martes, 15 de marzo de 2011

EL DEMONIO BAJO LA PIEL


En 1957, en una pequeña población petrolera situada al oeste de Texas, Lou Ford (Casey Affleck), el ayudante del sheriff, un hombre afable y sencillo, empieza a sufrir los ataques de la enfermedad que le hizo cometer un crimen en su juventud. Al recibir un aviso de que debe desalojar del pueblo una prostituta, y tener un breve encuentro con ella en el que sexo y violencia se entremezclan, se desatará todo su potencial.

Michael Winterbottom consigue con esta adaptación de la novela negra “The killer inside me” un retrato tan brutal, tan excitante y tan enfermizo de un asesino en serie que aunque el guión tiene ciertas lagunas y dejadeces varias, se le perdonan en pos de este retrato. Hacía tiempo, desde que descubrí la serie “Dexter” y todavía más antiguamente “El silencio de los corderos”, que no veía un dibujo de la psique de un psicópata con tal acierto y genialidad. A todo esto contribuye en gran medida la inmensa interpretación del efervescente Casey Affleck, en un trabajo inquietante, sereno y profundo que dota de una terrible certeza a su protagonista, avalado todo ello por un trabajo de la voz en un tono algo agudo pero profundo y cadente al mismo tiempo, y complementado gracias al guión y su buen hacer de un comportamiento sociopático tan adecuado a sus gestos que resultaría una negligencia no mencionarlo. Las pequeñas reflexiones del protagonista dispuestas a lo largo del título acaban de componer esta suma de buenos elementos que hacen de este protagonista el pilar básico del film.

El que la historia esté contextualizada a mediados del siglo XX y en un pequeño pueblo de la América profunda ayuda también a la incursión del espectador en los acontecimientos que se nos cuenta, es muy difícil a veces para el espectador medio creerse que estas cosas puedan suceder en la actualidad, ya sea bien en su país, en EEUU o en cualquier país medianamente desarrollado, pero al llevarlo a ese lugar tan chapado a la antigua y dónde la gente actuaba muchas veces con otras reglas que no eran las de la ley, se hace mucho más creíble y susceptible de aceptación. Dos escenas brutales de violencia tanto sexual como puramente física son otro de los puntos fuertes y arriesgados del film: El ver cómo una exuberante y bellísima Jessica Alba, en un papel muy breve pero intensamente dramático, es golpeada y convertida en una masa de mole de carne picada en apenas cuarenta segundos supone un intenso golpe al espectador tan desgarrador como lo supone el retrato mismo del asesino. Sin ser una obra redonda, estos cuatro elementos tan impactantes hacen de ésta un gran y genial trabajo. Siguiendo con el apartado de personajes tenemos a Kate Hudson en el papel de mujer del protagonista, que aunque consciente en parte de la realidad que está ante sus ojos, se muestra sumisa al fin y al cabo, y ni siquiera los intentos que hace de cambiarlo son creíbles para ella misma. Nos encontramos por otro lado también con algunos personajes poco definidos como por ejemplo el de Simon Baker, ya que en el entorno del elenco que interpreta a detectives, policías e investigadores parecen todos estar cortados por el mismo patrón, limitándose su papel prácticamente a observar perplejos la sucesión de acontecimientos; aunque tal y como dice el protagonista, realmente desde el principio todos ellos sabían lo que pasaba aunque no se atreven o no están preparados para admitirlo. Se hace mucho hincapié en el pasado atormentado del personaje de Affleck, dónde comenzaron los abusos y que es el origen de su patología, se hace de una forma potente y llamativa, pero tal vez muy reiterativa y algo cansina. Por todo ello, todo el peso del relato recae casi y totalmente en la interpretación de un inmenso Casey Affleck, junto a varias escenas tan brutales que emocional y visualmente son capaces de causar mucho más impacto al espectador que cualquiera de las escenas de tortura gore de la saga “Saw”, por lo menos en mi caso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares