lunes, 28 de abril de 2014

APRENDIZ DE GIGOLÓ



Fioravante (John Turturro) es un hombre divorciado que vive solo, no trabaja más que dos días por semana en una floristería y su vida parece estar estancada. Cuando su mejor amigo Murray (Woody Allen), también en una mala situación económica, le propone convertirse en gigoló de lujo para poder repartirse las ganancias pronto llegan a un acuerdo. Todo cambia a raíz de dedicarse a esta nueva profesión, que le permitirá volver a tener éxito entre las mujeres y poder volver a encontrar el amor en su vida personal.

John Turturro dirige, escribe y protagoniza esta comedia con una cierta reflexión sobre esa etapa de la vida que llega cuando ya no se es lo suficientemente joven para seguir soñando pero tampoco lo suficientemente mayor para tirar la toalla. Las dificultades laborales de los protagonistas les llevan a optar por una nueva fórmula de trabajo, debido a que ambos se encuentran en una edad que les va a resultar imposible poder mejorar su estatus. La crisis de los cincuenta y la soledad juegan una baza importante en la cinta, un lugar en el que se encuentra Fioravante donde ya ha abandonado las grandes expectativas de su vida. Se encuentra estancado en un trabajo que casi no le permite más que subsistir, el distanciamiento de su familia le ha dejado solo en la impersonal ciudad que es Nueva York. El protagonista es un hombre culto, que conoce varios idiomas y es un ávido lector; cualidades que no puede compartir con nadie más que con sí mismo hasta que conoce a Avigal (Vanessa Paradis), una viuda muy atada a las tradiciones semíticas.

La presencia de Woody Allen en "Aprendiz de gigoló" supone la primera vez que el neoyorquino actúa en una película ajena desde hace más de una década, y una de sus pocas apariciones en pantalla lejos de sus propios proyectos. Aquí funciona como  una baza que siempre juega a favor de la historia, Murray conoce a Fioravante desde que este último no era más que un crío y su relación es un amalgama entre la amistad y lo paternofilial. Es su personaje quien funciona a la vez tanto de chulo como de celestino. El componente multicultural de la película también parte de su papel, puesto que pese a su origen judío está casado de segundas (o puede que de terceras) con una mujer afroamericana más joven con multitud de niños, no sigue el código hebreo de conducta, ni tampoco defiende su etnia dentro de la comunidad. Una persona a la que cuando le preguntan si conoce a algún profesional de la calle se dedica a convertir a su mejor amigo en uno para poder lucrarse de este mundo. Murray es un personaje diseñado a la medida de Woody Allen, a la vez estrambótico e inalterable, con una lívido que se intuye imperecedera y sin preocuparse nunca en decir lo primero que le pasa por la cabeza. Mi puntuación es: 6,5 sobre 10. "Aprendiz de gigoló" se estrena en las salas españolas este miércoles 30 de abril.

Crítica de Sergio Cardete.

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