Signe y Thomas mantienen una relación de pareja malsana y competitiva, que toma un giro pernicioso cuando Thomas obtiene cierta notoriedad como artista contemporáneo. La reacción de Signe consistirá en inventarse un nuevo personaje y tratar a la desesperada de llamar la atención y suscitar la compasión para recuperar su estatus.
¿Te gustan los likes? ¿Te preocupa el número de seguidores? ¿Resaltar ante los demás? Enferma de mí, más conocida por su título en inglés, Sick of myself (de los mismos productores de La peor persona del mundo) refleja la constante obsesión actual por destacar entre la multitud, sin importar a qué coste. Esta segunda cinta del director noruego, Kristoffer Borgli (conocido por Drib, 2017), nos lleva a una realidad cada vez más visible a través de la comedia negra, e incluso, un tanto absurda. Plantea situaciones muy exageradas pero que en el fondo todos podemos asociarlas con momentos o noticias que nos rondan por la cabeza (y ya se ha dicho siempre que la realidad supera la ficción).
La impresionante interpretación de Kristine Kujath Thorp hace que estos 97 minutos de duración, encarnando a Signe, sean un desenfreno de emociones. La risa y la repulsión van aquí cogidas de la mano, y el ser una víctima es el nuevo negocio de esta era. Signe, desde el principio de la cinta, se siente ignorada por su novio Thomas (Eirik Aether) y por todo el mundo en general. Por esta razón, recurre a unas pastillas nada beneficiosas para la salud, e ilegales, provocándose así misma una enfermedad que despierte el interés de los demás hacia ella. Una guerra de egos convierte la relación con su pareja en algo tóxico y en un descontrol de su propia vida, creando un sin fin de mentiras a su alrededor. Es una potente crítica a una sociedad actual en la que la palabra inclusión se convierte en negocio, siempre y cuando no resulte desagradable o incómodo a la vista. Pero, ¿todo tiene un límite? Y es que el propio director nos deja las siguientes palabras:
" Quería que tuviera el aspecto y la sensación de ser lo más intemporal posible, tanto para equilibrar la historia tan contemporánea como para aludir a la relevancia inmortal de algunos de los temas, como el narcisismo y los celos. Así que la rodamos en 35 mm, hay mucha música clásica en la película y espero que todo ello se traduzca en una hermosa película que retrata cosas terribles.”
Desde luego, es una cinta que no deja indiferente, y la manera de trabajar a los personajes resulta un tanto curiosa, pues no se empatiza con ellos, pero tampoco crea rechazo. Realmente, se les ve como víctimas de una sociedad que están desesperados por ser ALGUIEN, aunque sin llegar a tocarnos la venta sensible gracias a su mordaz sátira. Mi puntuación: 8,5 sobre 10. "Sick of myself se estrenó el 10 de marzo en las salas españolas.
Crítica de Luz Gallardo-Franco.
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