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viernes, 1 de febrero de 2013

FINAL DE LA 6ª TEMP DE "LA QUE SE AVECINA"




Lo primero que ha quedado en evidencia es que se ha sacado mucho más partido a la segunda mitad de la temporada que la primera. En los primeros compases, se volvieron a cometer errores del pasado, y la serie dio síntomas de cierto cansancio y repetición a pesar del oxígeno que suponía el tener muchos más exteriores que antaño, y el soplo de aire fresco que suponía la incorporación y aparición de ciertos personajes y actores. Sin embargo, parecía que los guionistas se estaban durmiendo en los laureles, y la estaban transformando en una serie de personajes hechos de clichés, que por otro lado, parecían seguir funcionando. Sin embargo, en esta segunda mitad de temporada, la incorporación del personaje de Fernando Tejero ha revitalizado la pareja formada por Lola y Javi. El personaje, tan extremo como la mayoría de la loca comunidad de vecinos, ha sabido hacerse un hueco rápidamente en la ficción y su carácter y peculiaridad ha demostrado tener buena química con el de Estela Reynolds desde el primer momento. Además, el recurrir a temas de actualidad como los de los niños robados, los desahucios y las independencias, ha hecho que crezca el interés en este tramo final.

En este punto, se ha recuperado un poco la esencia de tramas colectivas, que solían venir ejemplificadas en las juntas de vecinos, donde cada personaje tiene sus segunditos de gloria para hacer gala de su personalidad y para recrear el gag de turno. El dinamismo de estas secuencias da un respiro a la serie, cuando el tener pocos exteriores y que las conversaciones sean de dos o tres personas hace que decaiga un poco el interés. Porque como ya se dijo, a pesar de la gran amalgama de personajes, las tramas muy polarizadas. Siempre éstas suelen estar centradas en los personajes que más han respondido delante de la audiencia: Enrique, Antonio Recio, y Amador; con el añadido de que siempre suele haber una trama sobre una de las parejas del edificio, que suele ser la formada por Javi y Lola.

En cuanto al tema parejas y líos sentimentales, que son las únicas tramas horizontales que hay en la ficción desde que se abandonó el argumento del moroso, nos encontramos a los Cuquis en la situación en la que llevan ya bastante tiempo (sin estar enamorados pero obligados a convivir juntos por sus penurias vitales y sus niños en común), a Javi y a Lola con una nueva familia postiza (Estela y Fermín en el lote) después de haber tenido una ruptura, a Recio y Berta juntos pero como si no lo estuvieran (esta pareja ya no da tramas como tal, recayendo esa ausencia sobretodo en Berta), Enrique ha abandonado previsiblemente a Judith (pero seguro que volverá cuando se entere que esté embarazada), y la pareja de Sergio y Raquel va viento en popa pero poco nos importa. Como ya hicieran en las dos últimas temporadas, se utiliza como gancho final la amenaza de que alguno de los personajes abandona la comunidad, en este caso Antonio (en busca de su padre) y Enrique (para alejarse de la tentación pelirroja).

Ya pensando en la próxima temporada, hay que volver a hacer hincapié en el overbooking que se está produciendo en la ficción, teniendo en cuenta de que a ya se ha confirmado por parte de Alberto Caballero que no se producirá ninguna baja (excepto la desaparición puntual de Eduardo Gómez en los primeros capítulos) y tenemos las vueltas de Adriá Collado, Fernando Tejero, la anunciada de María Adánez, el fichaje de Fernando Tejero que se convertirá en regular, además de la posibilidad de que Cristina Pedroche entre a formar parte del elenco. Indudablemente, son demasiados personajes para una ficción, por lo que la única explicación de que no haya reducción de plantilla es que ese spin-off del que se lleva hablando tanto tiempo sea cada vez más una realidad, y parte de la plantilla forme más pronto que tarde una nueva comunidad en Telecinco.

miércoles, 16 de enero de 2013

OVERBOOKING EN "LA QUE SE AVECINA"


“La que se avecina” vuelve a reforzarse en esta recta final de temporada con la incorporación de Fernando Tejero dando vida al padre de Lola, y la que se producirá dentro de dos capítulos con la vuelta de Antonia San Juan. Con el retorno también del actor Adriá Collado y la reaparición como actriz regular de Silvia Abril, la familia de Montepinar ha ido creciendo más y más, y esto está trayendo graves consecuencias a la hora de dar minutos en pantalla a todos sus integrantes. Aunque ya se venía advirtiendo desde hace tiempo, este episodio ha sido un claro ejemplo de que no hay sitio para todos.

Esta temporada, uno de los personajes que más se ha visto relegado ha sido Coque (Nacho Guerreros), prácticamente inédito, cuando en otras temporadas había sido uno de los puntales cómicos fundamentales. Otros personajes que ya eran eminentemente secundarios, como Vicente (Ricardo Arroyo), Nines (Cristina Medina) o Leo (Luis Miguel Seguí), lo siguen siendo. Y hemos visto salidas definitivas como la de Izaskun (Mariví Bilbao) pero también algunas esporádicas como las de Araceli (Isabel Ordaz) y Fran (Eduardo García), que casi con toda seguridad no volverán ya esta temporada. Por otro lado tenemos la incorporación de Adriá Collado, que probablemente por este exceso de actores y personajes, no ha brillado tanto como debería y exceptuando los coqueteos con Maite (Eva Isanta) y su recién asumida paternidad con “Ojos de pollo” ahora se ha vuelto relegado de nuevo a aparecer esporádicamente en escenas con Raquel (Vanessa Romero). El personaje de Araceli también ha sido digno de mención, ya que reapareció con fuerza, pero se ha ido desinflando poco a poco y ha estado más fuera que dentro de la ficción. “La que se avecina” es probablemente la serie española más coral del momento (si no tenemos en cuenta las tiras diarias como pueden ser “El secreto de Puente Viejo”, “Amar es para siempre” y compañía).

Y es que pese a esta coralidad, sucede que las tramas potentes en “La que se avecina” están bastante polarizadas: La de los leones huevones que pivota en una nueva idea descabellada en la que se involucra a Amador (Pablo Chiapella), otra que suele pivotar en Enrique (Jose Luis Gil) y que suele tener como partenaires a Judith (Cristina Castaño) y en ocasiones a Araceli, y luego otra que involucra a Antonio Recio (Jordi Sánchez) o a la pareja formada por Javi (Antonio Pagudo) y Lola (Macarena Gómez). Por ello, hay personajes que tienen muy pocas probabilidades de tener una trama propia en la que participen con frecuencia, y aun así se les mantiene en el reparto. ¿Por qué? Porque parte del éxito de la serie está en el “Ay Gregoria” que suelta de vez en cuando Vicente, o en el “Te reviento” que siempre tiene como objeto sufriente a Leo… Otro caso es el de Adriá Collado, que no parece haber encontrado en su vuelta el sitio en la ficción, por lo que parece uno de los desaciertos de esta temporada. Sin embargo, estos secundarios recurrentes son a veces los que más sorprenden, por el simple hecho de no estar tan quemados como lo pueden estar Recio o Amador. Por esto, la pregunta es: ¿Les compensa al equipo de producción tener a estos actores simplemente para el mero hecho de hacer un par de gags por capítulo? La decisión final, la tiene la productora.

viernes, 1 de junio de 2012

EN FUERA DE JUEGO


Diego (Diego Peretti), un médico argentino traumatizado por el fútbol desde su infancia, no está satisfecho con su vida. Javi (Fernando Tejero) es un representante de chavales que empiezan a jugar al fútbol, un mánager español de tercera que sueña con una oportunidad que cambie su suerte. De repente, el descubrimiento de un joven crack argentino, unirá a Javi y a Diego en una aventura común, llena de sorpresas y y picaresca.

En cuanto al guion y el desarrollo de la trama es bastante irregular, pero tiene unas cuantas escenas realmente memorables, que casi siempre vienen dados por el actor Fernando Tejero, y su partenaire masculino. La pareja Fernando Tejero – Diego Peretti funciona increíblemente bien. Tenemos aquí a Tejero homenajeando de alguna forma el papel cinematográfico que le dio a la fama, el de representante de tercera en “Días de fútbol”. Aquí lo vuelve a interpretar de una forma excepcional, dando muestra de su gran estado de forma actual como si de un futbolista se tratase con películas recientes como “Cinco metros cuadrados” o “La chispa de la vida”. Por citar uno de los elementos negativos que hacen de esta una película regular nos encontramos por un lado con el sonido, algo deficiente, pero que por suerte solo echa a perder los diálogos en los breves momentos en los que se habla en argentino, ya que para el espectador español resultará prácticamente imposible de seguir. Otro de los elementos poco agraciados son los montajes musicales, que se usan en pocas ocasiones, pero además de muy seguidos en el tiempo, se le saca poco partido y el montador/director no parece dominar el sentido de esta herramienta, presentándoles de una forma tosca y sin mucho sentido narrativo. Para terminar con el polo negativo, hay que hablar de la trama romántica que involucra a los personajes más jóvenes del film, los interpretados por Patricia Montero y Chino Darín (en su primera película), que no entra en el tono de la comedia y carece de intensidad y relevancia, y que solo se sostiene por la revelación final.

El film está plagado de guiños futbolísticos y tiene una trama al más puro enredo de comedias sobre perdedores que tienen que hacer lo posible por aprovechar la que puede ser su última oportunidad. En esta tónica, tenemos una trama que se basa en la picaresca, recordándonos a series españolas como la reciente “Con el culo al aire”, o películas como “Los managers” o “Rivales”. Uno de los puntos es la recreación por medio de la parodia y el humor del mundo de los negocios deportivos, apareciendo cada vez un tiburón más grande o con los dientes más afilados, por lo cual las estrategias de este par de perdedores tendrán que ser cada vez más locas. La historia de la película la disfrutará incluso más alguien que no le guste el fútbol que alguien que sí le guste y controle del deporte rey; aunque la sucesión de apariciones y cameos como los de Iker Casillas, Cortés o Ramón de la Morena, harán las delicias del aficionado al fútbol. Respecto a los secundarios, brillan por sí solas las apariciones de dos míticas de nuestra ficción como son Laura Pamplona (dando vida a la hermana del personaje de Tejero) y Carmen Ruíz (la única empleada de la empresa de Tejero). Hugo Silva interpreta a un joven y altivo directivo de una de las empresas de representación más importantes del país, de una forma correcta pero quedando eclipsado por la pareja protagonista y por la aparición de un directivo con mucho más carisma que en dos escenas devora la pantalla, interpretado por el siempre inmenso José Sancho. Para terminar, completan el reparto rostros conocidos como Carlos Chamarro (“Camera Café”), Ricardo Darín (“Un cuento chino”) o Jordi Sánchez (“La que se avecina”).

viernes, 3 de febrero de 2012

LA CHISPA DE LA VIDA


Roberto (José Mota) es un publicista en paro que alcanzó el éxito cuando se le ocurrió un famoso eslogan: "Coca-Cola, la chispa de la vida". Ahora es un hombre desesperado que, intentando recordar los días felices, regresa al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Salma Hayek). Sin embargo, en lugar del hotel, lo que encuentra es un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad. Mientras pasea por las ruinas, sufre un accidente: una barra de hierro se le clava en la cabeza y lo deja completamente paralizado. Si intentara moverse se moriría. Se convierte así en el foco de atención de los medios de comunicación, lo que volverá a cambiar su vida...

