lunes, 22 de octubre de 2012

INICIO DE LA 6ª TEMPORADA DE "LA QUE SE AVECINA"


El fenómeno “La que se avecina” ha vuelto a nuestras pantallas desde hace ya unas tres semanas. Francamente, tenía mucha curiosidad por la audiencia que tendría en esta vuelta en su sexta temporada después de la promoción que se había hecho de ella en el canal TDT durante todo el verano, y la legión de fans que parecía haberse estado levantando respecto a ella. Pese a rozar casi un 30% de share en su estreno, la audiencia se está estabilizando en torno a un muy notable 23%.

SPOILERS 6X01-6X03
Ya metiéndonos en harina, parece cada vez más claro que las grandes tramas de largo recorrido se cimentan en tres pilares: la relación a tres bandas entre Judith (Cristina Castaño), Enrique (José Luis Gil) y Araceli (Isabel Ordaz), que presumiblemente ha vuelto a cambiar de acera, y sino al tiempo; el trío que también forman Raquel (Vanessa Romero), Lola (Macarena Gómez) y Javi (Antonio Pagudo), con estos dos últimos intentando reconciliarse; y por último los recién casados Maite (Eva Isanta)  y Amador (Pablo Chiapella), pareja que los guionistas han sido lo suficientemente inteligentes para mantenerlos juntos pero de una forma que generan los mismos conflictos que si estuvieran separados. En este sentido, la trama que me parece que puede dar mucho juego esta temporada es sin duda la estrategia perpetrada por Enrique en la que él se convierte en presidente en la sombra mientras Araceli es su presidenta de paja. Las tramas se han vuelto todavía más (si eso era posible) surrealistas y disparatadas, y algunos de sus personajes ya rozan las parodias de comic. Es aceptable y sano crear un prototipo de hombre machista, misógino y homófobo, como lo ha sido la figura de Antonio Recio (Jordi Sánchez), pero las decisiones y los comportamientos desde hace un par de temporadas, y que va en aumento, son de auténtico sociópata. No hablamos de un psicópata al estilo Dexter, pero sí de una persona que no siente empatía por el resto de sus congéneres, y que es capaz de provocar una deflagración en la casa de una anciana solo por llevar la contraria a la presidenta. Veremos como reacciona sí la audiencia sigue reaccionando positivamente ante esta situación.

Por otro lado seguimos teniendo la ración de secundarios que casi siempre sirven de acompañamiento y que casi nunca tienen trama propia, pero que sorprendentemente muchas veces nos regalan algunas de las mejores frases, ya que no están tan explotados. Estos pueden ser Nines (Cristina Medina), Leo (Luis Miguel Seguí), Vicente (Ricardo Arroyo), Fran (Eduardo García) o Maxi (Eduardo Gómez). Por lo que parece, las apariciones de Izaskun serán cada vez más reducidas hasta que acabe desapareciendo (como se ha anunciado ya), pero en estos tres episodios se la ha sacado bastante partido, aunque de una forma muy encasillada (ya se parece a la Concha de “Aquí no hay quien viva” con su “Váyase, señor Cuesta”). El que tampoco ha tenido mucha participación en estos episodios ha sido Coque (Nacho Guerreros), pero parece claro que en algún momento se le encontrará una trama propia con la que hacer brillar este personaje que permite tantas extravagancias. El que parece ya prácticamente desaparecido es Parrales (Carlos Alcalde), que sí ha tenido una aparición anecdótica en el capítulo segundo, pero no parece ya dar más de sí con la vuelta familiar de Antonio y Berta: El personaje, que es prácticamente un calco del Machupichu de “Aída” no ha encontrado su punto diferenciador en la serie.

A nivel de espíritu personajes y como leitmotiv de la serie nos encontramos con esa dicotomía tantas veces anunciada: ¿Leones o huevones? Claramente todos los personajes son huevones, fracasados. Pero ya no solo los machos, como era costumbre, sino que el universo femenino tan bien ha entrado a formar cada vez más parte en esta espiral: Maite en la cárcel, Judith frustrada por su matrimonio y por la pérdida de su juventud, Raquel insegura por su poco éxito con los hombres… “La que se avecina” ha conseguido que sus personajes sean estereotipos, tal como sucede en los “Simpson”, por lo que tiene la ventaja de que lo que manejan son iconos, y los diálogos pueden ser así más disparatados y artificiales, pero por otro lado se corre el riesgo de convertirse en un sinsentido de frases hechas que olvidan por completo lo que es una trama real. Por tanto, ¿qué os están pareciendo las nuevas trampas de nuestros vecinos de “La que se avecina”?

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