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martes, 30 de julio de 2013

FINAL DE LA 2ª TEMPORADA DE "NEW GIRL"



“New Girl” acabó su segunda temporada tras una nueva tanda de veinticinco episodios evidenciando cuales son sus puntos fuertes y cuáles pueden ser los hándicaps que castiguen la serie según vayan pasando las temporadas. El universo que se ha creado la serie se limita casi en exclusividad a una complicidad friki muy característica entre los compañeros de piso, que han sabido potenciar sobretodo en el personaje de Jess, pero sobretodo en los de Schmidt y Nick.

Este es probablemente su mejor arma y también su peor defecto. El tono albergado en cada uno de sus personajes (tal vez Cece es la única que se sale de este microcosmos de frikez histriónica transitoria) es tan marcado y característico que pueden echar a una gran parte de la audiencia. Si no entras en su juego, es imposible que la serie te pueda gustar por mucho que las tramas se hagan más interesantes, más graciosas, o ambas cosas. Por otro lado, es este el sello distintivo de la serie, que la aleja de otros productos similares como pueden ser “Big Bang Theory” o incluso “How meet your mother”. El trabajo de los guionistas está siendo el de dotar de una acumulación progresiva de patologías, comportamientos disruptivos y extraños a cada uno de los personajes, englobados en una personalidad general, pero que todos llevan al extremo al ser particularmente histriónicos en su comportamiento: Jess es histriónicamente alocada, Nick es histriónicamente desastroso, Schmidt es histriónicamente repelente y Winston es histriónicamente.

El que estos cuatro personajes estén tan definidos ha propiciado que todos los secundarios que han ido incorporando en esta segunda tanda no acaben de encajar ciertamente en su universo, por lo que han acabado siendo frontones emocionales de los personajes, haciéndoles conscientes de sus limitaciones, rarezas y personalidades. En algún caso concreto, se ha visto un intento de hacerles encajar, pero poco a poco se han dado cuenta de que no les conviene hacerles entrar en el terreno tan particular de los protagonistas, por lo que acaban de salir de la vida de los protagonistas y por ende, de la ficción. En este aspecto, se ha optado por ir sin preámbulos a cristalizar la relación de Nick (Jake Johnson) con Jess (Zooey Deschanel), que ya se había ido cimentando desde la primera temporada y que en esta segunda han sabido jugar con pericia, sin que llegue a cansar y utilizando las personalidades de ambos personajes para hacer una historia de amor muy peculiar. Los escarceos también continuos de Schmidt (Max Greenfield) y Cece (Hannah Simone) han dejado a Winston en el personaje menos trabajado y prodigado en la serie.

jueves, 11 de octubre de 2012

PRIMERAS IMPRESIONES DE LA 2ª TEMPORADA DE "NEW GIRL"


La segunda temporada de la comedia americana sigue en la misma línea, y empieza en términos de relevancia exactamente como empezó la primera, con Cece (Hannah Simone) muy en segundo plano y con Winston (Lamorne Morris) un poco desubicado al que cuesta sacarle trama propia, siendo Jess (Zooey Deschanel), Nick (Jake Johnson) y Schmidt (Max Greenfield) los que se revelan una vez más como los personajes con más potencial. La extravagancia de Schmidt se está llevando todavía aún más al extremo, llevándole casi a la parodia de forma creciente, como ocurre con los personajes que gustan y que se van encontrando a sí mismos tanto a nivel de escritura como a nivel de interpretación. Sin embargo, esto puede provocar rechazo en algún sector de público, tal como pasa con la sobreactuada Estela Reynolds de Antonia San Juan (salvando las obvias distancias entre series, contenidos y estilos), pero es un riesgo que se suele correr en las series cómicas. Este nivel de semi-parodia se ha podido ver en una de las tramas del segundo capítulo, en el que supuestamente el Nick del futuro visita al Nick actual, dándole ciertos consejos y dándole cierta información para que se entienda a sí mismo y su relación con Jess, aunque finalmente se nos revela al hombre como un vagabundo con la mente un poco distorsionada. Sin embargo, esta trama sirve para que Nick se enfrente a su yo, de forma cómica y a la vez trascendental.

Sin embargo, en una impresión que no logro explicar ni con hechos ni ejemplos concretos, echo en falta algo de la chispa en los diálogos y en las tramas de la primera temporada, aunque quizás sea cosa de calentar y en los capítulos siguientes vuelvan a encontrar esa senda de frescura que rezumaban anteriormente. Aunque en algunos momentos puede dar esta sensación, tiene como ventaja el ser una ficción tremendamente barata de producir (en teoría), y que tarde o temprano recuperarán ese punto de imaginación que le pueda faltar en algunos tramos de la temporada. En estos primeros episodios, pocas veces han sido los momentos en los que algún personaje ha salido del edificio común que regentan, con excepción de los típicos flashes que suelen bañar dos o tres veces cada capítulo. Estos flashes recuerda cada vez más, sino lo hacían ya los de la primera temporada, a los utilizados por “Padre de familia”: surrealistas y llevados al extremo de la extravagancia.

