miércoles, 24 de octubre de 2012

EL LADRÓN DE PALABRAS


Un escritor de éxito lee su nueva novela ante una multitud de entregados admiradores. En ella se narra la historia de un escritor fracasado que tiene la fortuna de encontrar un manuscrito. Lo publica como suyo y obtiene un éxito espectacular que lo convierte en uno de los mejores escritores de su tiempo. El autor del manuscrito resulta ser un anciano que lo escribió durante su juventud, cuando estuvo destinado en París tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), época en la que encontró al amor de su vida.

“El ladrón de palabras” es más obvia de lo que debería ser. Con un punto de partida que sugiere sentimientos y emociones tan fuertes en los seres humanos, que pudieran haber calado hondo en la gente que alguna vez se ha dedicado a escribir y que sabe de los sinsabores de la profesión y de la dificultad de triunfar en este mundo, el director y el equipo artístico se han encargado de convertirlo en algo bastante vacío, que se limita a contar la historia que encontramos en la sinopsis pero sin dotarla de alma. La película no conecta con el público, no conecta con sus personajes. Una de las razones a mi entender es la poca química existente entre la pareja protagonista que forman Bradley Cooper y Zoe Saldana, por no mencionar el hecho de que el protagonista de las dos entregas de “Resacón en las Vegas” no resulta creíble y echa por tierra en cierta medida aspectos positivos del trabajo de guion. Dennis Quaid y Olivia Wilde, que dan vida a otra de las parejas del film, que en una estructura de naipes estarían en la planta de arriba, son mucho más creíbles y aportan mucha más intensidad interpretativa. Porque esta película es una historia dentro de una historia, y además, una historia que cuenta esa historia dentro de esa historia. Esta estructura de cebolla podría haber dado mucho más juego y haber sido más intuitiva, más artística, pero de nuevo se hace muy obvia.

No todo en la película es plano, como ya hemos contado al mencionar la aportación correcta que hacen al film Olivia Wilde y Dennis Quaid en las breves escenas que comparten, así como sucede con la aparición del personaje de Jeremy Irons, que se nos revela como el más real y con el que más empatizamos. También encontramos como punto positivo una fotografía notable, plasmada con sencillez en las calles de New York. Cierran el reparto los actores Ben Barnes y Nora Arnezeder, dando vida a la pareja enamorada en París en la Segunda Guerra Mundial, que correspondería a los personajes de la última capa de la cebolla. Por otro lado, también hay en buenos diálogos y que hacen pensar e incluso reflexionar, pero son como pequeñas pinceladas dentro de un libro que está mal contado. El argumento de la trama sugiere mucho teóricamente, pero no alcanza ni la mitad del potencial que parecía tener, en parte por la ya mencionada inoperancia interpretativa de alguno de los protagonistas. Sin embargo, tampoco puede desdeñarse el poder de evocación que puede suscitar en el respetable, aunque lamentablemente casi con toda probabilidad solo se ejercitará en personas que hayan vivido en primera persona la esencia del mundo literario. Mi puntuación: 5,5 sobre 10. “El ladrón de palabras” se estrenará en los cines de España el 31 de Octubre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares