Cuatro historias, cuatro personajes y un punto en común: la
violencia. Dahai (Jiang Wu) es un sindicalista que no está de acuerdo
con el reparto de la riqueza en su región. Xiao Yu (Zhao Tao) es una
recepcionista que vive enfrascada en una relación abocada al desastre.
Zhou San (Wang Baoqiang) es un ratero que no duda en recurrir a la
fuerza letal para dar sus golpes. Xiao Hui (Luo Lanshan) es un joven que
busca un sitio dentro del mundo laboral.
Jia Zhang-ke escribe y
dirige “Un toque de violencia”, una co-producción china, japonesa y
francesa. La película tuvo una buena acogida en el Festival de Cannes,
donde recibió el premio al mejor guión en el año 2013. El ritmo
narrativo por el que opta es muy pausado, hasta los momentos en que
repentinamente se convierte en una oleada de violencia desbocada que
resulta bastante gráfica. Pero por debajo de esta visión tan cruda
subyace una crítica hacia el país en el que se ambienta la totalidad de
la cinta, la República Popular China se muestra como un lugar que ha
perdido todos sus valores tanto morales como económicos donde su
población no tiene nada con lo que prosperar. El sistema heredado de la
Revolución se desmorona y ya nada tiene importancia, la gente se mata
por las calles sin que parezca provocar mucha alteración en la sociedad.
Lejos de las grandes ciudades abundan los trabajos precarios, el
tráfico de mercancía robada y la prostitución, todo ello fomentado por
las clases dominantes herederas de los gobiernos provinciales corruptos.
Las estatuas de Mao están desgastadas y solo forman parte del paisajes
como aquellas de Buda, el país actual no es el que se estableciese en el
año 1949.
Las cuatro historias que se suceden por bloques a lo
largo de la cinta tienen una relación muy superficial y de hecho podrían
considerarse casi independientes entre sí. El primer segmento de la
cinta es el más impactante porque acumula las mayores dosis de violencia
y de dureza contra el orden social, a partir de este planteamiento la
trama solo refuerza diferentes factores que llevarán a desenlaces
mortales dentro del caos que denuncia. Ahonda en la presión a la que el
pueblo llano se ve obligado a soportar en los puestos de trabajo, así
como la falta de empleo y la dureza de este que sufren debido al
sobreexceso de población que tiene el país. Además, el desprecio hacia
las mujeres que recoge es enorme, donde no son más que una moneda de
cambio o un objeto para pasar un buen rato sin importar las
consecuencias. Y la impunidad con la que se comenten delitos y crímenes
es repugnante, nadie está a salvo y cuanto más elevado sea el puesto del
infractor más fomentará esa conducta a su alrededor. Mi
valoración: 5 sobre 10. “Un toque de
violencia” se estrena en las salas españolas hoy viernes 25 de julio.
Crítica de Sergio Cardete.
viernes, 25 de julio de 2014
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