Mostrando entradas con la etiqueta breaking bad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta breaking bad. Mostrar todas las entradas

lunes, 7 de octubre de 2013

FINAL DE "BREAKING BAD"



Hace exactamente una semana se despedía “Breaking Bad” de nuestras pantallas. La serie de AMC protagonizada por Bryan Cranston regresaba en verano a falta de solo ocho episodios para poner el broche final a la ficción, con la promesa de que lo que nos quedaba por ver era sin duda apasionante y excitante, ya que nos habían dejado con la imagen de un Hank descubriendo por fin que el capo de la metanfetamina que tanto llevaba tratando de capturar no era otro que su cuñado Walter White.

Con todo esto, pronto se revelaba que la serie había puesto todas las cartas sobre la mesa y a partir de ahí solo quedaba ver cómo salía afectado cada personaje. Sin andarse con contemplaciones, cuando la estrategia de Hank Schreider podría haber sido la de investigar con cuidado los movimientos de Walter hasta dar con pruebas para procesarle, se decidió por enfrentarles ya cara a cara en una escena antológica en el final del primer capítulo de esta segunda tanda de episodios de la quinta temporada. A partir de este momento, la pirámide de revelaciones y de alianzas fue cayendo por su propio peso: Skyler se posicionaba sorprendentemente en defensa de Walter, mientras que lógicamente Hank y Marié formaban un equipo que trataban de derrocar a su cuñado sin ponerse en peligro a sí mismos. A otro lado de la ecuación encontrábamos a tío Jack y Todd, que seguía cocinando metanfetamina aprovechándose de un Jesse secuestrado, porque el pelirrojo se había enamorado de Lidia. Excepto un par de episodios necesarios para reorganizar ideas y disponer las piezas en el tablero con cordura, el resto de capítulos fueron un chute de adrenalina continua que hacía explotar todo lo que habían creado durante estos cinco años. 

Ya metiéndonos en el último episodio como tal, de alguna forma se intentaba cerrar el círculo: incluso la empresa Grey Matters vuelve a coger relevancia después de la primera temporada, y otro ejemplo claro es la escena en que al entrar Walter en su casa vacía y pintada recuerda lo que fue –mostrándonos imágenes del primer episodio-, y a la vez todo lo que ha perdido en su trayecto de conversión. El final ha sido consecuente con un personaje que no ha dejado de tener casi desde que se desató su conflicto una dudosa moralidad: la lucha entre Walter y Heisenberg permaneció hasta el final. Antes de esto, se había dado un gran final a otro de los personajes principales, a Hank. Se propició una situación de gran intensidad emocional en la que los guionistas se dieron cuenta de que era poco lógico que éste saliera con vida, pero sí le dejaron tener una despedida para el espectador a través de ese diálogo a dos bandas con Jack y Walter: “Eres el tío más listo que conozco, ¿y no has sido capaz de darte cuentade que él ya tomó la decisión hace diez minutos?”. Este fue el principio del fin para Walter, donde vio que a partir de esa acción todo explotaba por los aires, y que incluso su familia le daba la espalda y se veía obligado a alejarse de ellos –muy al estilo del final del protagonista de “Dexter”-. En este aspecto, tenemos una gran escena cuando Skyler le obliga a decir a Walter que todo lo que hizo no lo hizo por su familia, ya que cuando se convirtió en Heisengerg todo lo que hizo lo hizo por él mismo, porque lo que hacía se le daba bien. Chapó.

Otro factor excelente que han sabido explotar estos últimos episodios finales ha sido la de concederle un final digno a cada personaje –a excepción tal vez de Saul, que tampoco es demasiado relevante ya que parece que tendrá un spin-off para sí mismo-. A la ya mencionada despedida de Hank, se le une un rol más importante de lo que se pensaba para Marié (siendo incluso más taxativa que su marido respecto a como abordar la situación imposible a la que se enfrentan), con una Skyler que pasa de estar en el bando de Walt para darse cuenta de que está acorralada y dejarse arrastrar por Marié en sus conclusiones, y hasta un Walter Jr. que tiene tiempo de lidiar con la revelación de un padre al que creía conocer y que les está destrozando la vida. La pulcritud y elegancia con la que despachaban estos últimos ocho capítulos se ponía de manifiesto con el título que daba nombre al último episodio: “Felina”: este hacía referencia a los elementos químicos “Fe” (hierro, que es el componente mayoritario en la sangre) – “li” (litio, componente mayoritario de la metanfetamina) y “na” (sodio, el elemento más presente en las lágrimas). Al final del todo, Walter conseguía su pequeña venganza eliminando en una escena tremenda a la banda de Jack –que había matado a Hank y robado su dinero, en la pequeña victoria de la que hablaba Bryan Cranston hace unos meses- y liberando a Jesse de su calvario. Como no podía ser de otra manera, la penitencia de Walter era la de morir o la de quedar encarcelado, haciendo que el final fuera una mezcla de ambas, no sin antes haber tenido un genial intercambio de palabras con su partenaire durante toda la serie, Jesse. “Mátame”, le intentó convencer Heisenberg, a lo que Jesse le contestó: “Hazlo tú”. Gran final para una gran serie, sin duda.

martes, 20 de agosto de 2013

¿ESPECTACULARIDAD O VEROSIMILITUD?



Desde hace un tiempo tengo la sensación de que las corrientes que demandas los espectadores tanto de cine como de televisión se mueven entre dos puntos: que cuando predomina uno alabamos mucho el que se arriesga a situarse en el otro, y cuando ya nos hemos afianzado en ese otro (que nos empieza a cansar) vemos como un gran acierto el visionario que se atreve a irrumpir en el otro extremo. Me refiero a la eterna lucha entre espectacularidad y verosimilitud.

Con espectacularidad (no sé si el término es el correcto) me refiero al conjunto de hechos que se sale de lo común o de lo ordinario y que hacen que la serie genere un interés ya sea o bien en su trama o en alguno de sus personajes. Con verosimilitud hablo de ciertas marcas que hacen que lo que estamos viendo no se aleje demasiado de una realidad que conocemos como cierta o como probable, que el espectador no sienta que lo que ve no es creíble y por ende sea incapaz de empatizar con las situaciones recreadas. El ejemplo en forma de serie exitosa del primer caso podría ser tal vez “Lost”, a pesar del excelente trabajo en la construcción de muchos de sus personajes, que es lo que hacía que muchos de sus fans todavía siguieran fascinados por ella incluso cuando mostraban evidencias claras de descontrol de la narración –quinta y sexta temporada-. En un grado más exagerado tenemos a “Prison Break”, “24” o “True Blood”. En estos casos, “aceptamos” esta falta de realismo simplemente por la espectacularidad y la intensidad de lo que cuentan. En el otro extremo encontramos últimamente intentos de ser más pulcros en la recreación de ambientes, como pueden ser ficciones de estos últimos años como “Breaking Bad” o “Dexter”, que aunque con situaciones potentes, intentan ser lo más apegados a la realidad posibles.

En el cine ocurre lo mismo y cada vez más. El ejemplo más claro que he podido encontrar lo veo en la figura de Batman. El extremo primero estaría en la versión pintoresca de Tim Burton y el segundo en la psicológica de Christopher Nolan. Ha sido enormemente alabado este acercamiento del director de “Origen” a la figura del hombre murciélago desde una perspectiva más introspectiva y en la que se bucea mucho más en las dudas y los conflictos de la persona. Parecía que nos estábamos alejando de esa visión tan idílica, tan construida cinematográficamente, tan manufacturada guionísticamente, para dar una visión más real y más humana de las cosas. Entonces Nolan vuelve a probar su aparente fórmula mágica con el personaje de Superman. En términos generales, las críticas son negativas. ¿Por qué? ¿Ya no funciona ese código? ¿Ya no nos interesa el reflejarnos como seres humanos, con los conflictos reales? ¿Ahora queremos de nuevo que nos ofrezcan cosas que no vemos en la vida real, que nos hagan olvidarnos de nuestras vidas? Parece este el eterno debate. En estos dos casos concretos, tal vez la clave estribe en que hay géneros cinematográficos con unas estructuras estipuladas que son así por algo. En Batman, sí encajaba esta visión introspectiva, ya que Bruce Wayne no deja de ser una persona sin ningún poder que toma la decisión de ser un héroe; Clark Kent, sin embargo, es un héroe mitológico, no encaja en unos cánones tan dramáticos sino que deben ser épicos.  

