viernes, 11 de octubre de 2013

CANÍBAL



Carlos (Antonio de la Torre) es el sastre más prestigioso de Granada, pero también es un asesino en la sombra. No tiene remordimientos, ni culpa: hasta que Nina (Olimpia Melinte) aparece en su vida. Por ella, conoce la verdadera naturaleza de sus actos y surge, por primera vez, el amor. 

La película de Manuel Martín Cuenca es, como ellos se encargan de definir, un thriller minimalista que no se encuadra en un género concreto. Esto quiere decir que, hay margen para que la historia pida su propio género, para que se fusione este thriller tan difuso que casi desaparece, con un drama que cuenta la historia de un personaje monstruoso, para dar paso a una suerte de historia romántica -atípica a más no poder- que pretende redimir al protagonista. Porque el mensaje de la película quiere darnos a entender que el amor puede cambiarlo todo, que puede ser la catarsis definitiva incluso para un personaje tan incapaz como lo es el dibujado por Antonio. Sin embargo, en este desdibujar las líneas de los géneros, la película se nos hace lineal, a veces incluso nos cuesta ver donde se quiere llegar: ya que ni tenemos una historia de investigación y de ocultación como tal, ni una historia de amor definida, ni un drama potente. Por tanto, este cóctel no acaba de encontrar su sabor esencial, aunque tiene imágenes ciertamente potentes -el accidente del principio es buen ejemplo de ello-.

Esto tiene que ver con que tal vez la historia no dé como para una película: tal vez para un documental, tal vez para una novela criminal. Pero la falta de intensidad y de contenido de la historia hace que el gran trabajo de composición de Antonio de la Torre encarnando a Carlos, no sea suficiente para hacer de ésta una película más satisfactoria. Porque el actor realmente entiende a la perfección su propuesta actoral, e interpreta asiéndose a elementos que no se queden en esa vaga noción de maldad, sino que el mundo de la sastrería y su concienzudo gusto por el orden le ayudan a crear a alguien humano, reconocible dentro de lo irreconocible. Por otro lado, el trabajo de Olimpia Melinte, dando vida a dos gemelas con las que se cruzará en uno u otro momento el protagonista, es sorprendente: su encarnación de la extraña partenaire de Carlos es impecable y versátil, pero su primera aparición como gancho de la historia interpretando a su otro personaje la convierte en un cliché que desmerece bastante. Mi puntuación: 5,5 sobre 10. “Caníbal” se estrena hoy viernes en las salas españolas.

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