En la película, los
protagonistas van desapareciendo uno a uno. ¿Ha habido algún momento que
recuerdes en que hayas querido desaparecer? ¿Cuál sería tu lugar ideal para
hacerlo?
Lucía Ramos: Pues a veces cuando me siento muy agobiada sí
que me gustaría desaparecer. Probablemente elegiría otro país distinto al que
vivo, quizás a Londres o a Roma, que son ciudades que particularmente me
encantan.
Antonio Garrido: Sí, hay momentos en el que todo el mundo
hemos querido decir “Tierra, trágame”, sí. Lo que pasa es que en ese momento te
parecen muy importantes, pero cuando pasa el tiempo te das cuenta de que
tampoco lo son tanto. Ahora, si yo tuviera, no que desaparecer, pero sí
perderme en algún sitio, no sé donde lo haría si te digo la verdad, aunque sí
sé con quién.
Ana María Polvorosa: Pues sí, en muchos momentos de mi vida
me encantaría desaparecer. Y me iría a un sitio que estuviera desierto, que
tuviera playa al poder ser (Risas)… aunque en plena montaña tampoco me
importaría.
Los personajes de
la película que se pierden, estaban ya perdidos en sus vidas. ¿Qué es para ti
el miedo a perderte física o emocionalmente?
Lucía Ramos: Yo creo que el sentido de perderme
emocionalmente sería dejando la mente un poco en blanco y sin pensar en nada.
Ese sería el punto yo creo, descansar un poco.
Antonio Garrido: Has dicho la cosa muy inteligente. Porque
la mayoría de la gente no se da cuenta de que la mayoría de los personajes de
la película cuando desaparecen tienen un conflicto interior que hace que ellos
mismos estén perdidos. (Piensa) Hay muchas situaciones en los que la gente está
perdida, y todos hemos también tenido situaciones en los que hemos estado
perdidos. Cuando le faltas al respeto a alguien y cuando haces cosas de las que
te arrepientes, en ese momento siempre estás perdido. Y la parte graciosa sería
un viernes por la noche, cuando vuelves de copas, estás perdido.
Ana María Polvorosa: Pues supongo que para mi perderme a
nivel vital es no encontrar el rumbo de tu vida, no saber por dónde quieres
tirar.
¿Qué opinión te
merecen los rencuentros con antiguos amigos o antiguos alumnos?
Lucía Ramos: Pues yo creo que francamente está muy bien,
recuerdas viejos tiempos y te vienen a la memoria cosas que creías olvidadas.
Antonio Garrido: Pues mira, te digo la verdad. Mis antiguos compañeros de un colegio en el que estaba jamás tuve relación con ellos, y cuando
empecé a salir en la televisión y a ser conocido me llamaron todos para la
reunión de fin de curso. Evidentemente, no fui.
Ana María Polvorosa: Pues para mi son iniciativas geniales.
De hecho a mi me gustaría reunirme con todas mis amigas de hace muchos años,
que al final pues cada una va tirando por su camino, cada una vamos haciendo
nuestras carreras, yo voy tirando por mi lado… Pero sí, estos rencuentros de
amigos lejanos y que hace tiempo que no ves me parecen maravillosos.
La trama de la
película es postapocalíptica. ¿Cómo te imaginas el fin del mundo?
Lucía Ramos: Yo prefiero no imaginármele, de verdad, porque
soy muy hipocondríaca… (Risas) y si me lo imagino ya no puedo vivir bien, ni
vivir a gusto. Prefiero no imaginármelo, prefiero que no exista, y si existirá
espero que sea dentro de mucho, mucho tiempo.
Antonio Garrido: ¡Ostras! (Risas) Pues... como un apagón, que de
repente saltan los plomos y ¡adiós!.
Ana María Polvorosa: ¡Qué no se va a acabar el mundo,
hombre! (Risas) Bueno, esperemos que no, ¿y si se acabará qué? ¿Qué hacemos?
¿Si nos acabamos todos, no? Yo no me quiero quedar sola (Risas)… Pues a mi me
gustaría mucho que existiera el cielo e irnos todos allí con los angelitos, con
las nubes, a un sitio muy bonito…
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