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martes, 14 de mayo de 2013

FINAL DE LA 5ª TEMPORADA DE "EL MENTALISTA"



La serie protagonizada por Simon Baker puso fin recientemente a su ya quinta temporada, dando síntomas de cierto desgaste, y demostrando que está bastante hipotecada por la identidad de John El Rojo, que no quieren mostrar hasta el final total de la serie. Si en el final de la tercera temporada supieron hacer un punto intermedio del eslabón bastante intrigante e intenso, y en la cuarta supieron jugar con una muerte secundaria, en el final de esta temporada se nos ha quedado algo frío, a pesar de ciertas revelaciones de importancia.

“El Mentalista” comenzó la temporada dando la férrea sensación de que había encontrado la fórmula para salir de la monotonía en la que se encontraba cuando no se tocaba la trama de John El Rojo. Esta fórmula creada por los guionistas consistía en tramas que se alejaban un poco de lo que entendemos como un asesinato normal (como ejemplo el capítulo del robo), o bien involucrando a uno de los personajes secundarios (el padre de Rigsby), o incluso haciendo a Jane alucinar hasta ver una proyección de su hija muerta. Sin embargo, a medida que continuaba la temporada se volvieron a sumir progresivamente en una retahíla de capítulos bastante mediocres, que explotaban siempre la inteligencia de Jane y sus artimañas para dar con el culpable, teniendo a Rigsby (Owain Yeoman), Cho (Tim Kang), Van Pelt (Amanda Righetti) -que desapareció debido a su embarazo durante varios episodios- e incluso a Lisbon (Robin Tunney) como meros pasmarotes del personaje central. Buscando una línea horizontal que diese interés a la temporada se optó por dispensar al personaje de Lorelei (Emmanuelle Chriqui) durante varios capítulos, sabiendo que era una aliada de John El Rojo que podía volverse en su contra, pero en lo que ya se atisbaba desde lejos que era un callejón sin salida, y que ha acabado por demostrarse en el final de temporada. Las cartas sobre la identidad del asesino se van desplegando muy pero que muy lentamente.

Centrándome ya en la recta final como tal, he de decir que me gustó mucho más el penúltimo capítulo, lleno de intensidad y de originalidad, en la forma que tiene Patrick (Simon Baker) de llevar el caso de LaRoche (Pruitt Taylor Vince), que se han convertido en algo parecido a aliados forzosos después de que se llevaran a palos hace unas temporadas: los diálogos entre LaRoche y Jane, además del desenlace y la forma que tienen de hacer caer a la infiltrada de la Brigada en la ratonera, ha hecho de este un gran capítulo, además de cerrar de alguna forma la trama de Volker (Henry Ian Cusick) que dio dos de los mejores capítulos de mitad de temporada. Sin embargo, este final nos ha ofrecido una clausura de temporada algo tramposa, ya que por muy misterioso e impactante que pueda parecer el que John El Rojo averigüe un profundo recuerdo de nuestro Mentalista y además haya adivinado la lista a la que ha reducido sus sospechas para averiguar quién es su antagonista, ha carecido de la tensión de otros finales. Aquí, al contrario que en el teatro, necesitamos conocer el truco del mago. Si no hay tal truco y no se ahonda en cómo John El Rojo ha averiguado todo eso, se estará tomando el pelo al espectador. Así pues, es un final que hipoteca mucho a los guionistas, que siguen estirando hasta el infinito la identidad de John El Rojo. Como contrapartida, se nos han reducido los sospechosos a siete, pero no descartaría que incluso esto tuviese truco; y además, se nos ha planteado la promesa de que en la próxima temporada John El Rojo matará más a menudo, por lo que su duelo con Patrick debería ser más intenso. ¿Tenemos todavía Mentalista para rato? Al menos una temporada más, parece que sí.

viernes, 9 de noviembre de 2012

INICIO DE LA 5ª TEMPORADA DE "EL MENTALISTA"


“El mentalista” ha vuelto ya a nuestras pantallas con su quinta temporada, llevando emitidos seis episodios en EEUU y con solamente un episodio a la zaga en territorio nacional, acortando cada vez más el periodo entre emisiones. Esta temporada ha empezado facilitándose las cosas respecto a la trama de John El Rojo, optando por la vía más cómoda, pero sin embargo se ha intentado hacer unos capítulos casi siempre con la misma estructura de investigación pero con ciertos elementos que hagan dar un soplo de aire fresco a la ficción.

SPOILERS 5X01-5X05
Con esto nos referimos a que Loreleine (Emmanuelle Chriqui), la aliada de John El Rojo que capturaron al final del último capítulo de la pasada temporada, desaparece demasiado pronto. No han arriesgado ni un mínimo a este respecto, a sabiendas que cuanto más tiempo estuviera a disposición policial, más raro se nos haría a los espectadores que la trama no avanzara en ese aspecto. La idea preconbebida de que John El Rojo solo aparecerá en el final de la serie, descubriendo su identidad, a veces les juega en contra: Este es uno de esos casos. Sin embargo, supongo que la atractiva joven volverá a aparecer más tarde ya en libertad, eso sí, para atormentar a Jane (Simon Baker) y hacer las delicias de los espectadores del duelo intelectual entre nuestro mentalista y John El Rojo. Por todo esto, el primer episodio de la temporada defrauda bastante, y nos quedamos con ganas de haber visto un inicio mucho más impactante. Para suplir esto, los guionistas han intentado devanarse los sesos para que en capítulos posteriores, volviendo un poco al proceder habitual, no sean monótonos y tengan ciertos elementos novedosos que nos hagan salir de la tónica común de episodios. Y han salido satisfactoriamente reforzados.

Un ejemplo claro han sido el segundo y el quinto capítulo, en los que se inciden en la personalidad y en el pasado de Jane: En un segundo episodio muy sugestivo, nos hemos encontrado con un Patrick drogado gracias al devenir del caso que le ha permitido ver lo que sería la proyección de su hija si en ese momento estuviera viva, haciendo clara y agradable referencia a “Alicia en el País de las Maravillas” cuando un conejo blanco es el que le lleva hasta su imaginaria primogénita. En esta percepción, ella le hace entender algo que parece empeñado en negarse planteándole ciertas reflexiones, la barrera emocional creada desde que perdiera su familia: “Llevo muerta diez años y tú te has estancado” o preguntándole en su interior más profundo si “¿Alguien sabe quién eres?”, a lo que Jane responde “Lisbon”. Aquí tenemos otro de los elementos a comentar de este inicio, ese incidir en el vínculo entre Lisbon y Jane cimentado hace tiempo, pero parece que el mínimo acercamiento romántico que hubo en la season finale del último episodio se ha olvidado por ahora, alentado seguramente por esa certeza que comparten espectador y creadores de que Simon Baker y Robin Tunney tienen nula química romántica.

A pesar de que los secundarios (Cho, Rigsby y Van Pelt) son más secundarios que nunca, otra de las estrategias para aliviar un poco la monotonía de los capítulos ha sido centrar uno de ellos, el cuarto exactamente, en uno de los agentes: Wayne Rigsby (Owain Yeoman). En él, su problemático padre (William Forsythe) es el centro de la investigación y tendrá una función crucial a la hora de desentrañar el misterio, haciendo que Rigsby se vea muy afectado a nivel emocional y laboral, conociendo por otro lado la situación actual del detective desde que su esposa lo abandonara por fingir su muerte. En esta tónica, tenemos un tercer capítulo que intenta dar un giro de tuerca al caso procedimental, en el que el asesinato se nos propone en la forma de robo a un banco, haciendo que sea algo más visual y distinto, que viene dado por la idea de buscar una novedad que proponer sin incidir en la trama horizontal. Así que las preguntas que me surgen después de estos primeros episodios son estas: ¿Cuándo volveremos a saber algo de Loreleine y John El Rojo? ¿Tendremos que esperar casi al último cuarto de temporada? ¿Volverá en algún momento Summer (Samaire Armstrong) para dar algo más con lo que jugar al personaje de Cho? ¿Se le buscará algún factor personal a Grace Van Pelt? ¿Volverá el personaje de Virgin Minelli (Gregory Itzin) después del gancho lanzado en este quinto capítulo que nos habla de los inicios de Jane en la brigada?

