Un grupo de universitarias obsesionadas con la moda se hacen
amigas de una chica a la que enseñan su equivocada forma de ayudar a la gente.
Cuando a la muchacha le sale un pretendiente, el grupo desconfía de sus
intenciones.
Un trío de amigas busca, durante los primeros días del nuevo
curso, a una novata para enseñarle el noble oficio de evitar los suicidios
estudiantiles en una universidad católica de élite. Este es el pretendido
argumento de este film, que ya nos indica que no nos encontramos ante una pieza
común. Encontramos aquí un curioso ejercicio dramático de humor
descontextualizado, de personajes descontextualizados y de choque narrativo: el
de unos personajes que pertenecen a su época, pero de una forma antinatural. Se
da una situación de extrañeza en el espectador mayoritario al situar arquetipos
y comportamientos de una sociedad podríamos decirlo de la época victoriana en
un contexto contemporáneo, concretamente en el de las fraternidades
universitarias y un grupo de amigas post-adolescentes. Por esto, a veces patina
en su humor tan llevado al extremo, se lleva al absurdo desde la contención
actoral, como por ejemplo en un personaje central lleno de matices (no se si
todos buenos), de hipocresías conscientes y de las que se siente orgullosa, de
teorías alocadas, antiguas y denostadas; y en el otro extremo (el masculino) también
tenemos un personaje al que se le hace idiota de una forma tan sencilla y tan
atroz que provoca o más bien la carcajada o la repulsión.
Y es que esto trata de ser una especie de sátira dramática
sobre los adolescentes de hoy en día, poniendo en evidencia lo erróneo de sus
posturas y de su idiosincrasia en ambos polos, tanto los que forman parte de
una hermandad como los que se creen por encima de estos y crean una especie de
élite intelectual. En otros términos, también se trata de una revisión propia
del director de la lucha de sexos, donde los hombres se presentan casi como
cavernícolas y las mujeres como arpías manipuladoras e inconscientes. Tenemos a
mi entender, eso sí, una gran protagonista interpretada por la desconocida
Greta Gerwig, cuyas hipocresías y contradicciones se tratan de una forma tan
liviana y cínica que hacen de ella un curioso caso de protagonista. Alrededor
de ella, se sitúa un círculo de amigos que funcionan como secundarias haciendo
el coro alternativamente (como si fuera una especie de corifeo moderno del
argumento que intenta defender la película) y de la que forman parte las
actrices Analeigh Tipton, Megalyn Echikunwoke y Carrie MacLemore. El factor
masculino del film corre a cargo de un gran Adam Brody (el Seth de la mítica
serie para adolescentes “The OC”), que dinamitará las relaciones entre el grupo
de amigas y sus propias creencias. Mi puntuación: 6 sobre 10. “Damiselas en
apuros” se estrena hoy en las salas españolas.
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