Sara Taylor (Michelle Monaghan), una fotorreportera que
perdió la vista en Irak, se ve obligada a participar en un macabro juego del
gato y el ratón con dos hombres que no se detendrán ante nada hasta conseguir
lo que quieren: una fortuna en forma de diamantes robados ocultos en alguna
parte del ático de Sara.
La película de Joseph Ruben (“Asalto al tren del dinero” o
“El buen hijo”) se sitúa un poco por encima en cuanto a calidad de la típica tele-movie
para después de comer, si no fuera por el buen hacer del director y un par de
detalles técnicos. Se me antoja esta cinta como una revisión de la patria “Los
ojos de Julia”, pero con elementos más sencillos que descansan en una historia
de venganza en la que alguien que no tiene nada que ver acaba entrando en el
juego. El conflicto universal de la persona que está en el momento menos
adecuado en el lugar menos adecuado, agravado esto por la situación personal de
la protagonista: su ceguera. El héroe anónimo, que tendrá que preservar su vida
a toda costa, está encarnada por una regular Michelle Monaghan, que no despunta
pero que tampoco desentona y que defiende su papel, mitad sugestivo por el
regalo de interpretar a una invidente, mitad comercial por ejercer de
prefabricada musa del thriller de terror más ordinario.
Michael Keaton, actor y también productor de la cinta, da
vida a la otra cara de la moneda, al antagonista que pondrá en verdaderos
aprietos a la protagonista. El ex “Batman” y ex “Beetlejuice” realiza una
interpretación contenida, pero no puede evitar tener ciertos ticks del prototípico
malo “gato en mano”, con el que de hecho tiene una especie de broma particular
el guionista. La sencillez de su propuesta, como se ha dicho, viene dada
sobretodo en la economía de localizaciones, ya que la casa de Sara es
prácticamente el único decorado utilizado en la película. Esto contribuye a
crear una sensación de desasosiego en el espectador, que asiste al ejercicio de
impotencia de la protagonista que se ve encerrada en su propia casa: el ver
como sus dos captores no tienen ni la necesidad de maniatarla ni amordazarla es
una de las metáforas sobre el argumento más brillantes del film. Mi puntuación: 5,5 sobre 10.
“Atrapada en la oscuridad” se estrena el 6 de septiembre en las salas de toda
España.
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