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miércoles, 5 de julio de 2023

EL PRIMER DÍA DE MI VIDA

 


Un hombre misterioso (Toni Servillo) se presenta a cuatro personas que han tocado fondo y quieren acabar con todo para ofrecerles un trato: una semana para que vuelvan a enamorarse de la vida. Su intención es ofrecer la oportunidad de hacerles ver cómo sería el mundo sin ellos y ayudarlos a encontrar un nuevo sentido a sus vidas.

Paolo Genovese (“Perfectos desconocidos”, “There is no place like home” o “Una historia de amor italiana”) nos regala aquí su particular “Cuento de Navidad”, a través de un ángel redentor de las navidades futuras, o al menos, de la semana futura. Los sujetos sufrientes de esta buscada transformación no lo son en esta ocasión por su crueldad o perversidad, sino por su hastío. Cuatro personas que no encuentran motivos para continuar: una policía que perdió a su hija, un motivador profesional en crisis existencial, un niño azotado por el bulling y una exatleta postrada en silla de ruedas. El ángel en particular está interpretado por el incombustible Toni Servillo (“La gran belleza”), que tratará por medios emocionales, pero también mágicos de que estas personas recuperen su interés por la vida. En el proceso, el guionista usa ciertas herramientas de trampantojo, ya que el deux ex machina planea en vuelo raso para mostrarnos que en un futuro alguna de estas personas iba a tener un hijo, o iba a encontrar el amor, o iba a descubrir cosas insospechadas.

En este delicado equilibrio, el relato adaptado de una novela del mismo director es un canto a la vida válido y amable, pero algo tramposo. Cuando una persona llega a este punto, precisamente el gran enemigo es que es capaz de ver más allá de su presente y de su pasado, la falta de perspectivas, de escape mental a su oscura realidad. En este uso de mostrar el futuro a pinceladas, en ponerles en un contexto mágico que no es representativo de la vida media de una persona, coquetea con la sensiblería en algunos momentos, pero en general se mantiene en un punto en el que prefiere hablar de los personajes para desarrollarlos. La película funciona mejor cuando esa catarsis de nuestros protagonistas se va forjando a través del nexo que se produce entre ellos, en las conversaciones, las dudas, las añoranzas, la complicidad entre individuos que han caído en el mismo pozo sin fondo. Mi puntuación: 6 sobre 10. “El primer día de mi vida” se estrena este jueves 6 de julio en las salas españolas.

 

Crítica de: Héctor Izquierdo.

jueves, 30 de abril de 2015

QUÉ EXTRAÑO LLAMARSE FEDERICO

Un repaso a toda la vida del que probablemente haya sido el director de cine italiano más reconocido de todos los tiempos. A la par que un gran homenaje a Federico Fellini por parte de uno de sus discípulos y amigos.

El veterano director Ettore Scola hace todo un recorrido por lo que fuera la trayectoria de su compañero de profesión a lo largo de “Qué extraño llamarse Federico”, que a la vez le sirve para rememorar momentos de su propia vida mientras colaboraban en su juventud. Rodando por completo esta película en el que fuera el estudio donde trabajaba el mítico realizador italiano, Cinecittà, y recurriendo a técnicas clásicas de ambientación y producción propias de sus primeros años de trabajo, lo único que choca en la puesta en escena es el uso del formato digital para llevar a cabo el rodaje. Para la etapa en que se conocieron ambos directores, pero antes de su salto al cine, Scola toma para el casting a dos de sus nietos para interpretar a los jóvenes directores. Así mismo, recurre a una gran cantidad de material de archivo tanto con cortes de las películas del homenajeado como con entrevistas, declaraciones o situaciones sacadas de sus rodajes y que a día de hoy conformarían parte de un making of pero quedaron olvidadas tras tanto tiempo.

Federico Fellini ganó cuatro veces el Oscar a la mejor película extranjera por sus trabajos con “La Strada”, “Las noches de Caribia”, “Fellini 8 1/2” y “Amarcord”, además de recibir este galardón de manera honorífica al final de su vida. Comenzó colaborando como ilustrador e historietista en la revista de humor Marco Aurelio, donde conocería a Scola años más tarde al unirse este a la publicación. Desde estas historias ya venía marcándose su estética, que trasladaría al cine años después para desarrollar una amplia y exitosa carrera como uno de los grandes autores del cine europeo. Ejerciendo tanto de guionista como de director llegó a acuñarse el término felliniano para referirse a su estilo tan característico con inspiración en los sueños y en su vida en el campo durante la infancia. En esta travesía a lo largo de su trayectoria nos presenta a un hombre que vivía solo por las historias, que era capaz de pasarse las noches dando vueltas por Roma recogiendo gente en su coche solo con tal de oír sus historias. Tan apasionado era que podía verse atrapado por todas estas narraciones de la gente de a pie para complementar sus narraciones más tarde. Mi puntuación: 5 sobre 10. “Qué extraño llamarse Federico” se estrena en salas el próximo día 30 de abril.

Crítica de Sergio Cardete.

lunes, 6 de abril de 2015

EL CAPITAL HUMANO



En la víspera del día de Navidad, un ciclista es atropellado de noche por un lujoso todoterreno. El desgraciado accidente cambiará el destino de dos familias: la del millonario Giovanni Bernaschi (Fabrizio Gifuni), un gran especulador de las finanzas, creador de un fondo que promete un 40 por ciento de interés anual atrayendo y esquilmando a los crédulos inversores, y la de Dino Ossola (Fabrizio Ventivoglio), un ambicioso agente inmobiliario cuya empresa está al borde de la quiebra.

Paolo Virzi propone aquí un thriller dramático muy sobrio, original en su propuesta narrativa, ya que se nos cuenta una historia que comienza casi por el final, y a partir de ahí se nos muestra cómo se ha llegado a ese punto a través de la visión de tres de los personajes principales. En este sentido, me recuerda un poco a la narrativa utilizada en “Destino fatal”, pero esta vez ya no con una intención de humor negro sino como utilización del recurso para definir la situación de cada personaje, para hacer un retrato de la clase alta italiana y de ciertos círculos en los que el dinero se mueve como moneda de cambio para muchas cosas. Retrotrayéndonos también bastante más, podemos encontrar a “Rashomon” de Akiro Kirosawa como referente, pero en esta no tienen nada que ver los puntos de vista para la conformación de la historia, sino que simplemente sirve para ver los lazos que unen a los personajes.

Las historias de las dos familias, tanto de la generación de los padres como la de los hijos, se entrecruzan para hablarnos de las relaciones que se dan en estos estratos sociales, de la alienación que pueden llegar a sufrir, de las expectativas que tienen puestos los unos en los otros y como los objetivos de cada uno pueden nublar los lazos entre ellos. De esta manera, el director nos habla de los valores de la clase alta italiana, de la evolución económica del país, y de cómo una familia se puede aparentemente desestructurar y volver a estructurar bajo unos parámetros aparecidos en la modernidad. En el reparto encontramos nombres como el de Fabrizio Ventivoglio, Valeria Bruni Tedeschi, Fabrizio Bernaschi o Valeria Golino. Mi puntuación: 7 sobre 10. “El capital humano” se estrena el 10 de abril en las salas de toda España.

Crítica de Héctor Izquierdo.

martes, 23 de septiembre de 2014

SACRO GRA

Toda una serie de historias que se desarrollan en torno al GRA (inciales de Grande Raccordo Anulare), la carretera de distribución más importante de Roma, mostradas desde un punto de vista muy cercano y sin juzgar a ninguna de las personas que componen este particular hábitat.
El director Gianfranco Rosi, especializado en documentales, nos ofrece aquí una pequeña muestra de la sociedad romana tomando como único punto en común esta carretera que rodea la histórica ciudad.
“Sacro Gra” obtuvo el León de Oro en el Festival de Venecia del año 2013 como la mejor película del certamen y ha gozado de muy buena acogida desde la prensa especializada. Según palabras del realizador, su inspiración para este documental fue la novela “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino donde solo se exponen las distintas situaciones pero sin ofrecer ningún tipo de juicio de valor ni buscar un sentido más allá de lo expositivo. La interpretación de la cinta queda a completa disposición del espectador y aunque pueda parecer una representación decadente y crítica también puede tomarse con humor y empatía. Llama la atención que aunque se trate de un documental sobre una vía de comunicación tan importante en Roma nunca veamos nada más lejos de la ruta, ni siquiera algunos de los monumentos o zonas más características de la capital.

Un conductor de ambulancias que no sale de su rutina en la vía más concurrida y por lo tanto de las que cuentan con un índice de accidentes mayor. Un pescador de anguilas de río que vive aislado del mundo bajo el gran anillo. Una prostituta que trabaja entre el concurrido tráfico. El gerente de un hotel de lujo y sus esnobistas costumbres. Una vagabunda que reside en un área de descanso. Un botánico que estudia los sonidos que se escuchan en el interior de los árboles. Un par de gogós de un pequeño bar de carretera. Un disc-jockey ecuatoriano que ambienta las celebraciones de sus paisanos. Un anciano que vive en su burbuja y que solo sabe quejarse del mundo que le rodea. Todos ellos conforman esta muestra de la sociedad, no solo romana o italiana sino simple y llanamente cosmopolita aunque sea una sección de las ciudades que no acostumbran a tener representación. Mi puntuación: 6,5 sobre 10. “Sacro Gra” se estrenó este pasado día 19 de septiembre en las salas españolas.

viernes, 24 de mayo de 2013

MATERNITY BLUES



Exploración del alma femenina, a la que se suele atribuir un instinto natural que la inclina a la maternidad. Al mismo tiempo, trata de comprender cuáles son las razones que llevan a algunas mujeres a asesinar a sus hijos. Cuatro mujeres distintas abordan su destino con cinismo o fragilidad, pero todas están unidas por un sentimiento común de culpa.

Lo primero de lo que se da cuenta uno cuando ve esta película es que a veces un tema tan apasionante y a la vez controvertido como lo puede ser ahondar en las razones que pueden llevar a una madre a matar a sus propios hijos no es garantía de una buena película, ni siquiera de una película notable. Porque esta, en su argumento tan sugerente no es capaz de crear una historia colectiva con un interés sólido. A la película le falta un alma propia, una chispa que haga que sus protagonistas tengan química, que las protagonistas nos arrastren hasta su propia demencia, hasta su propia culpa. Porque en muchos momentos del film, sentimientos tan terribles y comportamientos tan disfuncionales no logran sacar las emociones al espectador. Hay momentos puntuales, en los que las actrices logran asumir este rol que se las presupone, pero no son las suficientes veces como para que te vayas con un buen sabor de boca, o un mal sabor de boca mejor dicho.

Por otro lado, la crudeza de algunas de las escenas, es uno de los factores positivos del film, ya que aquí no se trata de juzgar sino de plantear una situación terrible, una situación intolerable para la sociedad que parece que no podemos evitar que siga sucediendo. Haciendo de alguna forma honor al título de la película, uno de los puntos a favor le encontramos en una gran banda sonora compuesta por P. Vivaldi, que alterna con otras canciones muy acordes con la película. En esto es parte importante también una de las actrices, Monica Barladeanu, que es capaz de emocionar en la escena en que sube al escenario a cantar, componiendo a su vez un personaje feroz con la gente que la rodea pero más feroz consigo misma, y que tiene un final ciertamente trágico. Completando el casting tenemos a Andrea Osvárt (que me recuerda mucho a la actriz que diera vida a Lana en “American Horror Story”, interpretando al personaje sobre el que pivota la historia; a la joven Chiara Martegiani como Riara; y a la más veterana Marina Pennafina como Vicenza. Mi puntuación: 6 sobre 10. “Maternity blues” se estrena hoy viernes en las salas de toda España.

domingo, 10 de junio de 2012

INMADUROS


Giorgio, Lorenzo, Piero, Luisa, Virgilio, Francesca: ¿qué tienen en común estos treintañeros? Fácil, hace veinte años eran compañeros de colegio. Pero sobre todo eran amigos, eran un grupo. Ahora volverán a serlo, al menos por unos días: el ministerio ha anulado su examen de "maturità" (el equivalente a la selectividad en España) y lo deben repetir.

Esta película se cuece muy a fuego lento, por lo que la historia como tal tarda bastante en arrancar. Gran parte de la película trata de mostrarnos la vida por separado de cada uno de los componentes. Incluso cuando están juntos, el director se toma descansos para retomarlos en su vida personal. Por ello, la conjunción y el conflicto viene irremediablemente de sus problemas personales, no de los que se suscitan cuando coinciden por el examen que tienen que repetir. Sería lo contrario a las películas de terror dónde se toman diez minutos para presentar a seis personajes, y en el minuto 16 ya les tenemos a todos reunidos en la cabaña que el psicópata de turno convertirá en un infierno. Aquí sucede completamente lo contrario. Uno de los aspectos más curiosos es que a mi entender no hay comedia como tal, sino más bien nostalgia. No hay situaciones provocádamente cómicas ni personalidades llevadas al extremo, lo que se agradece en pos de la frescura y de la verosimilitud, pero le resta capacidad cómica ya que el diálogo no es tan inteligente para despertar la sonrisa del espectador cada cierto tiempo. El único elemento digamos propiamente cómico son los padres de  Lorenzo (Ricky Memphis), el personaje que todavía vive en el hogar de sus progenitores. Estos actúan como desengrasante cómico al poner en boca de su padre toda la cruda realidad de alguien que todavía no ha sabido independizarse a los casi cuarenta años.

