sábado, 14 de abril de 2012

MIEL DE NARANJAS


Andalucía, años cincuenta. Enrique (Iban Garate) y Carmen (Blanca Suárez) acaban de conocerse y se enamoran profundamente. Carmen consigue que él se quede a prestar el servicio militar en un juzgado de la ciudad. Enrique, a la vista de las injusticias que presencia cada día, se da cuenta de que para cambiar el rumbo de las cosas tiene que actuar. Pronto se verá involucrado en arriesgadas acciones que pondrán en peligro su vida y la de sus compañeros.

Imanol Uribe vuelve a redundar de nuevo en el tema tan trillado por los cineastas españoles como la Guerra Civil, por suerte, el tratamiento es correcto y bastante adecuado en cuanto a su ejecución, pero el haber visto tantas veces esta historia merma de por sí las virtudes de la película. Las secuencias están bien elegidas y se justifican por sí mismas, pero la historia es bastante lineal, y aunque emocionalmente potente, nos la han contado tantas veces que es difícil que nos sorprenda y por ende que entremos sin prejuicios en la sala de cine. La poca originalidad y ese regusto a redundancia es el peor enemigo de la película. También se echa en falta haber incidido más en la relación entre Enrique y Carmen, al descubrir ambos que forman parte de un mismo movimiento de rebelión que se estaban ocultando, como si fueran los Mr.Smith de la Guerra Civil pero en el mismo bando.

Uno de sus puntos fuertes se encuentra en la elección del reparto. El descubrimiento de Iban Garate (“Arriya”) es notable, aunque no acaba de despuntar en su totalidad: tiene momentos en los que parece dejar huella, pero se diluye en otros. La que siempre deslumbra y sigue demostrando que siempre es una fantástica opción tanto para un papel protagonista como secundario es Blanca Suárez, dando vida al elemento femenino de la pareja protagonista, una mujer fuerte y decidida encarnada de forma muy verosímil; solamente el peinado sería casi suficiente para creérnosla como una mujer luchadora de esa época, pero no defrauda en su interpretación. La elección más controvertida la tenemos en Karra Elejalde como juez del destacamento militar. Parece que Juan Diego en “El 23-F” y Eduard Fernández en “La princesa de Éboli” han sentado el precedente de dotar de una voz quebrada y suave a personajes déspotas y despiadados, para hacerlos aún más despreciables y lograr un efecto más emocional. El papel de Carlos Santos que es un caramelo para todo actor, pasando por diferentes estados en poco tiempo y siendo un gran catalizador de la acción de varios de los protagonistas (lo dejaremos ahí, para no dar demasiados spoilers). Acompañan en el reparto actores consagrados como el ya citado Eduard Fernández, Antonio Dechent, Ángela Molina (sorprendentemente  poco creíble) o Bárbara Lennie, una actriz, que como leí hace poco, hace mejor cualquier película con su sola aparición.

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