Idea muy original y valiosamente ejecutada por Álex de la Iglesia, que contiene una crítica feroz a los medios de comunicación y a la morbosidad de la sociedad en general, con grandes dosis de cinismo y un tono amargo que está caracterizando los últimos trabajos del director, pero que se queda en poco y enseguida da muestras del poco recorrido que le da a nivel narrativo. Con esta idea de partida, tenemos grandes momentos derivados de la mezquindad de los personajes que rodean al protagonista de la historia, así como de la brutal y exagerada decisión que toma el mismo respecto a su vida y lo que quiere hacer con el accidente. Así pues, por un lado tenemos una historia con una escalada de patetismo y oportunismo, en algunos momentos llevado al extremo, sustentado en el actor José Mota como eje de todas las miradas. Este, aguanta el envite interpretativo cuando se trata de diálogos, pero en el momento en que la voz cantante descansa totalmente en su persona, lleva su interpretación a un punto rayano a la parodia, denotando rasgos característicos del buen cómico, pero no del gran actor que debería haber seleccionado Álex de la Iglesia para esta empresa. En similar caso encontramos a la actriz Salma Hayek, que además de no estar a veces en consonancia con la historia, su figura internacional y su dicción nos saca bastante de la película. Basta con observar la primera escena, que comparten en solitario Mota y Hayek, que nos hace prever lo peor, y por suerte, finalmente la historia es lo suficientemente curiosa y original para que este hándicap no la eche abajo.

En el apartado interpretativo, sorprende lo poco que brillan actores de la talla de Blanca Portillo (dando vida a la responsable del museo dónde el protagonista sufre el accidente), de Juanjo Puigcorbé (encarnando al máximo mandatario de una prestigiosa cadena de televisión) o una Nerea Camacho que casi no tiene líneas de texto. En la otra cara de la moneda tenemos a un grande, probablemente al más grande del film, Fernando Tejero, dando vida al mezquino y aprovechado abogado de una empresa de publicidad, que trata de sacar todo el jugo a la terrible situación que se desarrolla a su alrededor; Eduardo Casanova en un vistoso papel de hijo gótico del personaje de Mota; Manuel Tallafé como el amigable hombre de seguridad del teatro en ruinas; y una sorprendente Carolina Bang como la intrépida reportera que conseguirá acceder hasta el hombre accidentado. La esencia es bastante notable, y el riesgo que asume la producción de ejecutar casi toda la historia en una misma localización haciendo descansar totalmente el interés en el guion y en los personajes es digna de alabar, pero tiene algunos momentos muy previsibles, y la pregnancia artificial que exudan tanto José Mota como Salma Hayek hace de este un producto irregular pero valioso, y con ciertos detalles bastante reseñables que hacen a la película merecedora de pagar la entrada. Sin embargo, podía haber sido mucho más de lo que es. Una pena.

sábado, 5 de noviembre de 2011

CINCO METROS CUADRADOS


Álex (Fernando Tejero) y Virginia (Malena Alterio) compran un piso, sobre plano, a las afueras de una gran ciudad en busca de precios más económicos. Reúnen sus ahorros para pagar la entrada, más una hipoteca a 40 años. Cuando sólo faltan unos meses para la entrega de los pisos el edificio está aún sin terminar. Un buen día, precintan la zona y paran las obras. Los vecinos forman una plataforma de protesta y denuncian a la constructora. Álex conoce a Toño (Jorge Bosch), otro afectado que trabaja en la construcción y tiene claro que se trata de una maniobra para deshacerse de ellos. Ha pasado un año. La plataforma ya no se reúne. Sólo quedan Toño y Álex. Cada vez le cuesta más seguir adelante. Empieza a descuidar el trabajo y a tener problemas con Virginia. La situación es muy tensa. Álex quiere una solución y actúa en busca de esta...

Max Lemcke ya demostró su buen hacer al mostrar las penurias, hipocresía y brutalidad empresarial de la sociedad española en su sugerente y amarga “Casual Day”. Aquí vuelve a tratar con oficio y mano firme uno de los problemas acuciantes en la sociedad actual, y que no es otro que la vivienda. Nos habla aquí sin tapujos y con la dureza que se precisa de la situación que han vivido y viven miles de personas cuando se encuentran con que todos los ahorros invertidos en un hogar (un derecho básico e inalienable) están en un agujero negro porque o bien las obras han sido paradas por alguna irregularidad, el proceso ha sido irregular o han sido simple y llanamente estafados. La narración es coherente y está repleto de diálogos ágiles y bastante reveladores, que hacen que la identificación con la situación sea casi intuitiva. Si es cierto que puede parecer que se lleva un poco la situación al extremo en el último tramo de película, pero si te paras a pensarlo, la degradación a la que está sometido el protagonista hace que los hechos sean más lógicos de lo que en un principio nos pueda parecer, ya no estás tan seguro de que harías tú mismo en tales circunstancias.