Uno de sus puntos fuertes es que no utiliza estereotipos (personajes que son de todos conocidos pero que se presenta como planos) sino arquetipos, es decir, personajes reconocibles pero con peculiaridades que les hacen únicos, o al menos, originales. Por ello, tenemos al chulito de clase que se acostó con la novia de su mejor amigo (Paolo Kessisoglu), al retraído que vive todavía con sus padres y nunca se atrevió a decirle a su mejor amiga que la quería, la adicta al sexo que está siguiendo una terapia al mismo tiempo que intenta no enamorarse de su pinche, o al que rehúye al compromiso como si fuera la peste (Luca Bizarri). Todo esto, con peculiaridades puestas a lo largo del relato, que hace que este fresco de personajes cobre vida y tenga una naturalidad que se plasma bien en pantalla. Mención especial tiene la música, muy bien escogida. Además, se produce un efecto extraño, ya que se abusa mucho del videoclip musical pero funciona en todas las ocasiones que se utiliza. Eso habla mucho del elemento nostálgico del film, ya que parte de algo totalmente universal y reconocible: todo el mundo adulto ha pasado por un Instituto, ha tenido un grupo de amigos, y ahora tiene otra vida que deriva en una u otra dirección de sus sueños y proyecciones de infancia. Mi puntuación: 6 sobre 10.

martes, 12 de abril de 2011

NO MIRES ATRÁS


Una pequeña e idílica ciudad italiana en la región de los Dolomitas (Alpes Orientales) queda conmocionada por la violenta muerte de una adolescente en un paraje montañoso. De la capital viene el inspector Sandio para encargarse de un caso, en el que tanto la víctima como el crimen aparecen rodeados de misterios.

Esta historia criminal se me antoja demasiada literaria como para llevarla al cine con un interés dramático importante. La trama es pausada, relajada, propicia para la descripción cinematográfica de los verdes, los lagos, los cielos y las montañas en el que se nos encuadra la narración. Sin embargo, esto, que por un lado supone un acierto en la traducción del texto literario al texto cinematográfico (ya que el libro te permite más espacio para la descripción, para la pausa y la reflexión), es a la vez su principal hándicap para enganchar al espectador. La investigación se desarrolla lenta, los diálogos introspeccionan en los demonios de los protagonistas y se hacen algunos profundos pero otros algo tangenciales. Algún crítico ha definido esta historia como “Twin Peaks” a la italiana, y no sin razón, aunque para mi gusto le falta intensidad dramática, una marcha de más que hay que dar al pasar una historia criminal del libro a la película, ya que los códigos de uno y otro medio no son los mismos. Lo que degustas en uno en otro te puede parecer parsimonia y falta de pulso narrativo, la descripción y el paisaje está bien pero yo echo de menos algo más.

El relato es propenso para disfrutar para los parajes, para la atmósfera nublada y húmeda de la Italia profunda, y contentarse con ver los devenires del comisario, que va deshilachando la tela de araña muy poco a poco, pero para mí me parece que salvo este elemento lo demás se podía haber condensado en la trama de un capítulo de una serie procedimental. No me parece que la historia tenga la suficiente potencialidad como para constituir un relato cinematográfico interesante, este es un peso con el que la directora (Andrea Molaioli) ya carga desde que decide dar vida a la historia, pero no sale mal parada ya que consigue dar como se ha dicho una estética particular y un clima lleno de misterio y una belleza extrañamente sencilla. Una última cosa que me ha llamado la atención es la composición del detective principal del film, un hombre algo arisco y no muy dado a los sentimentalismos, al estilo del típico “hungry man” del cine negro, rayano al estereotipo que tan bien dio vida Humpfrey Bogart. En su investigación, también se mostrará su complicada, y truncada por una enfermedad mental por parte de su pareja, vida familiar, que dibujará muy bien a un personaje interesante cuanto menos.

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