domingo, 3 de noviembre de 2013

ENTREVISTA A JAVIER PEREIRA


Una noche, en una discoteca, ves a una chica y te enamoras automáticamente. Se lo dices, pero no te hace caso. Insistes y consigues estar con ella el resto de la noche. La convences y terminas en la cama con ella. ¿Qué ocurriría si al día siguiente no es la chica que parecía ser? Una noche, en una discoteca, estás cansada y viene el típico chico que dice que se ha enamorado de ti. Le dices que se vaya, pero él insiste. Compruebas que no es el típico chico, es gracioso, encantador y además se ha enamorado. Notas que te gusta y terminas accediendo a pasar la noche con él. ¿Qué ocurriría si al día siguiente no es el chico que parecía ser?

Con estas dos caras de la moneda, los creadores de “Stockholm” explican lo que nos podemos esperar de su película. Entrevistamos a Javier Pereira, que interpreta a la vertiente masculina de este duelo, para preguntarle sobre sus impresiones sobre el proyecto y sobre otros aspectos de su carrera como actor.

Define con tus palabras de qué va la película, ¿cuál es la apuesta que hacéis en “Stockholm”?
Yo creo que es una apuesta interesante para contar cómo en parte nos relacionamos hoy en día, cómo todo lo queremos muy rápido y no pensamos en las consecuencias de las cosas que provocan nuestros actos. Y sobre todo es eso, un juego de dos personas que se conocen en una noche, en un día concreto, y que van a jugar.
¿Cómo abordaste la dualidad que podemos ver en tu personaje para que no nos resultaran ajenas y bipolares las dos caras tan distintas que podemos ver de él, o simplemente que no le tildáramos de cabrón?
Sí, ese era un miedo que tenía. Que a pesar de que el personaje en ocasiones puede caer mal, intentar que en general no cayera mal porque si no ese “cabrón” iba a ser muy plano y entonces ya no te iba a interesar. Yo creo que este personaje tiene dos lados: uno que habla de cómo realmente es él si estuviera solo, y otro de cómo cambia cuando está con gente. Entonces yo sabía que en cierta manera era dos personajes y sólo había que elegir en cada momento cual quería mostrar. Más o menos me iba guiando por eso.
¿Cómo ha sido el proceso de búsqueda de financiación y distribución para la película?
Yo he estado muy metido en la película desde el principio, desde mucho antes de hacerla. Y en buscar el dinero y todo, porque somos amigos los que la hemos hecho. Y sí, ha sido un proceso largo, pero bueno, nos ha salido bien y tiene su recompensa. Pero sí es verdad que nos ha costado mucho tanto en crowfunding con la plataforma verkami como luego en pequeñas inversiones de amigos y familiares, que se han convertido todos en productores y ahora la película es de muchísima gente.
¿Con qué eslogan intentarías atraer a los espectadores para que vieran “Stockholm”?
Diría que la gente se va a sentir muy identificada con cualquiera de los dos personajes, que es una película muy real, y que de lo que yo tengo constancia, el porcentaje más alto de personas que la han visto a la salida me han dicho que realmente les ha gustado (Risas).
También te hemos podido ver recientemente en el cortometraje “Sexo explícito” junto a Marina Salas. ¿Qué impresiones sacaste del corto y cómo te llegó el proyecto?
Pues es un corto para mí diferente y muy curioso, el director es José Manuel Carrasco, que es un director muy interesante y ha dirigido una película (“El diario de Carlota”). Me llegó porque él me había dirigido en teatro y me ofreció hacerlo. Y yo creo que el cortometraje es una apuesta diferente y divertida sobre hablar de sexo tan abiertamente en un desayuno. Me lo pasé muy bien haciéndolo, la verdad.
¿En qué momento se decidió la incorporación del elemento claqueta en el corto –algo en apariencia un elemento puramente de rodaje-, fue algo desde el principio contemplado?
Yo creo que el director lo quería hacer así desde el principio. Quería cortar y que se vieran otras cosas. Yo creo que él lo tenía claro desde el principio, que más que separar secuencias era un elemento de metalenguaje, de intentar mezclar la ficción con la realidad (Risas).
