domingo, 20 de mayo de 2012

FINAL 1ª TEMPORADA DE "PERSON OF INTEREST"


Este pasado jueves se emitió en EEUU el último capítulo que cierra esta primera temporada creada por Jonathan Nolan, hermano del afamado director Christopher Nolan. En este capítulo 23, se recurre a un artificio que todavía no habían usado en esta ficción, el flashforward, para ponernos en la situación del peligro que corre John en la misión que nos contarán durante el capítulo, para luego retroceder en el tiempo y mostrar la historia a lo “Cuenta atrás”. “Person of Interest” no es una serie procedimental al uso: tiene ciertas peculiaridades que la hacen salirse de la tónica general, una de las cuales se mostró en el último capítulo. Desligándose de otras series como “El Mentalista”, la season finale no tiene como protagonista una batalla intermedia o final contra el malo oficial de la serie, que en este caso sería Elías (Enrico Colantoni) sino que nos sitúa en una situación de aparente difícil salida, para luego entrecruzar dos de las líneas policiales o criminales que ponen en peligro el trabajo que desempeña nuestra extraña pareja. El capítulo funciona bien en cuanto a tensión, pero parece faltarle elementos propios de un final de temporada, dejando solamente un buen gancho y un giro final bastante impactante.

Ahora ya pensando en la temporada como tal, es bastante meritorio haber conseguido crear y mantener una serie con tan pocos elementos, sobre todo en el apartado casting, dónde tenemos sin duda un reparto minimalista. El misterioso y multimillonario Harold Finch (Michael Emerson), el ex militar John Reese (Jim Caviziel), y los policías Joss Carter (Taraji P.Henson) y Lionel Fusco (Kevin Chapman) son mimbres más que suficientes para que los guionistas nos ofrezcan una serie de historias policiacas autoconclusivas, vistas desde una especie de detective privado y su brazo ejecutor que disponen de grandes medios a su alcance. Estos dos, ayudados de los dos agentes, tienen que descubrir en qué lío se ha metido su “cliente” y en qué lado del ataque está (víctima o agresor, como reza el previo de todos los capítulos). El origen y funcionamiento de la máquina que vigila a los ciudadanos, el pasado de Harold y del de John y la aparición de un archienemigo mafioso con grandes ramificaciones otorgan la horizontalidad a la serie. Respecto al elemento novedoso, que es la máquina, me parece un poco tramposa en su concepción, aunque entiendo que el espectador ya no se pregunte eso. Sin embargo, el funcionamiento de la máquina además de ser un misterio y portar alguna de las grandes preguntas de la serie, parece ser utilizada por los guionistas de una forma un poco oportunista. Pondré un ejemplo: Uno de los números que salen de la máquina puede estar a punto de ser víctima de un marido celoso, pero si pensamos cómo funciona la máquina nunca debería salir su número, ya que un crimen tan irreflexivo no daría pistas ni registros que la máquina pudiera detectar como una amenaza.

Sin duda, esta serie de nuevo tiene un marcado “toque Abrams”: lo que se puede notar en la forma tanto de diversificar información, como de mostrarnos las cosas con herramientas temporales. Otro de los detalles en los que da cuenta de esto es en la aparición progresiva de una amenaza o un malo cada vez mayor, como si fueran capas de una cebolla. Encuentro un hándicap a esta ficción, ya que al contrario que otras series de J.J. Abrams como “Lost” o “Flashforward” la cantidad de misterios parecía casi inagotable, sin embargo, aquí las lagunas que tenemos que rellenar son limitadas debido a los pocos personajes que se tienen en juego. Por ello, la forma de dosificar la información irá lenta y pausada, provocando alguna vez irritación en el espectador. Sin embargo, para mí, la relación entre Harold y John (uno de los puntales de la serie) y la revelación de sus pasados, sus fantasmas y sus turbias biografías me parecen motivos suficientes para dar una oportunidad a la segunda temporada.

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