El director del film entrega el protagonismo absoluto del film a Fernando Tejero, y contra todo pronóstico (viendo sus últimos intentos de incursión en el drama), el actor sale reforzado de esta aventura. Su interpretación es profunda y emotiva, lo que hace que desde el primer momento conectemos con la vivencia del personaje, y aunque no abandona la vena cómica tan característica de su expresión, la hace suya en los primeros compases de la historia para hacer el “cuento” más ligero y llevadero, pero la abandona con absoluto aplomo en cuanto se interna en su cruzada personal y su particular bajada a los infiernos. Malena Alterio le acompaña como en el reparto como pareja sentimental, y está un poco más irregular, aunque mantiene el tipo dando un buen apoyo a su compañero de “Aquí no hay quien viva”. El reparto lo cierran actores siempre solventes (y esta no es una excepción) como Emilio Gutiérrez Caba como el promotor inmobiliario sin escrúpulos, Jorge Bosch como otro de los afectados por el parón de las obras, y Secun de la Rosa (“Aida”) en un papel breve pero bien resuelto. Me ha resultado curiosa la participación de Manuel Morón, algo desafortunado en la serie “Crematorio” (de los pocos fallos que la vi a esta en su momento), que vuelve a interpretar aquí a un dirigente de la clase política, esta vez encarnándolo con un cinismo y una deshumanización ante el drama del que está siendo testigo, que crea situaciones tanto hilarantes en su relación con el personaje de Emilio Gutiérrez Caba como durísimas emocionalmente cuando tiene que lidiar con el de Fernando Tejero. “Cinco metros cuadrados” se estrena el próximo viernes 11 de Noviembre.

jueves, 24 de febrero de 2011

23-F


Este film dirigido por Chema de la Peña, director que ha alternado su carrera con documentales y películas como “Isi/Disi: amor a lo bestia”, tiene más aires de telemovie que de largometraje destinado a la pantalla grande propiamente dicha. Narra el fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, que comenzó con la toma del Congreso de los Diputados y terminó con la liberación de los parlamentarios, poniendo por unas horas en grave riesgo la democracia española.

Nos encontramos aquí con una telemovie para salas de cine que cuenta los hechos de una forma correcta y desde los focos adecuados desde los que se vivió la situación (el Congreso, la Zarzuela y los distintos emplazamientos de los generales involucrados en el golpe), aunque se echa en falta una participación más activa de “la calle” en los acontecimientos que les marcará históricamente para bien o para mal. Se hubiera agradecido una mención más expresa a la gente de todos los puntos del país, que tuvieron la obligación de preguntarse si querían seguir con lo que tenían ganado o romper con ello. La narración es acertada y rigurosa en cuanto los hechos, pero echo en falta una tensión narrativa propia del thriller político que intentan construir; aunque informativo (la mayoría de los diálogos están documentados por tradición oral), a mi parecer no crea un arco argumentativo que pueda interesar a un espectador que no conozca los hechos como el ciudadano español medio. El film se mueve también peligrosamente entre el drama más arraigado a la situación en la que se ven involucrados los participantes, con unos tintes derivados de la comedia más valleinclanesca dado el surrealismo y de la imposibilidad de la situación que se estaba dando en esos momentos en el Congreso de los Diputados. Este peligroso equilibrio hace que la película no se defina correctamente y no logre esa tensión que enganche al espectador durante los 110 minutos de metraje. Sí logran por otro lado acercar a estos personajes a la cara más real y humana, alejándose de la visión más épica y retratándonos ante todo a personas con unas motivaciones, justificadas o no, para lo que están haciendo.

