viernes, 13 de mayo de 2011

EL INOCENTE


Mickey Haller es un abogado que se ha especializado en defender a criminales de poca monta procedentes de los barrios bajos. Cuando un día se le presenta la oportunidad de defender a Louis Roulet, un rico heredero detenido por el intento de asesinato de una prostituta, su carrera da un vuelco, pues esto significa percibir unos ingresos muy superiores a los habituales. Sin embargo, aunque el caso es aparentemente sencillo, acabará por tener consecuencias inesperadas.

Un drama jurídico elegante con ligeros coqueteos con el thriller psicológico, solvente y bien llevado, que adapta fielmente y con sobriedad la novela de Michael Connelly. La película dura casi dos horas pero no tiene por el contrario planos vacíos ni que aparentan estar metidos con calzador, sino que son totalmente pertinentes para contar la historia de intriga en la que se ve involucrado el personaje de Matthew McConaughey, con una serie de secundarios no muy definidos, aunque sí algo peculiares en algún caso, pero que ayudan a avanzar o a entorpecer la investigación del protagonista. El foco de atención se establece por tanto en el juego psicológico entre el abogado y el cliente, en que los engaños, los juegos, los trucos, los ases en la manga y los giros más o menos esperados serán la tónica general de la trama. Las piezas que son los demás personajes están en su justa medida para crear esa intriga que irá envolviendo a Mickey, pero de la que lejos de acobardarse sacará todas sus agallas y su bagaje judicial para dar la vuelta a la tortilla. Sin haber leído por un lado la novela en la que se basa, no me parece acertado el papel que se le da al abogado de la acusación, que queda reiterada y sistemáticamente como un pelele, como un principiante, dejando eso sí igual de forma muy intencionada que todo el duelo emocional quede entre Mickey Haller y Louis Roulet. Aunque él haber potenciado el duelo dialéctico entre Mickey y su contrincante en el estrado puede funcionar en detrimento de la relación principal, me hubiera gustado que lo intentaran para no hacer un personaje tan plano.

Uno de los puntos fuertes del film es el reparto. Como protagonista indiscutible del relato tenemos a un Matthew McConaughey, que no siendo santo de mi devoción, he de reconocer que dota de cierta frescura y verosimilitud a un abogado con estilo, de buena planta y con las cosas bien claras de lo es para él la profesión, incluyendo también su pequeño titubeo con los demonios personales en relación a la justicia y la inocencia, que le pondrán en el abismo en el caso con el que se encuentra. Al otro lado del tablero nos encontramos con el también conocido Ryan Phillippe, que tiene secuencias relativamente menores, ya que lo que realmente pone en serios aprietos al abogado no es el personaje en sí, sino su figura, que está continuamente planeando sobre él y que parece adueñarse desde la lejanía de todos los aspectos de su vida y su trabajo. Como el experimentado investigador privado al servicio de Mickey Haller tenemos a William H.Macy, con un look un poco hippy que deja un poco desconcertado al espectador, pero que teniendo en cuenta con la gente con la que se mueve este abogado poco a poco deja de chirriarnos para acabar disfrutando de él. Cierran el reparto actores conocidos y siempre eficientes como pueden ser la oscarizada Marisa Tomei en el papel de ex mujer del protagonista, Josh Lucas en el papel de abogado de la acusación, John Leguizamo (“Moulin Rouge”), Bob Gunton (de la serie “24”), Margarita Levieva (“Adventureland”) o Katherine Moenning (de la serie “The L Word”).

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