por parte del espectador ha sido más limitada.

El último capítulo, por fin, se permitió incluso una concesión musical que me sorprendió gratamente, y nos ofreció un episodio tremendamente sentimental, sacando mucho partido emocional al personaje de Lola, y totalmente centrada su trama en la situación crítica de Pablo. Tenía este un marcado aroma a final de temporada, que quizá los guionistas habían dispuesto por si no se producía la renovación. Pablo, estaba teniendo una especie de redención en la que comenzaba a hacer todo lo que no había hecho durante la serie: decir de forma clara lo que sentía a sus seres queridos. Sin embargo, cuando nos aproximamos al final, cuando Pablo entra en quirófano, vemos que no, que se trata de un final de temporada pero no de serie, ya que todas las tramas quedan abierta. Tenemos ese monólogo típico del protagonista, la aparición de Jose en el hospital, la incertidumbre de cómo irá el juicio de Lola para quedarse con su bebé, la duda de si Pablo sobrevive… Total, otra serie que acaba sin pena ni gloria, perdiendo la química que sí consiguió la productora con el espectador en “La pecera de Eva”.

miércoles, 12 de junio de 2013

MENÚ DEGUSTACIÓN



Hace un año, inmediatamente antes de su ruptura, Marc (Jan Cornet) y Rachel (Claudia Bassols) consiguen reservar mesa en uno de los mejores restaurantes del mundo, reserva a la que ninguno de ellos está dispuesto a renunciar. En ese paradisíaco rincón de la Costa Brava se encontrarán con sibaritas de todo el mundo. Juntos comparten una de las mejores experiencias sensoriales de su vida. Será una velada inolvidable.

“Menú degustación” nos ofrece una macedonia de personajes que a mi entender no tienen mucho interés para el espectador. Aunque está plagada de situaciones comunes, altamente reconocibles y tiene ciertas reminiscencias a la reciente “¡Por fin solos!” en el tramo final de la narración, no hay mucho de novedoso en esta propuesta, además en un momento en el que el mundo de la cocina está tan de moda. Se trata pues de una historia de comedia suave, que cuando esta se intenta potenciar o bien no funciona o bien se notan demasiado los engranajes, a veces incluso sacados de la manga. Por esto, la película funciona como paisaje de personajes, como comedia ligera (que es lo que debería ser), pero también nos deja la sensación de que podía haber sido propiamente un spot un poco más largo de la marca “Cruzcampo” o “Amstel” en el periodo veraniego.

Uno de los aciertos es el cosmopolita reparto que encabezan nombres como el de Jan Cornet o Claudia Bassols, pero también el de otros actores nacionales como Santi Millán o Marta Torné, e intérpretes extranjeros de gran renombre como pueden ser Stephen Rea (“Underworld” o “V de Vendetta”) o Fionnula Flanagan (la perversa madre de Daniel Faraday en “Lost”). Esto se traduce también en un amplio uso de los idiomas, que va desde el castellano, al catalán y finalmente al inglés, en un recurso que está cada vez más en boga para reflejar la globalización en distintos ambientes. La aparición estelar del grupo Nancys Rubias merece un apartado para él solo, tan insólito y extravagante como lo es su cantante, y como lo es que en su actuación en el film hayan elegido la canción de “Mi gran noche” de Raphael (extradiegética, claro) en vez de cualquiera de su breve repertorio. Mi puntuación: 5 sobre 10. “Menú degustación” se estrena este viernes 14 de junio en las salas de toda España.

viernes, 7 de septiembre de 2012

1ª TEMPORADA DE "FRÁGILES"


La serie “Frágiles” ha finalizado este jueves por la noche su primera temporada, que ha constado de solamente ocho episodios de una duración media de una hora. Sin conocer noticias sobre una posible renovación para una segunda temporada o la cancelación del producto, nos metemos de lleno en el análisis de estas entregas de la producción de Isla.

