martes, 25 de marzo de 2014

ENTREVISTA A CARLOS IGLESIAS

Carlos Iglesias estrena este viernes 28 de mayo su tercera película como director, "2 francos, 40 pesetas", la continuación de su alabada "1 franco, 14 pesetas". Con motivo del estreno entrevistamos al director, también actor protagonista de la cinta, para hablar de su película y también del reciente estreno de la serie "B&B" dónde también da vida a uno de sus personales.
¿Qué tal han funcionado los pases previos de la película?
Hicimos un pase en Callao con 400 personas en verano, y ha funcionado maravillosamente, para el director demasiado de eso de que las risas no te dejaban  escuchar la siguiente secuencia, que dices “que tengo un gag cojonudo que os vais a perder si os seguís riendo” (Risas). Pero muy bien, yo creo que la película en ese sentido es muy agradecida, estamos en comedia obviamente, no estamos contando Ben-Hur ni la caída del Imperio Romano, pero yo creo que es un espejo cojonudo para entendernos a nosotros mismos y saber un poco  cuáles son nuestras raíces y de dónde venimos.
¿La idea de hacer una segunda parte estaba preconcebida desde el principio o surge a raíz del éxito de la primera cinta?
Yo tenía la obsesión de que mi tercera película –entre medias de estas dos rodó Ispansi- fuera una comedia. A mí me encanta la comedia, yo vengo del mundo de la comedia, y me apetecía mucho reírme y hacer reír. Y fue en twitter que una chica me dijo: “Si quieres hacer una comedia por qué no nos sigues contando de los personajes de 1 franco, 14 pesetas cómo han evolucionado”. Entonces, es cierto que ahí me di cuenta que había mucha gente, y además en distintos países, porque me habían dicho en Alemania, en Holanda, en Suiza… cuéntanos más, te has quedado corto en contar sobre esto. Y entonces dije: “vamos a revisar las notas que tengo”, porque en principio 1 franco, 14 pesetas iba a ser una miniserie de cuatro capítulos, entonces yo tenía cantidad de guion escrito, que obviamente no utilicé nunca. Lo revisé, y me encontré con el año 1974 y la crisis del petróleo, mi primer viaje en interraíl… una serie de cosas que de pronto dije: “son siete años del final de la primera parte y siete años en la realidad, está bien. Y además hacemos un paralelismo entre aquella crisis y ésta, un poco para contar que hemos pasado por más y de todas se sale, que es un poco eso que tiene que tener siempre la comedia de buen rollo”.
¿Cómo gestionas el que en la primera película tu protagonista tuviera más o menos tu edad real pero no la que tenías en esa época que viviste, y en la segunda tu otro protagonista joven tenga la edad que tenías en ese momento pero lógicamente no la que tú tienes ahora como director?
Exactamente, lo que se refiere al personaje de Pablo es absolutamente biográfico: yo hice ese viaje en interraíl, me encontré con esos hippies… dentro de lo que estás sujeto obviamente a la dramaturgia necesaria, pero el ochenta por ciento de la película en ese sentido es muy verdad. Lo que no ocurrió en la realidad podría haber ocurrido perfectamente, pero lo más chocante que ocurre en la película ha sido verdad (Risas). Lo que pasa es que he ido cogiendo cosas de aquí y de allí, y las he estructurado para hacerlas con una vertebral de un guion. Pero sí, de eso, no he tenido que preguntar nada a nadie porque era como recordar algo que no he podido olvidar nunca: uno tiene mejor memoria de cuando ha sido joven que de lo que ha ocurrido hace tres días, sobretodo obviamente las cosas que te han dejado una huella.
El abrirte a una coralidad mayor de personajes, ¿era el salto lógico de esta segunda parte?
Yo creo que el hacerla más coral favorece siempre a la comedia. Hice una estructura clásica de comedia: todo se precipita hacia un momento, que es el del bautizo, y además, me sobraban personajes, porque a mí me gusta mucho como eran los personajes en aquella época, con ese casticismo y esa forma tan generosa de ser, y generosa no porque fueran dados a entregarte nada, sino porque actuaban de una forma sin pensarse dos veces si podía repercutir sus actos. Por ejemplo, el asombro ante un médico negro, que hoy te daría vergüenza reconocerlo, aunque tuvieras los prejuicios que tuvieras en aquella época se soltaban, porque su formación también era menor, y entonces no tenían pudor. En ese sentido quería mostrar que éramos muy brutos, pero también muy nobles: porque igual que hacías eso, una vez que te reconciliabas con el negro, la relación era muy estrecha. Eso, cuando se es muy llano en ese sentido y no estás mareado por la formación académica, surge algo que es la tierra, que es la propia naturaleza del hombre, y en ese sentido los personajes de aquella época tal y como yo los recuerdo eran muy ricos.
A parte de este doble focalizar el punto de vista narrativo –los jóvenes y los adultos- y la coralidad manifiesta, ¿cuál es la novedad respecto a la primera?
Sobre todo es un punto de vista distinto respecto al hecho de la inmigración. El personaje central que yo interpreto, que aun teniendo una posible colocación en Suiza, decide no entrar, no volver a ser el extranjero, entendiendo que no todo es ideal, que hay un momento para cada cosa en la vida, y que a ese personaje en concreto, que de alguna forma le dejamos en la primera película con una añoranza brutal de lo que deja en Suiza, se le había pasado ya el tiempo de ser el inmigrante. Es un aporte además absolutamente cierto, también es cierto que España en el año 1974 no era tan casposa y tan gris como lo era en los sesenta, y que en gran parte gracias al dinero que habían mandado los emigrantes pues había conseguido un cierto estatus y un cierto nivel de vida muy aceptable: empezábamos a tener cosas que ya nos igualaba al resto de Europa, y al fin y al cabo como dice el personaje de Javier Gutiérrez: “Sales a la calle, y puedes hablar con cualquiera”. Eso es algo que jamás tuvieron en Suiza.
En tu caso personal en el pasado, ¿con qué personaje te sientes más reflejado a la hora de abordar ese choque cultural?
Obviamente en el del personaje de Pablo. A mí me gusta mucho el arco de comportamiento del personaje de Juan, porque llega despotricando de Suiza como que él quiere hacer el gran viaje a Viena, que va a Suiza un poco obligado por el amigo y no le gusta nada de allí, y de pronto se dice: “¿Para qué tenemos que volver? ¿Qué tenemos allí? ¿Hacer la puta mili para un dictador?”. Yo siempre con mucho pudor, los pensamientos que más me estremecen se los pongo a un personaje ajeno a mí, porque le ocurre a mucha gente, y a mí me ocurre, que me da mucho pudor contarlo yo mismo, entonces me gusta poner un personaje que tenga esas reflexiones. Pero realmente eso es lo que nos ocurría: si yo no llego a ser hijo único, sabiendo el idioma y entendiéndome con ellos, yo no vuelvo ni de coña. Lo que pasa es que eres hijo único y el destrozo emocional que haces en tu familia es brutal.
¿Cuáles son los valores que se te asentaron allí que ahora mismo son fiel reflejo de tu personalidad?
Yo creo que incluso sin educarme específicamente en ello, porque el ecologismo todavía como término no existía en los años sesenta o setenta, ese profundo amor por la naturaleza y ese cuidado por todo lo que no sea tuyo es algo vivencial que lo he arrastrado toda la vida, que siempre he chocado con esta cultura latina que desprecia absolutamente todo eso, y siempre me ha molestado mucho además que fuera así, y yo creo que los mejores valores que tengo como ser humano, a lo mejor los hubiera tenido aquí pero eso nunca lo sabré, yo creo que en gran parte se debe a la huella que me ha dejado el país.
