Icíar Bollaín nos presenta su película más internacional y ambiciosa. La directora asume grandes riesgos con este producto y sale realmente muy bien parada. Aquí nos cuenta la historia de un equipo de rodaje español que se desplaza a Bolivia para filmar su película sobre la colonización de Cristobal Colón sobre los indígenas americanos, contando con gente de la tierra que se verá envuelta en la crisis del agua que asoló el país en el año 2000. Este ejercicio de metacine (cine dentro del cine) está resuelto excelentemente dando coherencia a las tres realidades unificándolas tanto a nivel estético como narrativo, con una soltura a la que se debe agradecer el guión de Paul Laverty. El que el guionista sea anglosajón, dota de una neutralidad al film muy de agradecer ya que se nos desmitifica la alabada figura de Colón y se intenta no adoctrinar posicionando al espectador ni al lado de los españoles ni de los indígenas bolivianos (tanto en la trama como en la película que están rodando los protagonistas).
El uso de nativos del lugar para dar vida a distintos personajes crea una gran naturalidad que impregna al film de principio a fin, no son meros extras sino que algunos se convierten en verdaderos protagonistas que dotan de una gran verosimilitud al conflicto. Esta gente está reviviendo una experiencia pasada, ya que fueron testigos de las revueltas hace diez años debido a la guerra del agua. Con esta imparcialidad conseguida con tanta peripecia podemos entender a las dos partes del conflicto (el boliviano que está más preocupado por la revuelta que por la película y el equipo que quiere terminarla a toda costa), sin duda hay cosas más importantes que hacer una película, pero el que ha hecho y realmente sabe lo costoso que es hacer una película entenderá también esta postura, dando lugar a un conflicto bello y bien retratado. En el equipo de la película español se introduce el personaje de Costa (Luis Tosar), que es el elemento que al principio nos hace un poco situarnos del lado de los nativos ya que es un hombre que solo piensa en el dinero y un poco déspota. Sin embargo este será el personaje que se vea arrastrado a cambiar por las circunstancias que le rodean, sufriendo un arco de transformación que será la esencia del film.
Entiendo que la película pretende conmoverte, no adoctrinarte, lo que es un acierto. Otro de los cuáles es la elección del reparto en su totalidad. Desde un Luis Tosar que es el eje central de la trama, a un Gael García Bernal que “juega” interpretando a un director de cine, un Karra Ejalde que interpreta a un actor con problemas con el alcohol y dará vida a Colón en la película que están rodando (es decir, que interpreta a un personaje dentro de otro personaje), y el actor novel boliviano Juan Carlos Aduviri que se nos presenta con un deje de pasividad y ternura en vez de presentárnoslo como un revolucionario mucho más colérico y enrabietado. Por último tenemos las excelentes colaboraciones de Carlos Santos y Raúl Arévalo.
jueves, 16 de diciembre de 2010
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