lunes, 6 de agosto de 2012

SÁCAME DEL PARAÍSO


George (Paul Rudd) y Linda (Jennifer Aniston) son la típica pareja aquejada de estrés que vive en Manhattan. Cuando la empresa de George reduce la plantilla y lo echa a la calle, deciden irse a Atlanta a vivir con el insoportable hermano de George. Durante el viaje, George y Linda descubren Elysium, una idílica comunidad rural, cuyos habitantes tienen una espiritual visión del mundo: desprecian el dinero y todos los bienes materiales. El dilema está servido.

La pareja protagonista repite de nuevo en un film después de “Mucho más que amigos”. Jennifer Aniston consigue despojarse poco a poco de esa visión que la gente tiene de ella de pija metida en comedia romántica, aunque todavía le queda algún que otro ramalazo que tampoco desentona en el film. Paul Rudd ejerce de pivote cómico de la pareja, que intenta arrastrar a Aniston en su forma de humor muy de fábrica Appatow, creando una unión con poca complicidad pero que funciona bien con ciertos miembros de la comunidad rural. Llama más la atención la curiosa y excéntrica interpretación de Justin Theroux dando vida al líder joven de la comuna, que recuerda tanto en apariencia como en representación al actor y también músico Russell Brand. También es una delicia el papel otorgado a Alan Alda, que hace de gurú y mentor de todos ellos, en un papel gagá y entrañable a partes iguales. Completan el reparto nombres más desconocidos para el gran público como Malin Akerman, Ken Marino, Kathryn Hahn o Joe LoTruglio.

Aunque narrativamente intentan tantear de forma cómica con la típica frase de “cuidado con lo que deseas”, además de tener cierta pretenciosidad de plantear si a veces lo que necesitamos no es lo que queremos y lo que queremos no es lo que necesitamos (una frase que he sacado del guion de la reciente “Impávido”, de Carlos Theron), hay ciertos errores la lógica de la historia que hacen que estas reflexiones se diluyan en un planteamiento cómico mucho más chapucero. Por un lado, es evidente que juegan muy a su antojo y según les conviene las opiniones de la pareja. Cuando les interesa te hacen sabe que uno quiere quedarse en la comunidad, y cuando les interesa lo contrario no tienen ningún problema en hacerles cambiar de opinión de forma poco justificada, sin ver una mínima evolución en su deliberación. Por otro lado, se sacan un antagonista de la manga intentando hacer hincapié humorístico en la hipocresía de un personaje que en principio debería velar por todos los demás, pero es un cambio que no se ha sembrado en ningún momento, por lo que no resulta creíble. Por tanto, tenemos aquí una comedia ligera que funciona bien cuando los secundarios entran en juego, pero cuya pareja no tiene demasiada química y hace aguas en su pretenciosidad filosófica. Una película para disfrutar un domingo por la tarde, sin más.

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