(SPOILERS)
La serie nos ha dado prácticamente lo que nos prometía desde un principio, una serie hermana mayor de lo que podía ser “La Pecera de Eva”, donde los casos a tratar eran un poco más enrevesados pero a la vez más interesantes, para propiciar varios giros de guion dentro de cada capítulo, algo que de lo que no necesitaba ni se jugaba en la serie protagonizada por Alexandra Jiménez. A este parecer, he de mencionar que algún caso ha estado algo pillado por pinzas, muchas veces por la naturaleza del caso en sí. Lo que verdaderamente importa son las relaciones y psicología del personaje, por lo que se han tenido que inventar síntomas físicos como la parálisis parcial del personaje de Carlos Santos que luego revelaron una neurosífilis o la tortícolis del de Antonio Muñoz de Mesa que solo era un síntoma del estrés que le estaba produciendo el no poder decidirse entre los dos amores de su vida. Esta es una herramienta lógica por otra parte, ya que Pablo es fisioterapeuta y no psicólogo, por lo que los guionistas se ven obligados a acercar de la forma que se les ocurre el problema a nuestro protagonista. Esto ha llegado al extremo de plantearnos situaciones poco creíbles en las que por ejemplo, ante la desaparición de su hermano (interpretado por Nacho Aldeguer), uno de los personajes recurría a Pablo para buscarle.

Los casos episódicos han sido algunos más entretenidos que otros, haciendo mención a parte de este penúltimo episodio en la que se nos ha mostrado una suerte de crossover-spin off cogiendo a los tres psicólogos de “La Pecera de Eva”. Del resto de casos,  yo resaltaría “El mentiroso” por tratar un tema tan actual e integrarlo tan bien en la enfermedad además de propinar varios efectivos giros de guion; y también el centrado en el personaje de Antonia San Juan, que nos ofrece una interpretación de la actriz muy alejada al personaje de “La que se avecina” y el tratamiento de un conflicto muy universal. En cuanto a las tramas horizontales, se ha jugado un poco a la telenovela con el triángulo amoroso entre Teresa (Elia Galera), José (Fran Nortes) y Pablo, resolviéndose este segundo como un antagonista perturbado que oscila entre el dolor y la culpa más humanas hasta las acciones moralmente más reprobables por reconquistar a su amada. La relación más entrañable ha pivotado en Lola (Ruth Nuñez), una chica con Síndrome de Asperger obligada a salir al mundo real y enfrentarse a un primer amor (Karim El-Kerem), un fisioterapeuta que se convierte en su amigo (Santi Millán), y que ponen la relación con su madre (Luisa Martín) patas arriba. A nivel interpretativo me ha sucedido un fenómeno extraño en el que en un principio Santi Millán me sorprendió gratamente haciendo a un Pablo muy creíble y con matices, alejado de la sobreactuación propia de él, pero poco a poco he ido notando sus carencias evidenciando un limitado campo de recursos que supongo que son más visibles al ser el protagonista indiscutible. Me ha sucedido al contrario con Ruth Nuñez, cuyo timbre de voz y forma de gesticular me irritaba en un principio pero que poco a poco se ha ido revelando como la forma efectiva de dar vida a este personaje tan conflictivo consigo mismo, con esa economía gestual y tonal que propicia que cualquier cambio en estos dos elementos produzcan la emoción en el espectador.

Este último episodio deja en alto varias tramas de largo recorrido, amorosas en casi todos los aspectos, en las que Pablo se lanza a la piscina y por fin besa a Teresa, justo en el momento en que Ana (Sandra Ferrús) está siendo trasladada a una residencia y abre los ojos. Parece que así están abiertas las puertas a una segunda temporada donde el triángulo amoroso ya no sería tanto José-Teresa-Pablo sino Teresa-Pablo-Ana, y sería interesante ver qué papel tomaría Pilar (Norma Ruíz) ante esta situación. Esta continuación pasaría también por seguir apostando por casos episódicos cimentados en buenas historias y buenas interpretaciones, base del buen hacer de la primera temporada, que contó con cameos como los de Blanca Portillo, Diego Martín o Antonia San Juan. ¿Os gustaría ver una segunda temporada de “Frágiles”?

