viernes, 21 de octubre de 2011

DE MAYOR QUIERO SER SOLDADO


Alex, un niño de ocho años que parece sentir una fascinación morbosa por las imágenes de carácter violento, tiene serios problemas de comunicación no sólo con sus padres, sino también con sus compañeros de escuela. Su vía de escape es la invención de dos amigos imaginarios.

La cuarta película del director Christian Molina (“Diario de una ninfómana”) intenta reflejar de modo didáctico y moralizante el papel que tiene la TV y los medios en la educación de nuestros hijos, así como la responsabilidad que deben tomar los padres en ella. Sin embargo, la reflexión se queda un poco floja, sin lograr un esperado impacto emocional. El niño que protagoniza la cinta es mucho más creíble que los padres, tanto en la interpretación como los personajes en sí. Aunque hay alguna laguna en la construcción psicológica de este primero (al fin y al cabo esto atañe más a guionistas y director), el trabajo del pequeño actor hace de este una figura a tener en cuenta en un futuro. Sí es un acierto el introducir un doble amigo imaginario en la vida del chico (un astronauta benévolo y un soldado beligerante según momentos), como muestra o síntoma de la dicotomía que sufre el adolescente en su educación y en la conformación de sus valores. Esta creación imaginaria es producto, en parte, del ausentismo de los padres, que está bastante bien reflejado en la película, al contrario que otros aspectos llenos de clichés, como la relegación del protagonista a un segundo plano tras el nacimiento de los gemelos o las causas que llevarán a la separación de los padres. Este doble personaje imaginario está interpretado de forma correcta por Ben Temple (“Crematorio” o “Cazadores de hombres”), un dulce para cualquier actor, y que este no desaprovecha.

El film hace aguas a la hora de intentar pretender algo más que mostrar una situación concreta, ya que se revela como inefectiva al estar plagada de clichés y de comportamientos adolescentes estereotipados. Así como algunos detalles como el personaje de Valeria Marini, el de una profesora que es insultada por Alex catalogándola de prostituta, que debería ser objeto de conducta reprobable por parte del espectador, y sin embargo, una vez observado su vestuario y sus lascivos contoneos, solo sugiere la complicidad cómica por parte del mismo. En su favor está por otro lado la introducción recurrente del punto de vista del chico, conformado a base de redacciones y de monólogos voz en off, que se complementa con la exhibición de imágenes de carácter violento en TV y la intervención del doble amigo imaginario. Un coctel sugerente pero no definitivo. Para cerrar, en el reparto nos encontramos a dos pesos pesados de la industria hollywoodiense, como Robert Englund (el Freddy Kruger de “Pesadilla en Elm Street”) y Danny Glover (“Saw” o “A ciegas”). Estos dos, encarnando al psicólogo del colegio y al director del mismo centro consecutivamente, actúan de Voz de Advertencia, de narradores moralizantes, de voces adoctrinadoras sobre la educación de nuestros hijos y el papel de la TV en ella, y cuyos discursos elevan las pretensiones del film, haciendo aguas en ese aspecto ya que el desarrollo dialéctico no está a la altura. La película, que tuvo su premiere este miércoles en el cine Capitol, se estrena este viernes 21 de octubre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares