miércoles, 20 de febrero de 2013

BLACK MIRROR 2X02: WHITE BEAR




El segundo capítulo de la temporada actual creada por Charlie Brooker se vuelve mucho más heavy que las entregas anteriores, pero vuelve a tener de nuevo ese hilo conductor propio de las antologías, en este caso, la relación en un supuesto futuro cercano con las tecnologías, los medios y las redes sociales.

Porque este episodio es, hasta la fecha, sin duda el más alto en los niveles de crueldad global y comunitaria que se proponen. Aquí nos sitúan a una mujer joven que despierta sin memoria en una habitación solitaria frente a un televisor, que pronto se ve acosada por dos facciones de humanos bien diferenciadas: por un lado un grupo de gente que quiere asustarla/herirla/¿asesinarla?, y por otro lado otros grupos que impasibles se limitan a grabar todo lo que está sucediendo a su alrededor. La trama, como tal, se nos vuelve un poco exagerada e inverosímil respecto a lo que nos tenían acostumbrados, ya que de por sí introduce un elemento de “zombización” de la población que casi raya con la ciencia ficción. Sin embargo, en un giro de guion muy inteligente, se nos revela simple y llanamente como un espectáculo, volviendo a la esencia de mediatización y frivolización del entretenimiento que maneja la serie. Aun así, cuando entendemos lo que hemos estado teniendo entre manos, las conclusiones siguen siendo terribles respecto al comportamiento que se les otorga al grupo de humanos, y el tratamiento tan deshumanizado de la protagonista como conejillo de indias.

Tengo la sensación de que, sin restarle por supuesto ningún mérito a la serie ya que se trata de un concepto y de un derroche de inventiva brutal, está hecho para hacer las delicias del “adolescente que se adentra en el mundo del cine”. Es decir, es el ideal narrativo de un joven recién salido de la carrera de Comunicación Audiovisual o de la Escuela de Cine, cuyos primeros cortos suelen tener siempre una temática de thriller con giro de guion final, llenos de secuestros, armas y gente que tiene comportamientos realmente reprobables, con el añadido de que al bueno de Charlie Brooker en este caso concreto le dejan alargar el metraje de su idea y además lo emiten en televisión. Por ello chapó de nuevo, aunque me da la impresión que, como en los primeros compases de las escenas de acción de este episodio, muchos de ellos están alargados ostensiblemente para llegar a la duración que se les exige para emitirse como serie, ya que el concepto a veces casi da más para un cortometraje que para un episodio de ficción. Con todo esto, esta antología es uno de los descubrimientos más intrigantes y sugestivos de ficción de estos últimos años. Ahora, solo nos queda disfrutar del tercero.

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