La serie “Dexter” está a punto de alcanzar el ecuador de su
declarada última pieza. Después de otras temporadas donde Dexter ha descubierto
un espejo de sí mismo (la primera), un compañero con el que se identificaba y
con el que podía tener cierta amistad (la tercera), el precio a pagar por ser
quien es (cuarta), entroncarse con el tema de la religión (la sexta), en esta le
tenemos formando una familia. Pero no una familia como la que le bridaban la
malograda Rita, y sus hijos Astor y Cody, sino una familia más natural.
“Dexter” se había convertido en esta última temporada en “Dexter
y Debra”. Es decir, teníamos una serie centrada absolutamente en la relación
entre estos dos hermanos, que en este punto parecían más distanciados que
nunca. Los demás personajes poco importaban. Por ello, se introdujo una nueva
incorporación que revolucionaría la vida de nuestro protagonista: la doctora
Evelyn Vogel aparecía informándonos de que ella había sido junto a Harry, el
que había enseñado el código a Dexter cuando este fuera un niño, y ahora
requería de su ayuda para librarse del acoso de un psicópata. Esta era
claramente una excusa, ya que esa trama ha acabado muriendo rápidamente y lo
que verdaderamente importaba era tener a Dexter enfrentándose a una especie de
figura materna, que más tarde acabaría afectando también a Debra. En el cuarto
o quinto capítulo de esta temporada Debra, después de haber intentado acabar
con todo y arrebatar la vida tanto de su hermano como la suya propia, para
posteriormente entender que no se puede librar de su linaje sanguíneo, comenta:
“La familia que mata unida…”. La expresión lo dice todo respecto a la intención
de la ficción, ya que los guionistas parecen haber creado una suerte de familia
vinculada por la psicopatía.
Alrededor de Dexter, el psicópata oficial y sobre el que
pivotan todos los conflictos, tenemos ahora a su hermana que ya participa de su
demencia como buenamente puede, a una mentora/cuasimadre que acaba de aparecer
y que se ha revelado que le enseñó el código que rige sus actividades, y por
último a un adolescente que parece seguir los pasos de Dexter y que este ha
aceptado bajo su tutela y protección. Por si no fuera de poco, el cliffhanger
del capítulo seis nos anticipa la aparición de Hannah McKay, por lo que la
familia psicópata feliz tendrá que lidiar con los problemas que les puedan dar
la otra facción de la serie: Batista, Matthews o Quinn –Masuka es un elemento
aparte, siempre alivio cómico de la serie, ahora con una trama propia que le
sitúa como sorprendente padre que no sabemos donde acabará-. Porque suponemos
que en algún momento saltará la liebre y uno de estos personajes se dará cuenta
de todo el entramado de falsedades y asesinatos que todos estos personajes
portan en su haber. ¿Qué nos queda esperar en esta recta final de la serie? ¿Aceptará
Debra a Hannah como lo ha hecho con Dexter? ¿Descubrirá alguien el juego entre
Dexter y su particular becario? Y la más importante de todo… ¿Qué final nos
tienen reservado para Dexter Morgan?
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