Tras un fatídico accidente de coche, un brillante
neurocirujano (Álex Brendemühl) es sometido a una serie de pruebas que le
revelan que tiene cáncer y que necesita un trasplante de médula. Para
sobrevivir, tendrá que pedir ayuda a sus padres. La respuesta de sus progenitores
le revelará una historia oculta en un pasado de silencio y de misterio. En su
búsqueda, el protagonista descubre que, durante la Guerra Civil, un grupo de
niños nació con un extraño y desconocido mal: eran insensibles al dolor físico.
He de confesar que siento predilección por el género de
terror que se sustenta en un elemento real y al que podemos categorizar como
posible. Por eso me gustan tanto películas como pueden ser “La cara oculta” o
“Secuestrados”. No soy muy fan del terror sobrenatural o de ciencias
paranormales. Por ello, esta es una película que he disfrutado mucho, al margen
de que otra vez se vuelva a bucear en el tema de la Guerra Civil, tan exprimido
por las generaciones de cineastas nacionales, pero giros de tuerca como el de
esta trama yo creo que pueden suponer una excepción aceptable siempre y cuando
no se vuelva algo tan habitual como lo que nos tienen acostumbrados. Esta es
una historia cruda, terrible y espeluznante, de una enfermedad real en la que
los que la sufren son incapaces de sentir dolor en términos físicos, por lo que
son un peligro tanto para el resto de la gente como para sí mismos. En estos
términos, tenemos a un grupo de chiquillos en la Guerra Civil que son
internados en un centro aislándolos totalmente de la sociedad, al mismo tiempo
que en paralelo vemos la investigación de un hombre (Álex Brendemühl) que
necesita encontrar a sus padres para que una donación de médula le de una
posibilidad de salvarle la vida, y donde varias tramas convergirán.
En esta apuesta, encontramos que sorprendentemente uno de
los puntos flacos del film son algunas interpretaciones: llanas (como la de
Álex Brendemühl), alguna realmente floja (la del doctor de la institución), y
otra que sorprendentemente se acomoda en cuanto a la dicción del personaje aunque
su performance sea notable (Juan Diego). El reparto lo completan nombres
conocidos como el de Bea Segura, Félix Gómez o Irene Montalá. Por otro lado, es
sugerente ver tratar con maestría la evolución de uno de los chicos con tal
enfermedad, revelándonos una historia terrible y fascinante al mismo tiempo en
el que el joven empieza a vincular el dolor asociado a los hombres, y el “placer”
(o lo contrario al dolor) con las mujeres, que es lo que condicionará todas las
decisiones que empiece a tomar a partir de ese momento, por lo cual al final no
se le puede culpar por el hombre o el ser en el que se ha convertido, y que tan
atroces comportamientos tiene. Con una realización y unos tonos sombríos, la
película y los personajes se encuentran siempre entre penumbras, entre las
sombras de unas vidas que nunca verán completamente la luz, ya que para ellos
la Guerra Civil no fue ni siquiera lo peor de esa etapa. Mi puntuación: 7 sobre
10. “Insensibles” se estrena el 14 de junio en las pantallas españolas.
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