El gran acierto de la película es sin duda el reparto, un ejercicio de buena elección y que recrean a personajes reales y relativamente cercanos con una sobriedad y eficiencia en muchos casos excelente. En este caso tenemos sobre todo a tres actores que se comen la pantalla recreando sus papeles. Por un lado tenemos a un inmenso Fernando Cayo en la piel del rey Juan Carlos, dibujando perfectamente el arco del personaje que va desde la perplejidad hasta el remonte que supone coger las riendas de la situación, adaptando los movimientos y la gestualidad de su majestad para luego eliminarlo y simplificarlo, quedando una esencia que hace que el espectador pueda reconstruir él mismo lo que falta, alejándose de la caricatura forzada. Mención especial merece también la increíble encarnación de Ginés García Millán de Adolfo Suárez, en un papel que ya ha interpretado anteriormente, y en el que podemos ver la viva imagen del ex presidente del Gobierno, con ese deje de soledad, frustración y valentía que demostró en los momentos clave del fallido golpe. El tercer puntal es sin duda Juan Diego, en una composición interpretativa de Alfonso Armada muy cuidada y creativa, recurriendo según sus palabras al Richard III de Shakespeare para crear un personaje tenso y manipulador, que va de puntillas, como viendo pasar de perfil lo que ocurre cuando realmente él mueve los hilos. Sin embargo tenemos otro arsenal de actores con papeles menores que también ayudan a formar este gran plantel interpretativo y dar cierto caché a este producto, entre los cuáles están Lluís Marco (Milans del Bosch), Mariano Venancio (Sabino Fernández Campos), Manolo Solo, Luis Zahera o Jesús Noguera. En el papel protagonista, recayendo mucha de la responsabilidad interpretativa, tenemos a Paco Tous, que dada su indudable vena cómica (y payasa) y el surrealismo de alguna de las secuencias en las que se ve involucrado Antonio Tejero se me queda un poco desangelado respecto a su acompañamiento, pero hay que mencionar que su interpretación física es más que correcta.

martes, 8 de abril de 2008

8 CITAS

Rodrigo Sorogoyen y Peris Romano nos regalan una comedia romántica coral, con un reparto repleto de caras conocidas (y también de grandes actores, por qué no) que ejercen de marionetas de una exposición sencillamente estructurada en ocho pequeños cortos, de alguna forma relacionados, que forman parte de las etapas por las que, según los directores, atraviesan las parejas en una relación. Se nota sobretodo la mano de Peris Romano, que ya apuntó las mismas maneras y parece ser que el germen de este film en su cortometraje “El efecto Rubik”: las relaciones amorosas como tema central en torno al que giran varios personajes con sus inseguridades, las amistades, sus pasiones... A pesar de ser una sucesión de pequeñas historias al estilo “Almas perdidas”, con distintos personajes que casi exclusivamente convergen en las escenas finales, no falta inconsistencia en la narración y en casi ningún momento nos aboca a salirnos de la película. Quizás el comienzo es algo titubeante y excesivamente pastelero, con un Fernando Tejero en el papel que últimamente le están ofreciendo, el de perdedor sin remedio, y al que no parece cogerle el punto; un José Luis García-Pérez desaprovechado en esos primeros coletazos y el único flotador presencial de Belén López; ritmo que continuará a intervalos con el siguiente corto, pero a partir del cual irá ganando en intensidad cómica y en caraturización de los personajes (rayando en algunos casos lo excesivo, pero es algo que se pueden permitir), llegando a su culmen en la interpretación de actores como Miguel Ángel Solá o el citado José Luis García-Pérez y en algunos momentos como el de la etapa de los celos. La actriz más desaprovechada es Belén Rueda, que parece participar en la película para llenar una tarde libre mientras promocionaba “El Orfanato”. En resumen, lo que se nos presenta aquí es una amistosa comedia romántica que tiene más de comedia que de romántica, no entre unos personajes, sino de una pareja universal que no ofrecerá amores profundos ni un gran guión, pero sí apuntará pequeñas cosas que nos ofrecerán experiencias agradables en pantalla. http://www.ochocitas.com/

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