jueves, 17 de febrero de 2011

SHELTER


La historia sigue a una psiquiatra forense (Julianne Moore) que se especializa en desmontar desórdenes de personalidad múltiple. Cuando descubre que todas las personalidades de uno de sus antiguos pacientes (Jonathan Rhys Meyers) son víctimas de asesinatos, trata de encontrar una explicación lógica a los delirios de este hombre.

Los derroteros que toma finalmente este relato echan por tierra unos buenos mimbres situados al principio de la cinta. En el arranque de la narración nos encontramos con un film basado en un tratamiento médico clínico con tintes de terror, que juega esta baza con una sutileza pero también con efectos visuales y sonoros bastante efectivos. El caso psicológico y las hipótesis diagnósticas de la doctora interpretada por Julianne Moore, junto a la relación funcional y de dependencia emocional que se nos presenta entre los personajes de la psiquiatra y su padre, que desarrolla su mismo oficio y fue su mentor e instructor, parece augurar un film potente y bien desarrollando psicológicamente, que va a ahondar en esos conflictos y en esos factores psicológicos, siendo éste el factor que desencadenará el sentimiento de terror tanto en la protagonista como en el espectador. Sin embargo, a mitad de metraje nos queda claro que los tiros van más  bien por otro lado, ya que se deja llevar por la comercialidad de lo fantasioso, del terror más banal y aunque angustioso igualmente, convencional, y que poco tiene que ver con la historia que se nos estaba contando en un principio. El misterio que se nos planteaba como un thriller psicológico pasa a ser un thriller fantástico dónde el ahondamiento en la psique de los protagonistas va decayendo en relevancia y dónde el juego del gato y el ratón va ganando fuerza.

Hay cierto sentimiento como de estafa, ya que lo que propone no es lo que luego resuelve, y sobre todo esto incidiendo en el personaje “enfermo” interpretado por Jonathan Rhys Meyers, que hubiese sido mucho más interesante si se hubiese desarrollado la personalidad que pretendían vendernos, que era la de un paciente que había asumido las distintas personalidades de las víctimas mortales que se había cobrado a lo largo de su vida, no justificarlo todo por la vía de lo fantasioso, del mito y la brujería. Aunque seguramente todo esto sea cuestión de gustos. A pesar de no estar hablando de un gran trabajo interpretativo en el caso de Jonathan Rhys Meyers, el uso de los efectos visuales con un pequeño registro variable en las distintas personalidades que interpreta durante el relato hace que su personaje salga a flote, con un interesante juego de miradas patente en la relación con la doctora. Julianne Moore como casi siempre, muy correcta y tirando del film en la medida qué la dejan, con un gran abanico emocional al principio pero que simplifica al final dejando solo sitio para el pavor y el terror. Me chirría un poco la hija, no muy natural y un poco perdida, factor común de productos nacionales españoles, pero que en los films estadounidenses suele estar mucho más cuidado en cuanto a casting.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares