Antoine (Gustave Kervern) es un hombre desencantado con la vida que
lo deja todo para acabar trabajando como portero en una extravagante
comunidad de vecinos. La presidenta del inmueble, Mathilde (Catherine
Deneuve) está obsesionada con que el edificio se va a venir abajo de un
momento a otro y se dedica a atemorizar al vecindario.
El
director tunecino Pierre Salvadori, que también colabora en el guión,
relata esta historia sobre el desapego con las cosas y la crisis de la
edad con un tono de comedia. El desarrollo casi completo de la cinta se
da dentro del edificio, pasando por la portería, el patio y las casas de
los vecinos. De esta manera llega a crearse un microuniverso que no
parece nada realista, cuestión que se nota aún más desde los efectos de
iluminación hasta el aspecto tan descaradamente de plató que se percibe
en este espacio. El espectro de los coetáneos pasa por un arquitecto
obsesivo, un vendedor de bicicletas drogadicto, un ciego que odia a todo
el mundo, un guardia de seguridad sin techo que se mete de okupa, una
fanática de las conspiraciones históricas, y un hombre de negocios que
parece ser el único que se percata de la locura que impregna el
ambiente. Todos ellos alterarán la nueva vida de Antoine, que todo lo
que quería era dejar las responsabilidades y estar tranquilamente en un
puesto poco exigente.
A través de los dos protagonistas se puede
apreciar el alejamiento respecto al mundo real mediante el desencanto o
la ensoñación. Antoine recurre a las drogas para olvidarse de toda su
vida anterior que abandonó sin previo aviso y sobreponerse así también
al insomnio que sufre, esta conducta le supondrá problemas con varios
vecinos que le delegan multitud de tareas sin preocuparse de su estado.
Mientras que Mathilde sufre una obsesión tan exacerbada tras ver una
grieta en su casa que le llevará a hacer algunas acciones muy
cuestionables, en las que también algunos charlatanes le seguirán la
corriente para aprovecharse de sus imaginaciones. El deterioro mental de
ambos, ya sea debido al consumo de drogas como a la vejez
respectivamente, es lo que les llevará a un final nefasto sin conseguir
ninguno de los dos lo que pretendían. La película toma un tono mucho más
sombrío y decadente en su tercio final cuando ambos se dan cuenta de
que no están actuando de una manera coherente. Mi puntuación: 4,5 sobre 10."En un patio de París" se estrenó este pasado viernes 22 de agosto en las salas españolas.
Crítica de Sergio Cardete.
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