¿Cuál fue tu experiencia en la colaboración que hiciste en “Frágiles”, que aunque daba la impresión de que podría tener una continuación se quedó en un solo episodio?
Sí, claro. Al final los guionistas decidieron que transcurría un año entre el final de la primera y el principio de la segunda temporada y entonces ya no venía a cuento retomar mi personaje. Pero muy bien, una experiencia muy buena: es una serie que se trabaja improvisando, no hay guiones, entonces para el actor es muy apetecible y muy divertido.
¿En qué consistía exactamente esa improvisación en “Frágiles” para el actor? ¿Los guiones eran solo unas pautas de actuación?
Digamos que lo que no hay es guion en el sentido usual, no hay diálogos de cada personaje. Pero si hay una secuencia, por ejemplo, la secuencia ocho, y más o menos narrado de una forma normal pues te explican “empezáis los dos más o menos hablando sobre tal tema, luego tenéis que llegar a no sé qué punto, y luego uno se cabrea por esto o lo otro”. Te dan unas pautas de lo que más o menos quieren que se hable en esa escena, pero luego todo lo que surja se puede ir diciendo. Entonces, grabas dos o tres tomas y luego ellos cogen las frases que quieran de las tomas que quieran.
En vuestro capítulo en concreto entonces, ¿hubo bastante ensayo para intentar llegar a una experiencia común antes de rodar?
Ensayo no mucho, no da mucho tiempo en la televisión. Pero bueno, al hacerlo dos o tres veces pues vas cubriendo bastante campo, probando varias cosas en distintas tomas, y entonces luego cogen de una y de otra.
Desde que empezaste como actor, ¿qué has aprendido de la profesión a lo largo de estos años?
Pues yo quiero creer que he mejorado mucho. Siempre la experiencia es básica en esto. Yo creo que un actor se hace mitad escuela, que yo lo hice, y la otra mitad trabajando, que he tenido la oportunidad de hacerlo también porque he trabajado, o sea que la verdad que espero haber avanzado mucho desde los quince años que empecé a actuar, porque han pasado unos cuantos.
¿Hay algún género que se te haya resistido a lo largo de tu carrera y que tengas especial interés en probar?
Donde menos he trabajado creo que ha sido la comedia. Porque de comedia pura quizás sólo he estado en “Cuestión de sexo”, una serie que hice, y ahora una obra de teatro que estoy haciendo que es “Perversiones sexuales en Chicago”, pero en general siempre he hecho más drama.
Nos encontramos en el Festival de la Seminci, mientras presentas “Stockholm”, y un festival suele estar asociado al concepto de premios. ¿Qué significan los premios para ti?
Pues algo muy bonito, pero tampoco imprescindible y necesario. Cuando llega, bien, hay que disfrutarlo y celebrarlo, pero a veces si no llega tampoco es síntoma de que vayas por mal camino. Los premios al fin y al cabo son un poco, no la lotería, pero depende de tantas cosas que no sabemos y se tienen que dar tantas circunstancias, que a veces hay que relativizarlos.
¿Qué tal se te da la parte de marketing y presentación de los proyectos: ruedas de prensa, entrevistas, o premieres?
Bien, más o menos bien, cada vez mejor. Todo es cuestión de práctica, y al principio te cuesta un poco más, pero bueno, ya cuando lo vas haciendo con una película, con otra y con otra, ya le vas cogiendo el truquillo y cada vez se hace más fácil y llevadero. Y a parte es necesario para que la gente vea la película.
¿Algún proyecto de tu futuro cercano del que puedas hablar?
Tengo por estrenar dos películas que he hecho, que son “Anochece en la India” con Juan Diego, que es una película de Chema Rodríguez que pinta muy bien; y “Serie Z”, una película de terror, hecha con unos amigos, con Samuel Gutiérrez. Y de momento eso, porque ahora empieza otra obra de teatro quizás, pero no es seguro.

* "Stockholm" se estrena este viernes 8 de noviembre en las salas españolas.

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