En cuanto al potente reparto está encabezado por el secundario Danny Trejo, el cuál está acompañado de bellas mujeres del celuloide como Jessica Alba, Michelle Rodríguez o Lindsay Lohan, que no dudan en enseñar sus encantos en pos del deleite del espectador ya no de la trama, ya que la mayoría de estas escenas no están ni de lejos justificadas. Cierran el reparto un clásico del género de serie B como Jeff Fahey, Steven Seagal en una autoparodia de su papel de siempre y la sorprendente colaboración de Robert de Niro en el papel de senador racista.
La película tiene en su secuencia inicial un potente inicio, poniendo sobre la mesa todas las armas de las que dispone para seducir al público, pero este ritmo desenfrenado se desinfla a medida que el film avanza envuelto en una trama en la que se mezclan políticos corruptos, mexicanos con ansias de venganza y altas dotes de camaradería, e incluso un cura poco ortodoxo. Algunas secuencias del film son tan facilonas y de vergüenza ajena que suscitan la risa del espectador. Si alguien cree que esta película además de ser una gran píldora de acción nos revela una crítica hacia la situación actual de la inmigración en EEUU está totalmente equivocado, ya que es solamente un pretexto tan bueno como cualquier otro para hacer un cine palomitero.
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