miércoles, 30 de mayo de 2012

FINAL DE LA 4ª TEMPORADA DE "EL MENTALISTA"


Retrotrayéndonos un poco a estos últimos meses de la ficción, hay que apuntar que solamente los dos últimos episodios están relacionados directamente con la trama de John el Rojo. Los inmediatamente anteriores son totalmente autoconclusivos y no adelantan nada de lo que pasará en estos dos últimos, al contrario que hicieran en la tercera. Como apunte para contextualizar, en el penúltimo capítulo, al verse afectado de una manera tan emocional el personaje de Patrick por el aniversario de la muerte de su familia, la trama policiaca de la brigada carece tremendamente de interés. Aunque se comprende que es necesario tenerla debido a su estructura procedimental, y que la trama de Patrick no es suficiente como para llenar los minutos de un episodio. En el caso del capítulo final, también tenemos un caso paralelo que tanto Rigsby, Van Pelt como Cho están investigando, pero enseguida se abandona en cuanto la figura de Patrick entra en juego.

El capítulo final ha sido irregular, pero ha tenido sus momentos. Lo mejor ha estado en la secuencia de inicio y en la parte central dónde se estaban poniendo todas las piezas del ajedrez para la resolución. Por otra parte, el clímax ha sido digno pero muy formal. Me explico: Por un lado, sí me ha gustado (al poner al espectador en una tesitura de bastante expectativa) el ejercicio de hacer una elipsis temporal de nada menos que seis meses entre el penúltimo y el último capítulo. Los primeros momentos de este son enormemente emocionantes por ello, pero se esta tensión se ve desgarrada cuando entramos con un caso criminal de investigación, que ni nos va ni nos viene. El final es prácticamente un duelo de mentes entre Patrick y John El Rojo, haciendo un evidente paralelismo al enfrentamiento que mantienen Sherlock Holmes y su antagonista Moriarty. Este final carece del impacto y de la fuerza de la anterior temporada por eso mismo, porque no se trata de una lucha de acción, sino de un duelo intelectual en el que cada uno de los contrincantes mide sus fuerzas, se lanza órdagos e intenta ser más listo que el adversario. La resolución es algo decepcionante, pero a todos los efectos, esperable: La “conversación” de Jane con John, la mediación del personaje interpretado por Emmanuelle Chriqui, y el malogrado final que corre el pobre jefe del FBI. Sin embargo, era evidente que no se mostraría a John el Rojo, ya que está enormemente anunciado que ese será el duelo final de la serie. La pregunta era solamente cual iba a ser esta vez la estratagema para que pareciera que iba a verle, que iba a enfrentarse cara a cara con él, pero al final no lo hiciese: El resultado fue el que vimos.

¿Qué se nos abre a continuación? Pues por un lado, al revelarse como una estrategia esa bajada a los infiernos de Jane, tenemos de nuevo a nuestro protagonista en el mismo punto que durante la temporada, pero con una baza que jugar: la ayudante de John El Rojo está bajo su custodia y pueden interrogarla sobre su ansiado objetivo. Seguramente de juego los primeros capítulos, aunque antes de que revele nada realmente importante morirá a manos del ya mencionado compinche de John en el FBI. Por otro lado, les será fácil volver a restablecer a Patrick como asesor de la brigada, ya que incluso en este capítulo Wainwright tenía intención de hacer un intento para estimular su vuelta, ya que el número de casos cerrados ha descendido alarmantemente. Por último, se abre una evidente posibilidad de romance entre Patrick y Lisbon, que se ha sembrado durante este final mostrando un acercamiento entre ellos tanto en la detención de la limusina, y sobre todo evidenciando a una Lisbon molesta cuando Lorelei la informa que se ha acostado con Patrick. Sinceramente, no es algo que me interese, ya que la pareja protagonista carece de química. Mi interés está totalmente volcado en ver como sigue la trama de John el Rojo. Veremos que nos depara en la quinta.

