miércoles, 5 de octubre de 2011

ESTRENO DE "HOMICIDIOS"


Telecinco vuelve a la carga con un drama policiaco, olvidado desde que terminara uno de sus buques insignia de estos últimos años: “El comisario”. Aquí vuelve a apostar por una ficción procedimental que cuenta la vida de una comisaría, y que consta tanto de casos autoconclusivos (que se resuelven en el mismo capítulo en que se plantean) pero también con una línea argumental de largo recorrido sobre un asesino en serie que tiene en el punto de mira a Sóller, el psicólogo consultor que está ayudando a la brigada en su detención.

Este personaje, que está interpretado por el cinematográfico Eduardo Noriega, es un hombre algo altivo, con un fuerte ego, culto, instruido en la construcción de perfiles criminales, licenciado en psicología, y que descubre que uno de sus pacientes se ha visto involucrado en el caso de un asesino en serie que lleva esta comisaría. La inspectora jefe del departamento es Eva Hernández (Celia Freijeiro), una mujer racional, que tiene una relación estable con un juez (que parece que poco a poco se irá desmoronando según Sóller entre en su vida) y que trata correctamente a sus subordinados. Este personaje está mucho mejor encarnado en los capítulos que lleva transcurrido la ficción que el de Eduardo Noriega, algo sobreactuado en algunas ocasiones, que da la impresión de que tratara de lucirse en cada escena poniendo la cara de Patrick Jane en El Mentalista en plan “aunque vosotros no os deis cuenta estoy captando detalles que vosotros sois capaces de vislumbrar”. Estos dos personajes tienen una historia de amor anterior, por lo que la relación de tensión sexual no resuelta será uno de los puntales de la serie, sin embargo su relación se me hace un poco artificial. Sin embargo, la construcción en cuanto a los diálogos y la forma de proceder de los secundarios es mucho más humana que la de los protagonistas, tal vez en un principio menos interesante o llamativa, pero más apegada a la realidad, y que poco a poco si mantienen esa dinámica podrán suscitar reacciones complejas basados en la biografía y características de cada uno. En este grupo encontramos a los agentes Alonso Izquierdo (Carlos García), Pablo Montero (Enrique Berrendero) y la recién incorporada María Losada (Vicky Luento). Volvemos a ver de nuevo en el papel de forense a Marián Aguilera, esta vez menos fría y más extrovertida que su Silvia de “Los Hombres de Paco”, y para cerrar el reparto nos encontramos a Esmeralda Moya como camarera de un bar que suele frecuentar Sóller y a Mariano Venancio como el comisario Andrés Ramos.

La trama que nos presentan como telón de fondo y que se desarrollará durante toda la temporada (o temporadas si las hubiera), es la de la caza de un asesino en serie que utiliza a gente con personalidades psicopáticas casi rehabilitados, para penetrar en sus fantasmas y destrozar las barreras que la terapia había creado y obligarles a matar por él. De momento, algunos de los pasos que se han dado en relación a esta investigación han sido un poco toscos y poco explicados, pero sinceramente a mí es lo que más me llama la atención de la ficción (sí es cierto que soy un apasionado de las intrigas de asesinos en serie). Habrá que ver como llevan la investigación, ya que el sujeto parece querer jugar con Sóller, y la perspicacia y formación de este será pieza clave para su identificación y detención. Para hacer otro símil con una ficción americana, “el cazador” es el particular “John el Rojo” para el personaje de Eduardo Noriega. Los casos que se desarrollan independientemente cada capítulo, a pesar de ser asesinatos, como sucede en la mayoría de las series policiacas al uso, tienen la peculiaridad que en la mayoría de los casos se encuentran en el umbral en que el causante del delito suele tener una personalidad psicopática o sociopática (una mujer que mata a su marido por venganza no entraría en este grupo, por ejemplo), por lo que ahí es necesaria la intervención del personaje de Noriega. Por eso, estaríamos hablando de una ficción que toma elementos tanto de otros dramas criminales como “CSI” o “El comisario” pero bebe también bastante significativamente de “Mentes Criminales”, sobre todo en la figura de Tomás Sóller.

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