 A nivel de series, en España, tendríamos los extremos situados en “Águila Roja” (la espectacularidad y poca credibilidad de un ninja que combate el mal en pleno siglo XVII) y en “Familia” (la visión sobre una familia atípica, que en la España actual va siendo la norma, con un cuidado extremo por la verosimilitud y realismo de personajes y situaciones, pero que va acompañado de unas tramas tan manidas que provocaba que la producción no llame la atención). Como casi siempre, en el término medio está la virtud. En esto, parece ser un acierto la serie “Breaking Bad”, partiendo de un high concept apabullante como lo puede ser un profesor de química que ante un cáncer comienza a fabricar metanfetamina para así dejar una buena herencia su familia, se apuesta por una visión realista, cercana, dialogada, de construcción de personajes donde tan importante es lo que se dice, lo que no se dice, e incluso el color de la ropa de los personajes. ¿Vosotros con qué os quedáis? ¿Espectacularidad o verosimilitud?

miércoles, 12 de septiembre de 2012

EL ANTIHÉROE: DEXTER MORGAN VS WALTER WHITE


Hace unos años la ficción americana dio luz verde de forma más o menos fortuita a una forma de entender sus series en la que tomó relevancia y protagonismo la figura del antihéroe. Perpetrada a mi entender en un inicio en el personaje de Gregory House, interpretado magistralmente por el también magistral Hugh Laurie, se inició una senda en la que el antihéroe se erigía como protagonista real del producto, ya no solo como un personaje secundario o en un reparto coral, sino como verdadero epicentro del drama (y también de la comedia).


En este aspecto han surgido dos personajes que marcarán un antes y un después en la ficción estadounidense, y que no son otros que Dexter Morgan y Walter White. El primero, interpretado por Michael C.Hall, y el segundo, encarnado por Bryan Cranston, son los ejemplos más claros y potentes de este prototipo emergente de protagonista. La palabra “antihéroe” hace referencia en este contexto a un personaje de ficción que tiene algunas características antiéticas comparadas con las del héroe tradicional, es decir, realizará actos que son juzgados “heroicos” pero lo hará con métodos o intenciones que no lo son tanto, o viceversa. (SPOILERS)  Así sucede por ejemplo con Dexter Morgan, que parte de un punto en el que un fin en sí mismo como es la necesidad inapelable de matar la convierte en un medio que utiliza para el propósito en principio de “bien común” de eliminar a gente que realmente él considera que lo merece, para lo cual los códigos marcados por su padre adoptivo constituyen su forma de arañar su lado heroico. En el caso de Walter White sucede el proceso inverso: un medio como era la preparación de metanfetamina, que sirve en un principio a una labor heroica que supone el financiar la vida de su familia cuando le es detectado un cáncer, se convierte poco a poco en un fin en sí mismo en una escalada de decisiones que hace tambalear sus códigos morales hasta convertirse incluso en un asesino.

De esta forma, Walter comienza siendo un buen padre de familia que realiza actos reprobables para beneficiar a su familia y acaba siendo un “hijo de puta” con todas las letras (con perdón), por lo que el espectador en un comienzo ha empatizado con él y en ese “tour de force” del personaje no sabe como reaccionar, no sabe en qué punto dejar de empatizar, teniendo en cuenta además que a veces este no es un proceso consciente. En el caso de Dexter Morgan esta dualidad ética-moral está integrada desde un principio, ya que desde el primer capítulo se nos muestra a un personaje que mata gente pero también se nos revela en seguida sus códigos, su búsqueda del bien común y sus intentos de salvación personal. ¿Qué siente/piensa el espectador cuando se da cuenta de que está empatizando con un asesino en serie, o con un hombre de familia que por otra parte es capaz de envenenar a un crío solo para lograr sus propósitos? ¿Realmente empatizas con el personaje o solamente el hecho de que sea el protagonista de una serie ya te predispone a no odiarle y disfrutar de su comportamiento sin juzgarlo? ¿Qué opináis? Sin duda la aparición del antihéroe ha supuesto un gran avance a nivel narrativo, pero también a nivel de decodificación emocional del espectador.

lunes, 3 de septiembre de 2012

5ª TEMPORADA DE "BREAKING BAD"


Por fin hemos llegado en EEUU a la mitad de la temporada de la quinta y última de “Breaking Bad”, dejándonos con un parón que nos devolverá la serie ya para el año que viene, restando solamente ocho entregas para el punto y final de la ficción.