jueves, 16 de junio de 2011

FINAL DE LA 3ª TEMPORADA DE EL MENTALISTA


La serie “El Mentalista” termina su tercera temporada con un doble capítulo titulado muy intencional e inteligentemente “Fresas con nata”. Después de haber visto hace ya un par de días estos 80 minutos de la ficción protagonizada por Simon Baker, tengo la distancia emocional suficiente para decir que se trató de un final de temporada muy digno, apasionante y que siembra grandes dudas, creadas excelentemente gracias a la recta final del episodio. Teniendo como referencia que el capítulo justamente precedente (“Rapsodia en rojo”) no incurría en ningún momento en la temática de John el Rojo, y presentándonos la trama de este capítulo como un caso a priori autoconclusivo; produjo que en la primera media hora casi se anularan mis expectativas de tener un final relacionado con el antagonista natural de Jane, así que cuando el capítulo te empieza a azotar con un in crescendo muy bien establecido (desde la colocación de la bomba artesana en el cuerpo de Lisbon), lo disfruté mucho más y fui incapaz de despegar siquiera unos segundos los ojos de la pantalla de TV.

El Mentalista es una serie procedimental, que tiene como elemento de novedad el personaje y el “modus operandi” de Patrick Jane; sin embargo, en su desarrollo es como cualquier capítulo de CSI. El grueso de personajes son bastante planos y estereotipados, o por lo menos poco interesantes, a excepción del protagonista. La relación de tensión sexual no resuelta que intentaron establecer con Teresa Lisbon les salió mal en la primera temporada (debido a la inexistente química que había entre los actores), por lo que ahora están jugando a cambiar la baza y orientar esta relación en unos aspectos más de camaradería y de tira y afloja más propio de las películas denominadas en EEUU como “budy-movies”, es decir, películas sobre dos personas obligadas a compartir amistad o trabajo, y que tienen unas perspectivas de ver la vida muy diferentes, o con unos códigos morales radicalmente opuestos. Esta temporada se eliminó por otro lado la relación entre Rigsby y Van Pelt, emparejando a esta última con otra persona que ha resultado ser parte crítica de la resolución de esta temporada, por lo que la situación relacional de los protagonistas queda de nuevo en la misma posición, aunque traiga probablemente consecuencias en la personalidad de Grace.

Pese a estos a priori hándicaps hay algo que me anima a seguir viendo la serie y no sé exactamente lo que es, ya que la fórmula se empieza a agotar poco a poco. Ya no tenemos el elemento sorpresa de los comienzos, ya que toda acción de Patrick Jane la veremos al fin y al cabo como susceptible de tener una doble motivación, de formar parte de un engaño o una pantomima pensada para desenmascarar al asesino. Tan solo capítulos como el de la falsa acusación a la agente Hightower o cuando uno de los sospechosos hace tambalear las férreas creencias escépticas de Jane (muy al estilo de los capítulos distintos de la también procedimental “House”) elevan un poco el nivel de intensidad e intriga de la serie, y tiene también a su favor que es fácil de ver y de seguir, con el añadido de la complejidad y frescura psicológica del personaje de Jane.

Respecto al capítulo propiamente dicho hay que mencionar el diálogo final, anunciado como inevitable y verdadero por los responsables de la serie, muy rico y sorprendente con independencia de que sea quien decía ser, y que te deja con la gran duda si este ha sido el final que estábamos esperando sobre la trama general (que sería por otro lado al momento impactante, pero a largo plazo decepcionante, ya que el particular Moriarty de Patrick Jane no ha podido dejarse derrotar de esa manera) o todavía nos esperan más vueltas de tuerca. Por lo que se nos abren ciertas preguntas para la próxima temporada: ¿Realmente John el Rojo está muerto? ¿Será un esbirro de este con gran información sobre la muerte de su familia? ¿Se enterará Jane de que no ha matado a quién creía? ¿Cómo cambiará la personalidad y los objetivos de Jane si realmente John el Rojo ha muerto? ¿Cómo influirá en Grace la muerte de su prometido? ¿Volverá a aparecer Minelli (al que vimos esporádicamente en un capítulo de esta temporada)? ¿Y Hightower? Habrá que esperar.

martes, 15 de marzo de 2011

EL DEMONIO BAJO LA PIEL


En 1957, en una pequeña población petrolera situada al oeste de Texas, Lou Ford (Casey Affleck), el ayudante del sheriff, un hombre afable y sencillo, empieza a sufrir los ataques de la enfermedad que le hizo cometer un crimen en su juventud. Al recibir un aviso de que debe desalojar del pueblo una prostituta, y tener un breve encuentro con ella en el que sexo y violencia se entremezclan, se desatará todo su potencial.

Michael Winterbottom consigue con esta adaptación de la novela negra “The killer inside me” un retrato tan brutal, tan excitante y tan enfermizo de un asesino en serie que aunque el guión tiene ciertas lagunas y dejadeces varias, se le perdonan en pos de este retrato. Hacía tiempo, desde que descubrí la serie “Dexter” y todavía más antiguamente “El silencio de los corderos”, que no veía un dibujo de la psique de un psicópata con tal acierto y genialidad. A todo esto contribuye en gran medida la inmensa interpretación del efervescente Casey Affleck, en un trabajo inquietante, sereno y profundo que dota de una terrible certeza a su protagonista, avalado todo ello por un trabajo de la voz en un tono algo agudo pero profundo y cadente al mismo tiempo, y complementado gracias al guión y su buen hacer de un comportamiento sociopático tan adecuado a sus gestos que resultaría una negligencia no mencionarlo. Las pequeñas reflexiones del protagonista dispuestas a lo largo del título acaban de componer esta suma de buenos elementos que hacen de este protagonista el pilar básico del film.

El que la historia esté contextualizada a mediados del siglo XX y en un pequeño pueblo de la América profunda ayuda también a la incursión del espectador en los acontecimientos que se nos cuenta, es muy difícil a veces para el espectador medio creerse que estas cosas puedan suceder en la actualidad, ya sea bien en su país, en EEUU o en cualquier país medianamente desarrollado, pero al llevarlo a ese lugar tan chapado a la antigua y dónde la gente actuaba muchas veces con otras reglas que no eran las de la ley, se hace mucho más creíble y susceptible de aceptación. Dos escenas brutales de violencia tanto sexual como puramente física son otro de los puntos fuertes y arriesgados del film: El ver cómo una exuberante y bellísima Jessica Alba, en un papel muy breve pero intensamente dramático, es golpeada y convertida en una masa de mole de carne picada en apenas cuarenta segundos supone un intenso golpe al espectador tan desgarrador como lo supone el retrato mismo del asesino. Sin ser una obra redonda, estos cuatro elementos tan impactantes hacen de ésta un gran y genial trabajo. Siguiendo con el apartado de personajes tenemos a Kate Hudson en el papel de mujer del protagonista, que aunque consciente en parte de la realidad que está ante sus ojos, se muestra sumisa al fin y al cabo, y ni siquiera los intentos que hace de cambiarlo son creíbles para ella misma. Nos encontramos por otro lado también con algunos personajes poco definidos como por ejemplo el de Simon Baker, ya que en el entorno del elenco que interpreta a detectives, policías e investigadores parecen todos estar cortados por el mismo patrón, limitándose su papel prácticamente a observar perplejos la sucesión de acontecimientos; aunque tal y como dice el protagonista, realmente desde el principio todos ellos sabían lo que pasaba aunque no se atreven o no están preparados para admitirlo. Se hace mucho hincapié en el pasado atormentado del personaje de Affleck, dónde comenzaron los abusos y que es el origen de su patología, se hace de una forma potente y llamativa, pero tal vez muy reiterativa y algo cansina. Por todo ello, todo el peso del relato recae casi y totalmente en la interpretación de un inmenso Casey Affleck, junto a varias escenas tan brutales que emocional y visualmente son capaces de causar mucho más impacto al espectador que cualquiera de las escenas de tortura gore de la saga “Saw”, por lo menos en mi caso.

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