En cuanto a tramas propiamente dichas, se sustenta aún más esa relación de tira y afloja entre Jess y Nick germinada durante la primera temporada, inteligentemente construida ya que la tensión sexual no resuelta no se juega exactamente poniéndoles novios distintos, y haciéndoles que se junten para volver a romper, como es típico en la mayoría de ficciones, sino que se construye de una forma en que no luchan con otras personas sino que luchan consigo mismos pare definir y redefinir su relación. Ahora tenemos a una Jess más perdida que nunca, que acaba de perder su trabajo y no sabe muy bien que hacer con su vida. Sin embargo, este es un factor que afecta al resto de personajes, tal y como se encarga de plasmar el capítulo cuarto, donde vemos a nuestros personajes tratando de encontrar su lugar en el mundo y en su propia mente, con los miedos propios de la gente que acaba de cumplir los treinta y no tiene muy claro hacia dónde avanzar, acrecentado esto por las fobias y características peculiares de Nick, Schmidt, Jess y compañía. Esta será la temporada del intento (y despropósito) de maduración del mundo freak.

domingo, 17 de junio de 2012

1ª TEMPORADA DE "NEW GIRL"


“New Girl” ha sido para mí una de las agradables sorpresas de la temporada televisiva americana en cuanto a comedia se refiere. Una sitcom ligera, con una en principio muy marcada protagonista, que era el personaje interpretado por Zooey Deschanel. Sin embargo, con el transcurso de los capítulos hemos podido constatar que la serie es mucho más que Jess. Los guionistas han optado por hacer extremos a los personajes, tomando como punto de partida sus fobias y manías. Por eso, la serie hace de lo friki la sublimación del humor. La diferencia, el patetismo bañado de pensamiento positivo, como eje de la bienhumoración. Por eso es una serie muy particular, que puede echar para atrás a una gran parte del público que no se encuentre cómodo con esta forma de hacer reír. Por poner un ejemplo, al principio de la serie, Jess era un personaje muy dado a crear canciones para definir situaciones que le estaban ocurriendo al momento, y este es un comportamiento que puede provocar una extrañeza que te lleve a la carcajada, pero también a la indiferencia o a la repulsión.

Sin embargo este tipo de humor se diferencia por poner un ejemplo radicalmente de lo que puede ser una serie parecida a esta, como “Big Bang Theory”. En la serie de Sheldon y compañía, la comicidad viene muchas veces de situaciones que fomentan lo que se llaman “chistes de personaje”, es decir, chistes basados en la personalidad de la disparidad de personajes, que funcionan perfectamente cuando estos están muy bien definidos. Sin embargo, “New Girl” tiene lo que podríamos denominar como dos arcos de humor, uno que correspondería con el anteriormente citado, y que saca jugo a las peculiaridades y rarezas de cada personaje llevadas al extremo e incluso a la parodia freak; pero también nos encontramos otra línea que bucea en una especie de humor que subyace en la propia esencia de la serie, un humor en el que los comportamientos avergonzantes y el modo de proceder friki toma forma propia, haciendo a los personajes imprevisibles dentro de la previsibilidad que les da el estar tan claramente definidos.

Por ello, tenemos por un lado el baluarte geek de la serie, que es el pez fuera del agua que al final no lo es tanto, interpretado Zooey Deschanel. Sin embargo, no se le queda atrás Schmidt (Max Greenfield), un personaje contradictorio, que por un lado parece estar marcado como un baboso pero que luego nos sorprende con taras obsesivas propias del más sensible de los metrosexuales. A esto hay que añadir la relación disfuncional que tiene con el personaje de Cece (Hannah Simone), la amiga modelo de Jess (que es el personaje más plano, pero que funciona bien como contrapunto de Schmidt y que ha ido ganando relevancia poco a poco). Tenemos también a, a priori el menos definido del cuarteto protagonista, Winston (Lamorne Morris), sobre el que utilizan más el recurso de humor físico y algunos ramalazos que le intentan hacer contradictorio en la forma de ver la vida. El último de los personajes es Nick (Jake Johnson), el aparentemente menos fóbico pero el más patético de los cuatro, un personaje volátil y acomplejado por sus fracasos que es capaz de hacer verosímil la ida de olla más grande, ya que es un personaje al que te crees siempre en su particular bajada a los infiernos. Por finalizar la reflexión, diremos que el último capítulo amaga con una especie de cliffhanger que solo podría venir de una forma posible: La ruptura del grupo por la marcha de uno. En este caso es Nick, el que recayendo al volver con una antigua novia que le ha destrozado la vida en sucesivas ocasiones, está dispuesto a mudarse y romper el particular equilibrio del piso. Sin embargo, de una forma desenfadada, friki y a la vez emotiva, se resuelve este conflicto con la vuelta de Nick al piso, mostrándonos un poco cual es el espíritu de la serie, y también cómo se cuece a fuego lento una profunda tensión sexual no resuelta entre Nick y Jess.

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