“Continuum” es una serie canadiense que llamó la atención de
los espectadores internacionales el pasado año televisivo. Su argumento es
este: Nos encontramos en Vancouver en el año 2077, donde un grupo de
terroristas están a punto de ser ejecutados por el gobierno pertinente. Sin
embargo, en la cámara en la que se encuentran, son trasladados sorprendentemente
al pasado por medio de un artefacto, para así poder cambiar el curso de la
historia. Con lo que no contaban, es que la policía Kiera Cameron también
viajara con ellos hasta el año 2012.
Esta es la premisa con la que arranca una de las sorpresas
de los últimos años. Una serie que parecía ir de viajes en el tiempo y que al
final resultó ser una serie que iba sobre un viaje en el tiempo. Uno solo. Al
menos de momento. Sin embargo, esto es suficiente para que múltiples
consecuencias se deriven de todo esto, produciendo tramas bastante interesantes
y que hacen deleitarse a todo fan de los viajes espacio-temporales, entre los
que me incluyo. Porque a mí entender, lo más interesante de esta serie, es que
después de ya quince episodios de emisión, todavía no se ha tomado un camino
claro respecto a la tesis científica que manejan: si el pasado es pasado y no
se puede cambiar, por lo que todo lo que están viviendo ya habría ocurrido. O
bien si se puede alterar el futuro a través de los actos que están ocurriendo
en este 2012, creando una especie de realidad paralela alternativa. De momento
el camino que están tomando es un punto intermedio, que hace muy sugestiva la
serie. Por otro lado, a mi entender, lo que puede echar un poco para atrás a la
hora de ver la ficción es ese tufillo a panfleto revolucionario, y además, las
tramas que involucran a Liber8, el grupo terrorista, suelen ser las que más
pereza me producen.
La figura más interesante a mi entender es Alec Sadler, un
personaje que vive en las dos realidades que se nos presentan. Es un anciano en
el 2077 y apenas un joven de diecisiete años en el 2012. Hay que apuntar que la
serie tiene cierto carácter procedimental, ya que Kiera ha conseguido
infiltrarse en el cuerpo policial del Vancouver del 2012 sembrando una división
falsa que responde por ella, y utilizando a Alec como soporte técnico. Por
esto, se me asemeja un poco a la serie “John Doe” o a “El mentalista”, en que
tenemos una especie de asesor que parece tener unas facultades mucho más
desarrolladas que sus compañeros de departamento, aunque en este caso oculta
sus dones futuristas al cuerpo que está apoyándola. En el final de la primera
temporada nos enteramos de que la presencia de Kiera no era una casualidad,
sino que el Alec del futuro había propiciado todo aquello para tratar de
manipular el pasado. Esta relación que hay entre el Alec proyectado del futuro
y el Alec inocente del pasado es de lo más interesante, ya que los conflictos a
los que se ve sometido el personaje son más que notables. En otro de los
aspectos positivos, se encuentra la valentía de haberse deshecho de uno de los
protagonistas de la primera temporada de un plumazo, algo que suele ser poco
habitual en las ficciones. Veremos que nos sigue deparando la serie en esta
segunda temporada que ya ha alcanzado su ecuador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario