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sábado, 2 de febrero de 2013

EL VUELO




Tras un aterrizaje de emergencia gracias al cual salvan la vida un centenar de pasajeros, el capitán Whip Whitaker (Denzel Washington), que pilotaba el avión, es agasajado como un héroe nacional. Sin embargo, cuando se pone en marcha la investigación para determinar las causas de la avería, se descubre que, probablemente, fue precisamente el piloto quien puso en peligro la vida de los pasajeros debido a su alcoholismo.

El director Robert Zemeckis, director de títulos tan distintos como la mítica saga de “Regreso al futuro” o la cinta animada “Polar Express”, nos propone aquí una de sus cintas más duras, emotivas y con un recorrido emocional del personaje mucho más maduro y que entronca fieramente con la realidad. Todo esto viene sustentado por un genial y tremendo Denzel Washington, en uno de los personajes más complejos y con más matices de su carrera, que nos ofrece a un hombre que pasa por momentos muy distintos y muy humanos en un periodo de tiempo muy breve; secundado con unos comprometidos Don Cheadle (“Iron Man”) y Kelly Reilly (que se me asemeja muchísimo física e interpretativamente a la hora muy de moda Jessica Chastain). Culminando este reparto solvente encontramos a un excéntrico pero muy puntual en sus apariciones John Goodman (“Argo”), que se come la pantalla los breves momentos que gozamos de su aparición.

Lo que narra esta película es sencillamente un gran viaje personal del protagonista interpretado por el actor afroamericano, con un arco de evolución muy complejo y muy bien dibujado, que empieza con una escena inicial impactante y genialmente rodada. El espíritu y el sentimiento del protagonista junto a los a veces espeluznantes y a veces muy correctos diálogos de sus acompañantes crean un producto más que notable. Para destensar todo esto, el director nos propone ciertos momentos de alivio cómico que como se ha dicho corren a cargo del personaje de John Goodman, que sirven para aflojar un poco la tensión emocional de la narración, abrazados estos momentos por una banda sonora a retazos gamberra que tiene entre otros títulos a “Gimme Shelter” y “Sympathy for devil” de los Rolling Stones, pero también algún coqueteo con The Beatles. Mi puntuación: 7,5 sobre 10. “El vuelo” se estrenó el pasado viernes 25 de enero en las salas de toda España.

sábado, 14 de enero de 2012

THE ARTIST


Hollywood, 1927. George Valentin es una gran estrella del cine mudo a quien la vida le sonríe. Pero, con la llegada del cine sonoro, su carrera corre peligro de quedar sepultada en el olvido. Por su parte, la joven actriz Peppy Miller, que empezó como extra al lado de Valentin, se convierte en una estrella del cine sonoro.

La película tiene el gran valor de ser capaz de colarte una película clásica recién salida de los hornos de Hollywood de la década de los 20 en pleno siglo XXI. El tratamiento de la realización, el guion, y sobretodo la elección de unos protagonistas que parecen sacados de aquella época (impresionante su interpretación dando vida a actores del cine mudo, su expresión corporal y su gestualidad, en un increíble ejercicio de encarnación) hacen de esta una pieza única y altamente recomendable. Tanto Jean Dujardin como Bérénice Bejo son la elección ideal para estos papeles, al no vincularlos el espectador con ningún actor conocido (lo que habría sido un error de casting) y comprobar con creces su capacidad tanto interpretativa, gestual y rítmica. Para completar un el reparto, alimentan el caché del producto actores de primer nivel como son James Cromwell (interpretando al chófer del protagonista), el incombustible John Goodman (como el ejecutivo que dará la patada al personaje de Dujardin), y Malcom McDowell en una aparición casi anecdótica y con cierto guiño cinematográfico.

El film nos regala por otro lado un interesante y sugerente juego de metacine. Una película que nos cuenta los entresijos de un periodo dónde la forma de hacer cine era distinta, y el papel que toma el personaje en este contexto. En un momento de la cinta, da la impresión de que la ruptura va a ir más allá, y que la transgresión va a ser más profunda, pero se queda en una labor metafórica interesante para un relato tan clásico y tan de evocación. Esta evocación hace recordar la economía narrativa de las películas del cine clásico, que con un par de intertítulos son capaces de permitir que el espectador decofique el resto de la conversación (o al menos la idea general) sin necesidad de oír sus palabras. Sí me esperaba algo más novedoso en cuanto a la trama, aunque tal vez tratándose del tipo de película del que se trata era una auténtica quimera en todos los aspectos. La trama, como tal vez era de esperar, es absolutamente lineal, de corte clásico de principio a fin, la típica comedia romántica de los años veinte, que tiene fuerza, y un planteamiento, nudo y desenlace muy claro. Al fin y al cabo, “The artist” permite al espectador un ejercicio de rememoración, de vuelta al pasado tal, que incluso un espectador de mi edad que no vivió esa época ni su postrimerías siquiera, es capaz de imaginarse aquel esplendoroso momento tanto a nivel cinematográfico como a nivel social y artístico.

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