jueves, 11 de octubre de 2012

PRIMERAS IMPRESIONES DE LA 2ª TEMPORADA DE "NEW GIRL"


La segunda temporada de la comedia americana sigue en la misma línea, y empieza en términos de relevancia exactamente como empezó la primera, con Cece (Hannah Simone) muy en segundo plano y con Winston (Lamorne Morris) un poco desubicado al que cuesta sacarle trama propia, siendo Jess (Zooey Deschanel), Nick (Jake Johnson) y Schmidt (Max Greenfield) los que se revelan una vez más como los personajes con más potencial. La extravagancia de Schmidt se está llevando todavía aún más al extremo, llevándole casi a la parodia de forma creciente, como ocurre con los personajes que gustan y que se van encontrando a sí mismos tanto a nivel de escritura como a nivel de interpretación. Sin embargo, esto puede provocar rechazo en algún sector de público, tal como pasa con la sobreactuada Estela Reynolds de Antonia San Juan (salvando las obvias distancias entre series, contenidos y estilos), pero es un riesgo que se suele correr en las series cómicas. Este nivel de semi-parodia se ha podido ver en una de las tramas del segundo capítulo, en el que supuestamente el Nick del futuro visita al Nick actual, dándole ciertos consejos y dándole cierta información para que se entienda a sí mismo y su relación con Jess, aunque finalmente se nos revela al hombre como un vagabundo con la mente un poco distorsionada. Sin embargo, esta trama sirve para que Nick se enfrente a su yo, de forma cómica y a la vez trascendental.

Sin embargo, en una impresión que no logro explicar ni con hechos ni ejemplos concretos, echo en falta algo de la chispa en los diálogos y en las tramas de la primera temporada, aunque quizás sea cosa de calentar y en los capítulos siguientes vuelvan a encontrar esa senda de frescura que rezumaban anteriormente. Aunque en algunos momentos puede dar esta sensación, tiene como ventaja el ser una ficción tremendamente barata de producir (en teoría), y que tarde o temprano recuperarán ese punto de imaginación que le pueda faltar en algunos tramos de la temporada. En estos primeros episodios, pocas veces han sido los momentos en los que algún personaje ha salido del edificio común que regentan, con excepción de los típicos flashes que suelen bañar dos o tres veces cada capítulo. Estos flashes recuerda cada vez más, sino lo hacían ya los de la primera temporada, a los utilizados por “Padre de familia”: surrealistas y llevados al extremo de la extravagancia.

En cuanto a tramas propiamente dichas, se sustenta aún más esa relación de tira y afloja entre Jess y Nick germinada durante la primera temporada, inteligentemente construida ya que la tensión sexual no resuelta no se juega exactamente poniéndoles novios distintos, y haciéndoles que se junten para volver a romper, como es típico en la mayoría de ficciones, sino que se construye de una forma en que no luchan con otras personas sino que luchan consigo mismos pare definir y redefinir su relación. Ahora tenemos a una Jess más perdida que nunca, que acaba de perder su trabajo y no sabe muy bien que hacer con su vida. Sin embargo, este es un factor que afecta al resto de personajes, tal y como se encarga de plasmar el capítulo cuarto, donde vemos a nuestros personajes tratando de encontrar su lugar en el mundo y en su propia mente, con los miedos propios de la gente que acaba de cumplir los treinta y no tiene muy claro hacia dónde avanzar, acrecentado esto por las fobias y características peculiares de Nick, Schmidt, Jess y compañía. Esta será la temporada del intento (y despropósito) de maduración del mundo freak.

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