sábado, 24 de noviembre de 2012

CÉSAR DEBE MORIR


Docuficción sobre los talleres teatrales que organiza en la cárcel romana de Rebibbia el director Fabio Cavalli, que ensaya con los presos obras de Shakespeare. Los ensayos y la representación final del "Julio César" se alternan con la vida cotidiana de los reclusos. “Plantearemos el contraste entre la libertad absoluta del actor y las ataduras de quien vive en una celda”, declaró Paolo Taviani poco antes de iniciar el rodaje.

Elegante y sobrio ejercicio de cine que se encarga de manifestar el poder que tiene el arte para liberar a las personas. Esta es una película pequeña, sencilla, con grandes textos y pocos elementos artificiosos que no sean el de mostrarnos una realidad, la realidad de los presos de esta cárcel, que a través del teatro y del arte pueden abrazar un nuevo aspecto en sus vidas que no sea el de la reclusión. Y como dice uno de los personajes al final de la película: “una vez que he conocido el arte, la celda se ha convertido en una prisión”. La película está rodada casi íntegramente en blanco y negro, excepto la parte del prólogo y del final dónde vemos la luz, y el color de la interpretación de los actores sobre el escenario. Sin embargo, para ser honesto conmigo mismo y con la crítica, echo en falta una mayor introspección en el alma de los presos, un juego más intenso de los sueños y de las vidas de estos, o al menos algún conflicto más potente que entre en escena, nunca mejor dicho.

“César debe morir”, dirigida por los experimentados Paolo Taviani y Vittorio Taviani (que hacen una especie de revisión del cine de Pasolini), es extremadamente concisa, con una duración que soluciona que en algún momento te pueda llegar a cansar el periplo de creación de la obra shakespeariana, con unos diálogos muy bien seleccionados, evitando que pueda resultar monótono para el espectador que busque algo más que el proceso de preparación del estreno de la obra. En mención a los actores y papeles seleccionados para dar vida a los históricos personajes, hay que resaltar que se ha jugado a la tensión y a la distensión, disponiendo un par de internos que sufrirán un conflicto derivado de sus personalidades que hará peligrar la obra, y para contrarrestar esta intensidad, se ha optado por otro personaje que actúa de alivio cómico, tanto en su personalidad como en su forma de interpretar los textos. Mi puntuación: 6,5 sobre 10. “César debe morir” se estrenó ayer viernes en las salas de toda España.

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