(SPOILERS)
En estos ocho capítulos de la quinta temporada hemos podido seguir disfrutando de esos guiones tan trabajados y fuera de los convencionalismos de otras ficciones, así como de una trama que se nutre de la posibilidad de los guionistas de escribirla entera antes de ser emitida. En un punto del final de la cuarta temporada en la que podría haber acabado perfectamente la serie, encontramos a Walt (Bryan Cranston) ante la disyuntiva de decidir si seguir con el negocio por su cuenta intentando reactivar el equipo de trabajo, y por otro lado la realidad de gente que está siendo cazada por la DEA y que amenazan con delatarlos a cambio de un trato mejor en su condena. En este punto, encontramos a nuestro personaje en un nivel aún mayor de violencia y decisiones poco éticas, en una escalada de “breakingbadismo” que parece no tener fin y de la que Walter parece no ser ya consciente: el medio se está convirtiendo casi en un fin en sí mismo y lo que en un principio se justificaba como la forma de lograr el dinero necesario para su familia, ahora se ha convertido en una necesidad ególatra de autorreafirmación. Eso es lo que le hace entender Skyler (Anna Gunn) en el final de este último episodio, haciendo que Walter abandone supuestamente el negocio para permitir que sus hijos vuelvan a casa.

A propósito de esto, he notado algo de inverosimilitud en el tratamiento que se le ha dado desde hace un tiempo a la relación entre Skyler y Walt, aunque la situación tan particular y descabellada hace que a veces esos diálogos puedan parecer imposibles e irreales; pero pensándolo detenidamente, me veo incapaz de decidir como actuaría yo en la situación de la fría mujer de nuestro protagonista, por lo que les concedo esa ventaja. Es sano ver por otro lado que los guiones obedecen a las situaciones que ayudan a mejorar la serie: Un caso claro lo hemos tenido esta temporada en el personaje de Mike (Jonathan Banks), que desapareció de la serie a mitad de la temporada pasada cuando fue disparado casi mortalmente, y que ha reaparecido en esta mitad de la quinta siendo más relevante incluso que muchos de los personajes regulares. A este respecto, el final que se le depara al personaje y su función dentro de estos capítulos nos han regalado casi la mayoría de los espectaculares momentos de esta temporada. Otros de estos momentos han venido con el arma de doble filo que ha sido el convertir al nuevo equipo de Walt en una especie de Ocean`s Eleven que son capaces de ingeniar un plan perfecto para robar un envío de metilamina, que resta verosimilitud a la serie pero que aporta un elemento de espectacularidad muy disfrutable.

Cuando todo parecía que el final de midseason iba a ser un estado de calma y vuelta al “cuasipunto de partida” antinatural en la serie, cosa que solo una serie tan bien desarrollada como “Breaking Bad” podría conseguir, se nos resuelve el capítulo con un cliffhanger de infarto en el que Hank (Dean Norris) por fin entiende que su cuñado es ni más ni menos que el tan escurridizo Heissenberg. Un cliffhanger que remueve todos los cimientos, pero que tiene su lógica narrativa debido al poco tiempo que le queda a la serie y el número de bazas que les quedaban por jugar después de que su mujer ya se hubiera enterado de su condición. Es algo parecido a lo que sucede con “Dexter”, en el que un protagonista con vida oculta tiene que guardar las apariencias y los grandes saltos de tiburón suelen sucederse cuando uno de los elementos más cercanos a él averigua la verdad. Sabiendo que aparentemente Walt está ya fuera del negocio: ¿Qué ocurrirá? ¿Hank le delatará? ¿Le cubrirá? ¿Intentará cerciorarse de su culpabilidad reuniendo las máximas pruebas posibles? ¿Se enterarán Marie y Walter Junior? ¿Obedece el flashforward del capítulo 5x01 a una situación en la que Hank al fin pone las cartas sobre la mesa y plantea como dolorosa solución el dejar a Walt en libertad pero haciéndole prometer que nunca volverán a saber nada de él? Yo apuesto por eso.

Entradas populares