domingo, 27 de febrero de 2011

RANGO


Rango es un lagarto con muchas inquietudes artísticas y que necesita averiguar quién es realmente. Cuando el recipiente en el que le transporta la familia que le tiene como mascota cruza la luna del coche al accidentar éste, se encontrará en una carretera en medio del desierto, desde el que llegará a una ciudad del oeste con un gran problema, y dónde él podrá ser quién él quiera.

Gore Verbinski nos regala aquí una animación que se sumerge entre el western más gamberro y la comedia basada en el humor físico pero también de unos diálogos hechos a medida de su protagonista principal, Rango, que a su vez está hecho a la medida, por y para el actor Johnny Depp. Así pues, este lagarto en su caracterización es en esencia una mezcla entre el personaje de Depp en “El mexicano” y sobretodo su Jack Sparrow, pero a pesar de este hándicap el personaje sale reforzado ya que le viene al pelo tanto al género como a la narración de la historia, y si en algunos momentos este estereotipo puede resultar sobreactuado, esto suma en este caso en favor del personaje, ya que al tratarse de una animación (la película se ha rodado teniendo en cuenta los movimientos y gestos de los actores, que se incorporan al animal mediante informática) el espectador lo tolera mucho más. Siguiendo el hilo, el movimiento de todos y cada uno de los personajes animados y animales respecto a su conjunción con los planos está muy bien trabajado, siendo un todo homogéneo y regalándonos escenas visuales por otro lado muy difíciles de conseguir en lo que podríamos llamar el cine normal.

La trama encierra en sí misma, creo entender, una cierta moraleja o idea más profunda que el entretener por entretener, y que se resume en la idea de que es necesaria la esperanza. Y esta esperanza no tiene que venir de algo superior ni de una entidad con unas cualidades extraordinarias, sino que lo importante es creer en algo, tener ilusión. Aquí el personaje principal es un charlatán, un cuentista y un bufón con suerte, pero que contagia de esta imaginación al resto del pueblo, que logra que de alguna forma crean en él. No estamos hablando de un film moralista, sino que se usa como hilo conductor emocional del protagonista y por ende de la historia, aunque no trata de adoctrinar. De la comedia con sucesivos gags bien hilados, y amparados por una excelencia visual en el que la animación permite una diversidad de planos mayor y qué se usa con mucha lógica, se pasa a la aventura gráfica del héroe de la película, que pasa de ser un personaje de comedia para serlo de acción, sin abandonar el perfume de la primera. El film tiene todos los elementos de una aventura que se precie: el héroe con ciertas connotaciones que le acercan casi más al antihéroe, el potente y aparentemente invencible enemigo, el amigo que se revela como enemigo, la chica, y un paraje paisajístico y de decorados incomparable.

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