jueves, 16 de agosto de 2012

PRIMERAS IMPRESIONES DE "FRÁGILES"


Pablo es un fisioterapeuta algo particular, ya que sus métodos van más allá de los puramente físico, y además, no solo intenta aliviar su dolor muscular sino también el emocional, lo que es mucho más complicado y suele hacer de sus pacientes personajes realmente “frágiles”. Además, nos encontramos con la paradoja de que mientras Pablo intenta curar a sus pacientes, es incapaz de aliviar sus problemas surgidos del accidente que ha postrado a su mujer en un coma profundo.

No podemos obviar que el personaje principal interpretado por Santi Millán nos recuerde vagamente al de “House” en su forma cínica e incluso algo agresiva de enfrentar sus relaciones y sus terapias, pero es que la sombra del doctor es alargada y parece ya imposible crear un personaje que sea médico, doctor o similar que no nos recuerde a él en cuanto los métodos que utiliza ya no son los habituales. Pablo es de alguna forma positivo, no tan autodestructivo como “House” sino con una coraza que le protege del dolor que le causa su mujer en coma, es directo pero tiene límites, tampoco es pésimo en las relaciones humanas sino más bien selectivo y pragmático. El siguiente paso de guion era formar un círculo de relaciones que no limiten la serie a tres o cuatro consultas cada capítulo: en este respecto tenemos a Pilar (Norma Ruíz), la cuñada de Pablo que sirve como apoyo y que contradictoriamente fue una de las razones por las que estuvo a punto de cortar con su mujer, y que se nos muestra como una mujer manipuladora y posesiva, que sabe jugar sus cartas para conseguir no quedarse sola; por otro lado tenemos a su esposa (Sandra Ferrús), que la tenemos en coma desde el principio de la serie pero sobre la que pilotan varios flashbacks que nos muestran la vida de Pablo. Aquí entran tres personajes que se encuentran en un punto intermedio entre paciente y personajes relacionales, ya que además de no ser episódicos tienen una relación más continuada y de más largo recorrido: estos son: Una joven con Síndrome de Asperger que no deja que nadie la toque (Ruth Nuñez) y su madre protectora (Luisa Martín), y una mujer que está asumiendo la rehabilitación después de un accidente que la dejó en silla de ruedas (Elia Galera).

Uno de los valores fuertes de la serie es el gran reparto, en el que brillan con luz propia Elia Galera y Luisa Martín. Y no hablamos solo del elenco protagonista, sino en los actores episódicos que intervendrán en esta primera temporada y entre los que se encuentran profesionales de la talla de Blanca Portillo, Diego Martín, Antonia San Juan, Alexandra Jiménez o Carlos Santos. Las historias que se han tratado hasta el momento, son algunas bastante manidas y no excesivamente originales, pero funcionan gracias a las grandes interpretaciones del reparto y en algún momento consiguen sorprender (como cuando entendemos que el marido de la mujer en silla de ruedas la estaba cambiando la medicación para evitar su recuperación y así no perderla), hacernos pensar en las dificultades que conlleva la enfermedad (la decisión a la que se enfrenta el personaje de Blanca Portillo sobre seguir con el embarazo a riesgo de desviarse la columna) o emocionar (como la primera vez que Lola se deja tocar por Pablo). Entraña cierta seguridad el que se trate del equipo que ya hizo “La pecera de Eva”, pero por otro lado, eso también suponga probablemente que no nos van a contar cosas muy diferentes: lo que se pide aquí, es que los casos sean un poco más extremos (que no inverosímiles) y traten problemas o conflictos de más envergadura, ya que está claro que no hay una historia horizontal más allá del (si se puede llamar así) cuadrángulo amoroso que se formará entre Pablo, su mujer en coma, Teresa, y el marido de esta; añadido a esto la cuñada, que está obviamente enganchada a nuestro protagonista. Más allá de esto, lo que nos queda por disfrutar son los casos médicos y la evolución emocional del psicoterapeuta.

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