jueves, 2 de junio de 2011

TEMPLARIO


El 15 de junio del año 1215 y tras una dura negociación el Rey Juan, se veía obligado a firmar los Artículos de los barones, una petición por parte de sus señores feudales para poner límites a su despótico uso del poder. Un mes más tarde, el 15 de julio, la cancillería real daba forma a dicho acuerdo en lo que se ha conocido como Carta Magna. Un hecho insólito para un rey de la época medieval, que veía cómo aquellos a quienes gobernaba y que debían serle fieles, le arrancaban sus prerrogativas reales. Cuando hubo reunido un ejército y se hizo fuerte, el rey Juan se negó a cumplir el acuerdo y se dispuso a eliminar a todos los que hubieran firmado la Carta Magna, poniendo a Inglaterra al borde de una guerra civil en la que se conoce como Primera Guerra de los Barones (1215-1217). Juan quiso castigar a aquellos que le humillaron, entre ellos un grupo de caballeros templarios atrincherados en el castillo de Rochester, que lucharán intentando resistir el asedio de las tropas del rey Juan.

Irregular film de batallas y aventuras, que falla sobre todo tanto en el proceso de realización de algunos momentos de la narración, como en el no tener un guión atractivo que sustente mínimamente esas espectaculares secuencias de acción por la acción, eso sí, con grandes dosis de sangre, espadazos y desmembramientos varios. El film tiene a su favor una buena puesta en escena y una buena recreación histórica, así como el contar con actores competentes pero sin escudarse en grandes figuras (el nombre más conocido es el de Paul Giamatti, en el papel del rey Juan), lo que ayuda a ese cierto anonimato que hace que nos metamos con más facilidad en la acción. Sin embargo, la realización de las cuatro o cinco grandes batallas que se nos presentan en la historia es altamente irregular. Algunas de ellas están muy bien resueltas y tienen unos efectos especiales en cuanto a desmembraciones, sangre y amputaciones bastante espectaculares y bien construidos; pero sin embargo, en esta misma línea tenemos otras secuencias (sobre todo la primera batalla) que parecen haber sido rodadas ciertamente por un novato y que albergan grandes fallos de bulto, lo que desvirtúa bastante los aciertos restantes. Como se ha dicho, otro de sus puntos flojos es el guión, ya que básicamente excepto en un principio dónde se nos desarrolla un pequeño prólogo para presentar el clima histórico, los personajes a los que seguiremos y el conflicto que nos vamos encontrar, el resto es tan lineal como el tener a un grupo de personas encerradas en un castillo intentando defenderle por todos los medios y al otro lado al ejército del rey haciendo intentos por penetrarle y esperando el desgaste de estos primeros.

Ni siquiera los personajes son capaces de sostener el film. La mayoría son bastante planos: empezando por el despótico y despiadado rey Jorge (interpretado de forma bastante satisfactoria por Paul Giammatti), hasta los rudos y brutales guerreros que defenderán el castillo, o el abad de la congregación. Sí se intenta bastante prototípicamente dar alguna arista más al protagonista, interpretado por James Purefoy (que recuerda mucho físicamente a Hugh Jackman), introduciendo el elemento de tensión sexual no resuelta gracias al personaje que interpreta Kate Mara, acrecentado esta tensión por el cargo de templario que ostenta este primero y en el que los votos le impiden cualquier acercamiento carnal y de deseo. Nos volvemos a encontrar al dubitativo y joven escudero (Aneurin Barnard) que poco a poco se va haciendo más valeroso y atrevido con el correr de los días, y del que su actor hace bastante buen trabajo dándole vida. Aunque ciertas interpretaciones son dignas de salvar y algunas batallas están bien resueltas sumergiéndose en una realización trash rayando el gore, que puede ser sugestivo para determinados espectadores, la pobre trama sobre la que se sustenta y algunos fallos de bulto hacen de ésta una película mediocre.

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