TVE dejó de emitir hace algo más de una semana sus capítulos
de la serie “Águila Roja”, sabiendo que tiene unos cuantos más en la recámara
dispuestos a ofrecerles casi con seguridad en el próximo curso catódico. Este
recurso se está utilizando cada vez más en las cadenas españolas – el caso de “Aída”
y Telecinco es el más exagerado – y dicen muy poco del respeto de las cadenas
por sus ficciones. En este caso, se entiende un poco más ya que somos
conocedores del coste que ha tenido esta serie después de los recortes en la
entidad pública, y no quieren malgastar su buque insignia en una época donde el
consumo televisivo decae abruptamente.
La serie, en este corte tan aleatorio, no deja nada en alto
como cabría esperar de un final de temporada en condiciones. Nos encontramos
con que la Marquesa (Myriam Gallego) ha desaparecido porque se quiere alejar de
Palacio hasta que de a luz y así proteger al que cree futuro rey de las
Españas; así mismo, el Comisario (Francis Lorenzo) la busca imperiosamente ya
que unos nuevos marqueses de Santillana (los ya anunciados Carlos Areces y
Loles León) han hecho aparición disputándole el derecho de todas sus
pertenencias y su legado en el marquesado. En cuanto a la trama romántica central
sembrada hace ya tanto tiempo, parecía que iban a ser capaces de dar un pasito
en el momento en que Gonzalo (David Janer) declarara su amor por Margarita
(Inma Cuesta), pero solo fue una falsa alarma y nos encontramos de nuevo en el
mismo punto en el que ha deambulado esta relación en toda la serie. Por otro
lado, ha hecho ya una intervención con algo más de enjundia el personaje de
Julia Gutiérrez Caba, rescatando a Alonso (Guillermo Campra) de una posible
muerte, y no diseminándose en secuencias de treinta segundos cada capítulo,
como venía haciéndolo hasta ahora.
Las tramas de esta temporada han seguido mezclando las
aventuras, el drama y el romance, y las intrigas palaciegas con el mismo punto
de inverosimilitud pero de aceptable espectacularidad que nos vienen ofreciendo
desde que los guionistas y creadores se hicieron conscientes de las virtudes de
su apuesta. En estos capítulos hemos visto una de las versiones más oscuras de
Satur (que en los últimos capítulos ha visto algo limitada su función de alivio
cómico por ello), hemos recuperado a Juan (la trama de la muerte de su nueva
mujer así lo atestigua), y hemos comprobado que hay personajes a los que les es
muy difícil sacarles trama como pueden ser sobre todo Cipri (Santiago Molero), Irene
(Elisa Mouliaá), últimamente Catalina (Pepa Aniorte) o Mariana (Mónica Cruz).
Aunque esta última, en el punto en que es capturada por el Comisario al
intentar huir de la villa, ha cobrado algo de importancia. En los episodios
venideros, se nos antoja como interesante ver qué nuevo papel cobrará la
Marquesa cuando averigüe todo lo que está pasando en “su” palacio, y que
consecuencias traerá el que tenga en su vientre o fuera de él al que puede ser
el futuro rey de las Españas.
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