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viernes, 30 de septiembre de 2011

LOS AMOS DE BROOKLYN


“Los amos de Brooklyn” sigue los pasos de tres desafortunados policías que se ven involucrados en un crimen, tres historias independientes que confluyen en una sola. Eddie (Richard Gere) se jubila dentro de siete días, durante los cuales intentará redimir toda una vida y una carrera. Sal (Ethan Hawke) lleva doce años de oficio y trabaja en narcóticos; siempre con dificultades para llegar a fin de mes, con su esposa embarazada y cinco hijos, todas sus esperanzas se concentran en una casa de ensueño fuera del alcance del bolsillo de un policía. Por otro lado, Tango (Don Cheadle), lleva trabajando los tres últimos meses como topo en medio de traficantes de drogas y asesinos. Todo cuanto se espera de él es que meta entre rejas a su mejor amigo, un traficante de altos vuelos llamado Caz, pero ahora es casi más gánster que policía.

Con una escena de apertura bastante potente e impactante, la película se queda vacía al fin y al cabo en sus casi 130 minutos que dura en pantalla, en unas tramas y en unos conflictos morales que ya hemos visto decenas de veces en las salas de cine. Tratándose del director de notables películas como lo son “Training day” o “Shooter: el tirador” se podía esperar de él un tratamiento algo más novedoso, o con una trama mejor urdida. Las tramas de cada agente son totalmente independientes hasta casi la recta final y es incapaz de proporcionarnos un sentimiento de integración de las narraciones. Francamente, la fuerza del film reside en las interpretaciones protagonistas, sobre todo en la de Ethan Hawke y de Don Cheadle. Este primero encarna con convicción la visceralidad de un policía que se ve superado por su vida familiar, y que mientras ve como otra gente se enriquece con su trabajo, él tiene que conformarse con el sueldo básico de policía. Don Cheadle, por su parte, hace un buen trabajo de contención mostrando ese dilema de alguien que se ha involucrado tanto en el bando contrario, que ya no sabe a quién mostrar sus lealtades, y ya no está muy seguro de sí lo que antes consideraba correcto sigue siendo tan correcto. Inevitablemente estallará, como no podía ser de otra forma, y este es otro plano emocional del que el actor sale bien parado.

Contradictoriamente, la historia más original y con más matices, si se le puede llamar así, es la del personaje que encarna Richard Gere, en un personaje cansado, hastiado, pasado de vueltas, que se ve obligado a tomar determinación y a recuperarse de una carrera policial mediocre para encarar un último caso del que tiene que hacerse cargo por su sentimiento de moralidad. Algunas de las escenas de este último son por otro lado prescindibles, y el intentar mostrar tantos puntos de vista (también se gasta mucho tiempo en ver la perspectiva de los narcos con los que está involucrado Tango), hace que el film se haga bastante pesado, y que la intriga no sea lo suficientemente fuerte o bien cimentada como para mantener el interés del espectador durante toda la película. El film se podía haber resuelto en 25 minutos menos, y la fuerza de las interpretaciones hubiera hecho de esta una película mejor, más concisa. Nada fuera de lo normal, pero una película algo más notable que esta mediocridad que consigue transmitir el autor.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

OCEAN'S THIRTEEN

Los doce se vuelven a juntar, más uno. Esta vez una estrella a la altura de Clooney o Pitt (Andy García), pero quienes realmente brillan son las incorporaciones del otro bando: una desatada Ellen Barkin y Al Pacino, aunque la voz en versión castellano de este segundo necesita de un esfuerzo sobrehumano por ubicarla y aceptarla como tal (más apropiada para "Donnie Brasco"), hasta el punto de que en la primera mitad de la película echas inevitablemente de menos a su doblador clásico (la voz de De Niro). Es sin duda peor que la primera y no sé si mejor que la segunda, aunque sí más verosímil (aunque espectacular, deja unos cuantos resquicios para la explicación racional y no abundan tanto las casualidades circunstanciales). El film es en su mayor parte una sucesión de diálogos pretendidamente originales y glamurosos al servicio de cada uno de los actores de mayor caché, exceptuando los personajes de Pacino, Damon y Barkin qué tal vez por ello son los que dan algo de intensidad al film. Cómo he dicho anteriormente, la trama se vuelve más realista que en su antecesora después de un inicio de muy bajo interés dramático (la aparición de Pitt y la traición de Willy Bank a Reuben que le deja en las últimas) que parece contada deprisa y corriendo para quitárselo de encima cuanto antes. Pero todo ese glamour y las incorporaciones no son suficiente para poder calificar la película de digna respecto al espíritu original de la saga (echo de menos sobre todo un principio tan original y distendido que te haga meterte de lleno en la historia, y un giro final sorprendente) aunque el ritmo narrativo de Steven Soderbergh consigue dar suficiente dinamismo a la historia deleitándonos con alguna escena excelentemente desarrollada por lo que tampoco es justo calificarla decepcionante, solo que es más de los mismo y eso ya lo tuvimos en Ocean`s twelve. Sin duda, el caché de actores como Brad Pitt, George Clooney o Matt Damon ha relegado a una posición casi esporádica a actores como Don Cheadle, Andy García, Bernie Mac o incluso Al Pacino que no disponen de minutos necesarios para adueñarse de sus personajes y aportar relevancia: aunque quizá lo único que nos querían ofrecer era la complicidad y el glamour de los tres estandartes de la saga.

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