sábado, 7 de julio de 2012

CARMINA O REVIENTA


La película de Paco León no es otra que la película de la familia León Barrios. Una película en ciertas connotaciones maravillosa, especial, pero también incómoda. La primera idea que hay que tener clara es que esta narración es solo posible de ser recibida por el público con un grado mínimamente adecuado de interés siendo el foco de atención la figura de Paco León, tan querido en nuestra sociedad y nuestra cultura audiovisual. Es decir, el mostrar los entresijos familiares no hubiera funcionado igual (habrá que ver como funciona en esta, por otro lado) de no ser el cómico actor de “Aída” el promotor y titiritero del proyecto. Por ejemplo, Eduard Fernández, a pesar de ser un grandísimo actor, casi con toda probabilidad no hubiera tenido ni una mínima parte de la acogida social y el bombo que se la ha dado a esta (al margen de la calidad que pueda tener el producto).

Este es, por tanto, un ejercicio curioso y arriesgado, tanto el producto como la forma de hacerle llegar al público. En este segundo término, nos referimos a la propuesta de mercado perpetrada por Paco de dar salida a su “hijo” en tres ventanas simultáneas (cines, DVD e Internet), una iniciativa original y particular, que intenta buscar soluciones al cada vez más maltrecho sistema audiovisual español. En cuanto a la narrativa, nos encontramos con una suerte de falso documental en el que se dan la mano la ficción y la realidad, documental y memorias audiovisuales, el guion y la improvisación, lo trágico y lo cómico… en lo que conforma un producto con mucha alma pero que puede ser difícil de digerir para un espectador poco implicado. Al no saber muy bien dónde está la línea entre realidad (hechos que pasaron de verdad) y la ficción (las licencias que se toma el director o los actores, incluso movimientos que funcionan como metáforas) no sabemos en que momento debemos reír o en qué momento emocionarnos, ya que en muchos casos el humor suele venir del dolor, pero en la ficción este dolor siempre está en cierta distancia, ¿pero y si el dolor proviene de la vida misma del director?

Lo que indudablemente funciona de forma implacable y sin plantear ninguna duda sobre el contexto ni ambigüedad narrativa es el retrato de Carmina, la madre de Paco León, que se erige como la verdadera protagonista y figura definitiva del homenaje. Carmina Barrios representa la picaresca tradicional española, la gracia y la presencia descomunal en pantalla; un terremoto de carácter y supervivencia, que según pone de manifiesto la película, ha dotado de una personalidad e corcho y de fortaleza tanto a Paco como a su hermana María. Sin embargo, en el dibujo de esta figura que se convierte en personaje inmortal ante nuestros ojos, se comete el error del exceso. El exceso de la picaresca agresiva, de sus peculiaridades y de su fuerte carácter, haciendo que el personaje oscile peligrosamente entre lo heroicamente entrañable hasta casi caer en el “hijoputismo agridulce” de alguno de los personajes ruines de la serie “Con el culo al aire”, lo que en un personaje de ficción divierte pero en uno de carne y hueso produce incomodidad. Los mimbres de esta extraña y personal película son culminados por la colaboración (natural y magnífica) de María León interpretándose a sí misma, la incorporación de un actor para dar vida a pequeños retazos de la vida del padre de Paco, y la aparición de una de las vecinas de la familia dando lugar a una especie de gag monologuístico junto a la inestimable presencia de la mítica Mayra Gómez Kemp.


http://www.carminaorevienta.com/

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