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domingo, 13 de noviembre de 2011

ASESINOS DE ÉLITE


Tres antiguos miembros de las fuerzas especiales son contratados por un jeque árabe para matar a los tres miembros del SAS (Servicio Especial Aéreo británico) responsables de la muerte de tres de sus hijos durante unos disturbios en Omán diez años atrás. Dos de ellos aceptan por dinero, mientras que el tercero (Jason Statham) lo hace para salvar la vida de un amigo (Robert de Niro). Pero llevar a cabo tan peligrosa misión no será nada fácil, pues además de ser profesionales, están protegidos por una organización formada por antiguos miembros del SAS, denominada The Feather Men.

“Asesinos de élite” es un buen divertimento, o al menos un aceptable divertimento, aunque en su conformación y como resultado general se quede algo vacía de contenido, que no de forma. La trama trata algunos temas de complejidad moral y debates éticos a los que se podía haber sacado más partido, pero todo su interés radica en algunas escenas de acción y de luchas muy bien rodadas y perfectamente ejecutadas, así como en el gran reparto protagonista de la cinta. Un ejemplo claro de este primer hándicap le encontramos en las escenas que el personaje de Clive Owen comparte con los miembros del The Feather Men, ofreciéndonos unos diálogos bastante olvidables y creándonos además la sensación de que en vez de estar observando un entorno de tensión y decisiones críticas lo que estamos viendo es a una pandilla de cuarentones eligiendo el regalo de cumpleaños de un tercero. La trama en sí no tiene mucho misterio, y por ello parece volcar sus pretensiones en estos dilemas morales anteriormente mencionados, pero el poco jugo que se saca de ellos y su tratamiento banal e inocuo hace que la película sea algo decepcionante a nivel intelectual-reflexivo.

En el reparto tenemos por tanto a un Jason Statham del que ya no hay nada que decir con respecto a este género: es el bautizado y confirmado nuevo héroe “testosterónico” y varonil de acción del momento, y se mueve como pez en el agua en el género. Las coreografías a las que se le somete a su personaje son ejecutadas con una elegancia y una intuición que parece innata, pero que no lo es, de acuerdo al recorrido que lleva en este tipo de películas. Su antagonista corre a cargo del notable Clive Owen, que aquí aporta cierto toque francés a su personaje, algo delicado y con cierta fragancia altiva; sin embargo, no sobresale dentro del reparto. Aporta también su granito de arena Robert de Niro, en un papel más presencial que sustancial, pero que actúa como motor y mentor del personaje de Statham. La sorpresa del casting la protagoniza Dominic Purcell, encarnando a un asesino a sueldo brutote pero flexible y con carisma, algo más inteligente y con más profundidad que el Lincoln Burrows que interpretara hace unos años en “Prison Break”; además, el cambio físico al que se somete y un ligero cambio en la dicción crean un perfecto clima para dar vida a una suerte de asesino que parece sacado del México más patrio y a la vez de una serie americana de policías de los años 70. Para cerrar de alguna forma el reparto, y a modo de curiosidad, nos encontramos en el papel de intermediario de los encargos criminales a Adewale Akinnuoye-Abbaje, conocido por su papel de pastor en “Lost”. "Asesinos de élite" se estrena en nuestras pantallas este viernes, 18 de Noviembre.

martes, 14 de octubre de 2008

PRISON BREAK

Después de este, aproximadamente, primer tercio de temporada se puede decir que la serie se ha reinventado por completo, algo que llevaba demandando desde la pasada temporada y que los productores parecían tener miedo de ejecutar. Esta visión radicalmente nueva de concebir la serie le ha dado nuevos aires al producto, a consta eso sí de varias elipsis tramposas y cogidas por los pelos como la fuga de T-Bag, Bellick y Sucre de la prisión de Sona (que hasta hace dos días era inexpugnable) o la 'resurrección' de Sarah sin una nimia explicación. Una víctima más de todo esto ha sido el personaje de Whistler (Chris Vance) del que poco se ha profundizado y fulminado en los primeros compases. Éste último ha dado el testigo a dos personajes carismáticos como son el agente Don Self (una grata sorpresa, ya que hasta ahora 'buenos y malos', defensores de la ley y violadores integrales o coyunturales de ésta, siempre habían tenido un marcado lado oscuro, y éste se nos presenta como alguien muy puro y casi cómico que se tiene que hacer cargo de una gran responsabilidad y unos riesgos enormes) y el asesino en serie Waytt (un personaje potente del que casi nada se sabe y que cada vez que aparece nada bueno parece augurar a nuestros protagonistas). La trama aún habiendo renovado completamente la serie se asemeja más a la segunda temporada (nunca podrá llegar al nivel de la primera, algo que a veces se vuelve en su contra y las audiencias parecen refrendarlo) y aunque ya estamos al tanto de las cualidades intelectuales de Scofield hay lugar para la sorpresa aunque de forma más comedida y fraccional. Ésto es, teniendo como referencia esta primera temporada en la que la misión era de aspecto global (escapar de Fox River), ésta se nos presenta como una sucesión de hazañas en las que las dificultades que se les presentan en su contra llegan en algunos casos al nivel de supuesta insalvabilidad de la primera campaña. Otro punto a favor en el desarrollo de la narración es ver otra vez a casi todos los protagonistas involucrados en una misma trama y que tendrán que aprender a convivir como ocurría en la excepcional 1ª temporada, un recurso de contraposición-interacción de personalidades que se había perdido en las dos anteriores. En torno a los personajes hay que resaltar la parca definición con la que se ha encasillado a alguno de los protagonistas como el informático (el graciosillo que está obligado y de vuelta), Scofield (el que tiene siempre la idea correcta en la ejecución del plan), Lincoln (el bruto, el brazo ejecutor), Sucre (el leal) o Bellick (el eternamente dudoso). Establecer por encima de todos el personaje de Mahone (William Fichtner), sin duda el más completo y que está adquiriendo una dimensión de protagonismo bien merecido por medio de sus características ya conocidas como personaje de la trama involucrado por la extorsión sobre su familia y por otro lado un ahondamiento en su lado más humano que resulta inusitadamente creible gracias a una excelente interpretación. Caso a parte es el de T-Bag (Robert Knepper). un personaje a la altura del anterior, muy bien dibujado y cariñosamente odiable, pero que desde la segunda mitad de la 2ª temporada parece no tener un sitio claro en el argumento global y los guionistas parecen hacer malabarismos para mentenerle de alguna forma en lo alto del reparto. Otro acierto me parece la exclusión completa del hijo de Lincoln (Marshall Allman), ya que ha dado todo lo que podía dar de sí y volver a incluirle supondría tener que volver a redundar en su ciclo narrativo (secuestro/situación de peligro), aún con el añadido de haberse llevado con él al personaje de Sofía Lugo.

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