El biopic del director Martin Provost ("Séraphine") tiene casi todos los ingredientes que debe tener un fiel retrato de una personalidad de la que se trata de dar cuenta en pantalla. Lo primero de todo es buscar el punto de vista, que en este caso como no podía ser de otra manera se trata de la misma Violette, una personalidad fuerte y conflictiva que tendrá tanto un duro conflicto interno como externo. Lo segundo es seleccionar una parte de su vida que nos parezca relevante para lo que queremos contar, ya que no se puede abarcar toda una vida: así pues, se nos sitúa ante el momento clave de la vida de esta mujer, cuando el contacto con la escritora y editora Simone de Beauvoir hace que su vida cambie de rumbo y comience a ubicar la escritura como una manera de exorcizar sus propios demonios, que son muchos, para contar sin ningún tapujo todo lo que la ha llevado a ser quién es, y al mismo tiempo a explorar su propia sexualidad a través de la mirada de los otros.
Gran parte del éxito formal y argumental de la propuesta radica en la elección de las protagonistas, tanto una confundida y a la vez irascible Emmanuelle Devos dando vida a la protagonista del biopic, como a la más fría y ascética Sandrine Kiberlain en su encarnación de Simone de Beauvoir, haciendo ese contrapunto de fuerzas que se ven obligadas a confluir. Aunque la película se centra mucho en esta intensa relación, en la que cada una buscan sus distintas esperanzas en la otra de diferentes maneras, también tenemos otros hitos en la vida de Violette que nos son narradas, y que sirven para ver el desarrollo del personaje hasta convertirse en lo que fue, una auténtica pionera en cuando al trasladar al papel de forma pública unos comportamientos ciertamente subersivos para la forma de entender las cosas de la época. Mi puntuación: 6,5 sobre 10. "Violette" se estrenó este pasado viernes 13 de junio en las salas españolas.
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