miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿HACIA DÓNDE VA DEXTER?

Estamos ya en el décimo capítulo de la quinta temporada de esta obra maestre catalogada como serie. A pesar de un inicio titubeante la serie está tomando nuevos riesgos. La pérdida de tiempo que supuso el caso de Santa Muerte, que solo ha supuesto el que la relación entre Ángel y Laguerta (producto de un cambio de personalidad esporádica e incoherente de esta segunda para luego volver a su punto de origen), hizo que dudase del devenir de la serie, pero ahora tenemos un escenario completamente diferente. Por un lado la serie se ha deshecho prácticamente del elemento paterno-filial pese a jugar con él enormemente en los primeros compases de esta temporada. Los niños, muerta ya su madre, no tienen cabida en esta nueva vida de Dexter, y por tanto en la trama. La serie ha tomado un nuevo riesgo en cuanto a la interacción de nuestro protagonista con Lumen. La relación de Dexter con Rita, basada en cubrirse las espaldas mutuamente (una por la falta de afecto y el otro por la necesidad de una coartada social), ha sido reemplazada por la de Lumen, dónde la identificación y las necesidades convergen desatando unos lazos emocionales que jamás había desarrollado nuestro asesino en serie. Eso no quiere decir que ninguna de las dos relaciones sea más real que otra. A partir de esto se produce un nuevo paso en cuanto al elemento moral de la serie: hasta ahora, el acto de matar había sido una cosa personal de Dexter, sabiendo del oscuro pasajero que lucha por salir en su interior, intentando canalizar estas ansias homicidas lo mejor que puede acudiendo a los consejos de su difunto padre y matando a gente que se lo merece de verdad, de una forma pulcra y cuidadosa ¿Pero y ahora? Está haciendo cómplice a una persona que ha pasado como él por un suceso enormemente traumático, enseñándola y compartiendo todos sus secretos como un cocinero experimentado lo haría con su pinche, no al nivel de compañero forzado en la tercera temporada, sino desde unos sentimientos de confianza y complicidad que le da la terrorífica certeza a Dexter que es lícito enseñar a otra persona a matar. Pero, ¿es suficiente todo el dolor por el que ha pasado Lumen para que el espectador acepte este juego de compañeros asesinos en el que el código que parecía sujetar a Dexter está cada vez más difuso? Veremos. Por último, mencionar que están jugando de nuevo con la baza que ya usaron con el personaje de Doakes, esta vez personado en Quinn, pero que sin embargo han optado por el recurso fácil desviando el foco de atención al detective que está investigando por él. La reticencia a seguir investigando a Dexter, aunque con la justificación de su relación con Debra, está un poco forzada, pero obedece a la necesidad de los guionistas de no llevar a un personaje principal a una situación tan comprometida. El que acabará muriendo casi con toda seguridad es su compinche de pesquisas, probablemente a manos de Lumen si esta decide que es su forma de agradecer todo lo que Dexter ha hecho por ella.

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