Tras un combate encarnizado
contra una tortuga demoníaca, cinco justicieros conocidos como “TABAC FORCE”
reciben la orden de ir a un retiro espiritual para reforzar la cohesión de su
grupo que no deja de deteriorarse. La estancia transcurre de maravilla hasta
que Lézardin, emperador del mal, decide aniquilar el planeta Tierra…
Quentin Dupieux nos presenta
aquí su nueva marcianada (connotación del término en curso) con la que
construye una extravagante parodia de las películas de superhéroes. En este
caso, con referentes muy claros a la mítica serie Power Rangers, tanto
en el vestuario de sus héroes, como en sus limitaciones de guion, sus sombras
argumentales, y también en la manufactura de sus enemigos. El relato no puede
tener otro calificativo que iconoclasta, con un continuo salto de géneros que
nos lleva de esta parodia obvia a un derroche de surrealismo cuando, en el
retiro espiritual que se indica en la sinopsis, cada uno de los protagonistas
intenta narrar una historia de miedo que trata de superar a su predecesora.
Aquí es donde tenemos los momentos más locos, pero también más disfrutables de
la película. La única manera de visionarla es dejarte llevar.
Con todas las letras, “Fumer fait tousser” es una apología de lo impredecible. Sin embargo, no me puedo quitar la sensación de que es una idea (la central, la del esqueleto argumental) que no daba para más que un mediometraje, o un cómic, y la otra cara que vertebra el relato surge como excusa, que funciona en mayor o menor medida, pero que no deja de ser un impostado. Es este tipo de guiones que me encantaría saber cuál ha sido el proceso de creación: dónde estuvo el huevo y dónde la gallina, y luego como hizo la tortilla y a dónde mandó a la gallina. El valor viene de la racionalización de lo que ha hecho, porque en un primer acercamiento la sensación que se me queda es de estupor, aunque al romperte los esquemas produce risa nerviosa, lo que por definición es una de las formas de comedia. Mi puntuación: 5 sobre 10. “Fumar provoca tos” se estrena mañana viernes 8 de septiembre.
Crítica de Héctor Izquierdo.
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