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lunes, 11 de noviembre de 2013

ESTO NO ES UNA CITA



Dos compañeros de oficina, Roberto (Darío Frías) y Paula (Virginia Rodríguez), acaban de romper con sus respectivas parejas. Paula no le soporta y Roberto, que está verdaderamente enamorado de Paula, intentará por todos los medios que ella olvide a su exnovio y se enamore de él. Sus mejores amigos, Nacho (Jorbe Pobes) y Andrea (Alexandra Jiménez), les animan a olvidarse de sus “ex” y empezar algo nuevo, así que Roberto le pide a Paula una cita, y ella acepta… bueno, acepta a unas cañas después del trabajo, que quede claro que no es una cita de verdad.

Guillermo Fernández Goizard, conocido director televisivo de series como “Compañeros”, “Mis adorables vecinos” o “SMS”, y de películas como “Proyecto Dos”, nos propone aquí una pequeña película de personajes sobre un tema tan universal como el amor que surge de ciertas rupturas. El disfrute de la película está cimentado básicamente en unos diálogos ágiles que están bien entendidos por los actores, que interpretan de una manera fresca y comprometida con el tipo de comedia que plantea Guillermo Fernández y su guionista. Porque a pesar de estar en algunos momentos buscada la comedia con bastante manufactura de guion, la química que hay entre personajes, sobretodo entre la pareja protagonista -interpretada por un divertidísimo Darío Frías en estado de gracia y una inteligente Virginia Rodríguez-, nos convierten esas situaciones en algo real y reconocible, que hace que entremos de lleno en la historia que se nos está contando.

Porque no hay tiempo aquí para los artificios ni para el aleccionamiento moral de ningún tipo, sino que se nos trata de contar simplemente la historia de dos personas que se empiezan a gustar, que tienen que lidiar con las inseguridades de relaciones pasadas pero también de lo que supone ese cambio para su futuro. Y en esta sencillez tenemos unas piezas muy básicas que conforman una especie de polígono de tres lados: los protagonistas indiscutibles del relato por encima de todo, con sus respectivos mejores amigos, que dan la réplica puntual y cómica, y por otro lado las exparejas de estos primeros (Fernando Cayo y Carlota Cossials), que harán volver a los fantasmas de estos primeros para liar aún más la compleja relación entre ambos. Otros personajes más puntuales están encarnados por María Garralón, Gerard B.Fillmore, Andrea Guasch o José Ángel Trigo. Mi puntuación: 7 sobre 10. “Esta no es una cita” se estrenó este viernes 8 de noviembre en las salas españolas.

jueves, 24 de febrero de 2011

23-F


Este film dirigido por Chema de la Peña, director que ha alternado su carrera con documentales y películas como “Isi/Disi: amor a lo bestia”, tiene más aires de telemovie que de largometraje destinado a la pantalla grande propiamente dicha. Narra el fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, que comenzó con la toma del Congreso de los Diputados y terminó con la liberación de los parlamentarios, poniendo por unas horas en grave riesgo la democracia española.

Nos encontramos aquí con una telemovie para salas de cine que cuenta los hechos de una forma correcta y desde los focos adecuados desde los que se vivió la situación (el Congreso, la Zarzuela y los distintos emplazamientos de los generales involucrados en el golpe), aunque se echa en falta una participación más activa de “la calle” en los acontecimientos que les marcará históricamente para bien o para mal. Se hubiera agradecido una mención más expresa a la gente de todos los puntos del país, que tuvieron la obligación de preguntarse si querían seguir con lo que tenían ganado o romper con ello. La narración es acertada y rigurosa en cuanto los hechos, pero echo en falta una tensión narrativa propia del thriller político que intentan construir; aunque informativo (la mayoría de los diálogos están documentados por tradición oral), a mi parecer no crea un arco argumentativo que pueda interesar a un espectador que no conozca los hechos como el ciudadano español medio. El film se mueve también peligrosamente entre el drama más arraigado a la situación en la que se ven involucrados los participantes, con unos tintes derivados de la comedia más valleinclanesca dado el surrealismo y de la imposibilidad de la situación que se estaba dando en esos momentos en el Congreso de los Diputados. Este peligroso equilibrio hace que la película no se defina correctamente y no logre esa tensión que enganche al espectador durante los 110 minutos de metraje. Sí logran por otro lado acercar a estos personajes a la cara más real y humana, alejándose de la visión más épica y retratándonos ante todo a personas con unas motivaciones, justificadas o no, para lo que están haciendo.

