“Person of Interest” acaba su segunda temporada con éxito,
haciendo evidente que su argumento original ha creado otro personaje más con el
que poder jugar, y demostrando que con solo cuatro personajes regulares son
capaces de crear una intriga con una intensidad más que notable y ser un
producto original que la hacen tener vida propia respecto a otras series
procedimentales de corte policial. Porque como tal, “Person of Interest” nació
como una serie procedimental como lo puede ser “El Mentalista” o los numerosos “CSI”
que copan la televisión americana. Sin embargo, esta introducía una
peculiaridad: los protagonistas no debían encontrar al criminal después del
crimen, sino antes, en un giro que ya pudimos atisbar en la serie “Edición
Anterior”.
Esta segunda temporada, además de seguir ofreciéndonos casos
que intentaban hacer original el procedimiento curioso de la máquina para darles
los números de seguridad social de sus potenciales víctimas, se ha profundizado
mucho más en la trama de Recursos Humanos, dando tramas tanto a Fusco (Kevin
Chapman) como a Carter (Taraji P.Henson), y tocando tangencialmente al
personaje de Elias (Enrico Colantoni); además de incidir en todas las facciones
que hay detrás de hacerse con el poder de la máquina para uno u otro propósito.
En este disponer, se han creado personajes secundarios más o menos presentes a
lo largo de la temporada (algo que casi no había pasado en la primera temporada
a excepción de Elias) que incluyen a Root (Amy Acker), Donnelly (Brennan Brown),
Shaw (Sarah Sashi), Leon (Ken Leung) e incluso en los flashbacks Nathan Ingram (Brett
Cullen) o Grace (Carrie Preston). Lo especial de esta serie es que gracias a su
argumento central han conseguido crear un nuevo personaje, que no es otro que
la máquina como tal, ya que como se ha dicho en los últimos episodios, ni es
tan solo una máquina ni tampoco una vida sino algo intermedio. Y en esta diatriba
y en las revelaciones de las posibilidades que ofrece este invento no tan lejos
de la ciencia moderna han conseguido un halo de misterio que funciona como un
personaje más, tal y como pasara con la isla en “Lost”, también de J.J.Abrams.
El personaje humano que más juego ha dado ha sido sin duda
Harold Finch (Michael Emerson), al que cada vez vemos con más aristas y con un
pasado más atractivo; si de John Reese (Jim Caviziel) fue la primera temporada,
esta ha sido la de nuestro adorado multimillionario. Carter, ha sido el nexo de
unión constante entre nuestros dos protagonistas reales y la peculiar facción
policial en la que se apoyan, depositando cada vez más una fe ciega en el
proceder de Reese y Finch, e incluso viendo que ese apoyo la trae graves
consecuencias como la muerte de Beecher. En cuanto a Fusco, en la primera mitad
de temporada ejerció como alivio cómico junto a Bear, el perro de Finch y
Harold, pero en esta segunda mitad hemos podido ver como su pasado de policía
corrupto volvía para perseguirle con más fuerza que nunca, haciendo que esté en
la cuerda floja; por otro lado, se le echó en falta en la recta final de
temporada, desaparecido por completo. Entre mis momentos preferidos de la
temporada se encuentran ese par de episodios a mitad de temporada en los que
Reese es detenido y analizado como posible “hombre del traje” y la resolución
brutal de esa trama. ¿Qué nos deparará la máquina en la tercera temporada? ¿Qué
planes tiene esta al tomar las riendas de su protección? ¿Cómo conseguirán
volver a hacer que les de números de irrelevantes amenazas? ¿Cómo se librará
Fusco de Recursos Humanos?
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