jueves, 9 de agosto de 2012

1ª TEMPORADA DE "PULSERAS ROJAS"


Esta serie catalana que ha traspasado las fronteras regionales para pasar a emitirse doblada al castellano en el prime time de Antena 3, trata sobre la amistad, la superación y las ganas de vivir. La historia está ambientada en un hospital, donde el protagonismo no corresponde a los médicos, sino a los pacientes, chicos de entre ocho y diecisiete años que tienen todas las inquietudes propias de su edad y las mismas ganas de reírse, de enamorarse y de descubrir cosas nuevas que cualquier otro chico.

Esta premisa es la que nos encontrábamos también aclamada “Planta 4ª”, del también escritor y guionista Albert Espinosa. Y todos los que piensen que la serie es la película pero más larga y dividida en capítulos, no se equivocan. Y el que no se equivoquen en ningún momento es una mala noticia. Ya que la película, y así la serie, emocionaba, contaba cosas interesantes y estaba tratada con una ternura que hará las delicias del espectador que tenga un mínimo corazoncito. Vendida como la serie que emocionó a “Steven Spielberg” (y cuya adaptación norteamericana próximamente correrá a su cargo), también emocionará al resto de la gente. Y es que tratando el tema que trata también es justo reconocer que es relativamente sencillo y humano suscitar este sentimiento en el televidente. El rasgo distintivo lo pone la visión del director, una persona que ha pasado por todas esas vivencias y que sabe lo que habla de primera mano (y los escritores siempre tienen que hablar de lo que saben, y él sabe mucho), además de la espontaneidad de unos actores que enseguida recrear una química que a la vista está que trasciende las fronteras de la pantalla. Porque esta serie es una serie de actores, de personajes, no de tramas. Porque la trama es la que es, las enfermedades son las que son y los problemas argumentales a los que se van a enfrentar son bastante obvios, siendo un hospital con niños con miembros amputados y superando diversos cánceres.

Pero ahí es donde entran los personajes y la visión del director, porque a la vez que le cáncer tendrán que superar un desengaño amoroso, un partido perdido o un abandono. Como la gente normal. Y aquí, como para mí ocurría en “Perdidos”, entra el elemento que relaciona un grupo de gente real en un mundo con unos códigos maravillosos y dibujados por la producción. En ese caso era una isla y un contexto de ciencia ficción, aquí el universo particular corre a parte de uno de los protagonistas, que lleva dos años en coma, y en el que su sueño no es algo intangible sino una piscina enorme donde compartirá momentos con alguno de sus amigos. Y nos creemos todo porque los personajes son reales, los sentimientos son reales. Nos encontramos primero al chico con el que comienza el relato (Igor Szpakowski) y cuyo punto de partida sitúa a la serie en el día que van a amputarle la pierna cancerosa. Enseguida entra en juego Lleó (Álex Monner), un chico con gran carácter pero unas grandes ganas de vivir y que pronto se convertirá en el líder del grupo. La chica, Cristina (Joana Vilapuig), que se debatirá desde un principio entre la amistad con el primero y el amor del segundo. Uno de los personajes más especiales de Espinosa corre a cargo de Toni (un espléndido Marc Balaguer),  un chico con retraso que ve todo desde un punto de vista inocente y a la vez tan cruelmente verdadero que es uno de los pilares de la serie. Uno de los últimos en llegar es Ignasi (Mikel Iglesias), el típico malote de clase que se ve obligado a permanecer en el hospital más tiempo del que pensaba. Y por último está el niño en coma (Nil Cardoner), el imprescindible y el pegamento de todos ellos. La amistad surge desde el primer momento, plasmándose en la fotografía que cierra el primer capítulo. A partir de aquí, todo es vivir.

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