El gran acierto de la película es sin duda el reparto, un ejercicio de buena elección y que recrean a personajes reales y relativamente cercanos con una sobriedad y eficiencia en muchos casos excelente. En este caso tenemos sobre todo a tres actores que se comen la pantalla recreando sus papeles. Por un lado tenemos a un inmenso Fernando Cayo en la piel del rey Juan Carlos, dibujando perfectamente el arco del personaje que va desde la perplejidad hasta el remonte que supone coger las riendas de la situación, adaptando los movimientos y la gestualidad de su majestad para luego eliminarlo y simplificarlo, quedando una esencia que hace que el espectador pueda reconstruir él mismo lo que falta, alejándose de la caricatura forzada. Mención especial merece también la increíble encarnación de Ginés García Millán de Adolfo Suárez, en un papel que ya ha interpretado anteriormente, y en el que podemos ver la viva imagen del ex presidente del Gobierno, con ese deje de soledad, frustración y valentía que demostró en los momentos clave del fallido golpe. El tercer puntal es sin duda Juan Diego, en una composición interpretativa de Alfonso Armada muy cuidada y creativa, recurriendo según sus palabras al Richard III de Shakespeare para crear un personaje tenso y manipulador, que va de puntillas, como viendo pasar de perfil lo que ocurre cuando realmente él mueve los hilos. Sin embargo tenemos otro arsenal de actores con papeles menores que también ayudan a formar este gran plantel interpretativo y dar cierto caché a este producto, entre los cuáles están Lluís Marco (Milans del Bosch), Mariano Venancio (Sabino Fernández Campos), Manolo Solo, Luis Zahera o Jesús Noguera. En el papel protagonista, recayendo mucha de la responsabilidad interpretativa, tenemos a Paco Tous, que dada su indudable vena cómica (y payasa) y el surrealismo de alguna de las secuencias en las que se ve involucrado Antonio Tejero se me queda un poco desangelado respecto a su acompañamiento, pero hay que mencionar que su interpretación física es más que correcta.

miércoles, 29 de octubre de 2008

CONCURSANTE

Rodrigo Cortés es uno de esos pocos directores nóveles españoles que te sorprenden, se arriesgan y te golpean visualmente en su debut en el largometraje. “Concursante” es una película muy viva, dinámica, el resultado de la creación de un entusiasta que tiene muy claro lo que quiere hacer y además tiene los medios para hacerlo. El resultado de este saber hacer se contagia a los actores, que están excepcionales: Leonardo Sbaraglia, que nunca ha sido de mi agrado, se come la pantalla tan cuidadosamente preparada para su protagonismo, la verborrea histriónicamente gestualizada del abogado (Luis Zahera) me hace sonreír y disfrutar en todos sus planos y algo más de agradecer, el personaje femenino aparece justo lo que tiene que aparecer y no se la hace vagar por el metraje con el simple pretexto de mantener la tensión sexual. Pero lo mejor de todo quizás sea su construcción: esos saltos en el tiempo acolchados por vaivenes estéticos que mezclan Super-8, blanco y negro, color, fotografía, pantalla fragmentada... El manejo de la cámara es siempre dinámico, en el que incluso las aparentes secuencias fijas tienen un leve bailoteo y el uso de los travelling hace muy elegante el cómputo general (véase los últimos planos de cada uno de los protagonistas). Mención a parte tiene la BSO, un conjunto de piezas excepcionales que tocan todos los palos musicales y que desprenden una última pista extraordinaria y muy emotiva. El argumento es casi lo de menos, pero su originalidad es otro punto a sumar en un panorama español en el que abundan los tópicos y géneros casi calcados. La trama narrativa en sí tiene como resultado la introducción del personaje interpretado por Chete Lera, que crea la duda de si cuando el protagonista interacciona con él es cuando entramos en un mundo de irrealidad o si realmente es cuando abandonamos ese mundo ficticio y falso que denuncia la película. Si algo negativo puedo destacar es que el argumento se acoplaría mejor el guión de un cortometraje y por ese mismo motivo, las últimas escenas (aunque elegantes) y alguna que otra más quizás solo sirvan para maquillar un metraje más estándar. Página en imdb de la película: http://www.imdb.com/title/tt0447907/

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