¿Hubo alguna dificultad a la hora de volver a reunir al reparto para esta segunda parte?
No, porque al reparto no hubo que hacerle nada. En ese sentido nos hemos ahorrado muchísimo en maquillaje porque claro, no había que envejecer. Yo cometí la equivocación de salir con el pelo teñido en la primera y no teñírmelo en la segunda, y claro, como las chicas siempre se tiñen, pues entonces ellas están bellísimas y maravillosas y yo estoy hecho un viejo (Risas). Pero la próxima vez, si es que hay próxima, ya aprenderé. Pero es que también habían pasado siete años por nosotros, los actores, y había pasado siete años por el pueblo e incluso por la gente que nos atendía en los hoteles, volvimos a reencontrarnos con amistades que habíamos dejado que siete años más tarde, te los vuelves a encontrar y no se podían creer que fuéramos a hacer una segunda parte, en su pueblo que nunca había pasado nada, que por no pasar ni pasó la guerra como se decía en la canción (Risas).
Nos metemos ahora de lleno con la serie de Telecinco “B&B”, en la que participas dando vida a César. ¿Ves un paralelismo entre tu personaje, al que le dan una oportunidad profesional después de tantos años, y tu figura como actor apostando por una ficción regular después de un personaje tan marcado como el de Benito?
Pues hombre, eso también habría que preguntárselo a los guionistas, porque ya sabes que uno cuando solo es actor pues no te puedo contestar con la misma franqueza con la que te contestaría hablando de mi película. Yo no he escrito mi personaje, pero supongo que todas las cosas influyen, pues la edad que yo tengo, los roles para un hombre de mi edad de quedarse en paro en la sociedad en la que estamos viviendo ahora, todo eso digamos que tiene que ver, alguien que se puede creer también que yo he vivido en paro… que no es cierto, porque en ese sentido Daniel Écija ha sido una persona muy generosa, porque me había brindado tres veces la oportunidad de trabajar en una serie suya, pero siempre tenía una película a punto de empezar.
El conflicto potente de tu personaje en esta temporada parece que va a ser la balanza de lealtad entre su hermana y su jefe, ¿hay algo más por debajo que vamos a ver de César?
Hay más, es como un árbol que vas sacando ramas de vez en cuando. Hay una rama que es las esencias de su profesión: él viene del mundo del deporte, realmente el mundo de la moda no le apasiona como tema, pero siempre intenta aportar esa parte humana, esa parte cálida, que es un poco lo que hace al personaje de Gonzalo el llamarle a él. Entonces, por otro lado también tenemos la relación familiar, es un poco calzonazos en el sentido de que la mujer tiene mucho poder en la casa, tiene mucha fuerza, incluso tiene una energía como actriz –Neus Sanz- muy grande, que ella interpreta maravillosamente bien. Y es una persona un poquito apocada también por la edad que tiene, porque está metido en un mundo de jóvenes,  que hablan de cosas que él apenas entiende. Entonces a mí me gusta mucho porque juega un poco los valores o los conflictos que yo también como ser humano tengo en esta sociedad que día a día se me va escapando porque no llego a cogerla.
¿Cuáles son los valores de esta serie para salirse de la típica comedia familiar tradicional de Globomedia?
Yo veo las series a través de los ojos de amigos míos que jamás ven series, que no les gusta el formato serie. Para que te imagines de lo que estoy hablando ni siquiera les dije que el lunes empezaba una serie, sino que ellos me han mandado mensajes en los que me dicen “me he enganchado a tu serie, me encanta tu personaje”. Entonces uno, cuando lo está haciendo no sabe exactamente en que está metido, yo voy descubriendo en cada capítulo, porque te puedes imaginar en una serie tan coral… Cuando veo como está montado veo el significado que tiene todo lo que hemos estado haciendo, y esas dudas quedan despejadas. Veo que funciona la serie absolutamente a través de los ojos de estos amigos malditos que nunca me veían en una serie.

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